El Villarreal CF ha pasado en apenas dos semanas de estar en lo más alto a preocuparse por su presente y su futuro. Todavía es pronto para alarmarse y tomar decisiones drásticas, pero las tres jornadas consecutivas que el submarino acumula sin ganar en Liga evidencian que algo no va bien en el equipo. El plantel ha sumado un punto de los últimos nueve, el juego no es al que el cuadro amarillo tiene acostumbrados a los suyos y las lesiones no están respetando a la plantilla.

Desde que lograra hacerse con el liderato hace tres semanas pese a la derrota contra el Levante, el conjunto de la Plana Baixa no levanta cabeza. Tanto en el partido contra el cuadro granota como días después contra el Celta de Vigo se demostró que el equipo no está fino y, si a ello se le suman dos expulsiones -una por partido-, el conjunto carbura menos todavía.

Sin lugar a dudas las lesiones están condicionando sobremanera el desarrollo de la temporada. Muchos jugadores han caído lesionados y tienen miedo a recaer, otros siguen en la enfermería porque sus procesos de recuperación son largos, y un nutrido grupo de futbolistas no acaban de estar al cien por ciento de sus posibilidades. Esa actitud, que debería mejorar, hace que el Villarreal se muestre tedioso en muchos partidos y que el juego no sea tan vistoso como en anteriores temporadas. El equipo no ha estado al completo en toda la temporada y el equipo lo está acusando.

Las lesiones han afectado prácticamente a todas las parcelas en el Villarreal pero, sobre todo, a la delantera, donde Roberto Soldado se ha quedado solo en este arranque liguero en la mayoría de los partidos. No acaba de estar demasiado cómodo tampoco el delantero valenciano, a quien le falta la confianza que dan los goles para sentirse en un buen momento. De hecho, el Villarreal es, de los equipos de la zona alta de la tabla, de los que menos goles a favor lleva en nueve jornadas, con un total de 13, y en el partido contra Las Palmas no tiró a puerta en ninguna ocasión. Es el segundo que menos lanza a puerta de la Liga.

A diferencia de otros años que parecía que el Villarreal de Marcelino jugaba de cabeza, este año parece que sus futbolistas no tienen un esquema claro de juego. A los delanteros les cuesta arrancar, pero es que desde el centro del campo tampoco se inician jugadas de verdadero peligro y tampoco llegan demasiados balones en condiciones para sentenciar un partido.

Dos expulsiones en dos jugadas inocentes condicionaron los partidos ante Levante y Celta, que acabaron con derrota para el Villarreal. Siempre que ha jugado con diez este año ha acabado perdiendo ya que no logra sobreponerse y reestructurar su juego, por eso hay que trabajar para que la situación no se repita.