?Si la leyenda y los documentos conocidos hasta ahora atribuían a Sant Jordi el triunfo de los guerreros de Jaume I sobre ejército musulmán, numéricamente muy superior, en la trascendental batalla del Puig, en 1237, el último trabajo del investigador Julio Badenes obligará a reescribir la historia. Según este experto, la Crónica Latina de Jaume I, escrita en 1313 por el dominico Pere Marsili, relata que cuando las huestes del Conqueridor se preparaban para atacar a los musulmanes, visitaron un lugar de culto que ya existía en la zona, dedicado a Santa María del Puig, y a ella se encomendaron. Por ello, el propio Jaume I atribuyó a la que ya era patrona del lugar el triunfo en la gesta, que fue clave para la toma posterior de València.

Según el trabajo de Badenes, que acaba de darse a conocer parcialmente en la publicación Món Medieval, esta referencia es un siglo anterior a los documentos que se referían a la incidencia de Sant Jordi en la batalla -"aparece por primera vez en la crónica de San Juan de la Peña de finales del XIV", dice-. En concreto, la Crónica Latina narra que "al amanecer, los soldados -de Bernat Guillem d'Entença-, antes de la batalla, recibieron la eucaristía y se encomendaron a Dios y a la beatísima Virgen, patrona del lugar, que ya llevaba su nombre, humilde y devotamente". Además, recoge una cita del propio Jaume I en la que afirma que "Dios omnipotente nos bendijo a todos, en el lugar dedicado a su madre, a la que nos encomendamos y ganamos milagrosamente la batalla contra el rey de Valencia".

De ahí que pasados unos meses, cuando el ánimo del ejército cristiano comenzó a flaquear y algunos planeaban abandonar el castillo de la Patà, Jaume I convocó al Consell y a sus caballeros, los llevó al pequeño templo donde en ese momento se veneraba a Santa María del Puig -el lugar donde está la actual iglesia- y realizó ante la imagen su famoso juramento, que recogen la Crónica Latina y el Llibre dels Fets, y que se ha reproducido posteriormente en algunos cuadros, como el que se conserva en la Basílica de la Virgen, de principios del siglo XX.

Con todo, la influencia que el Conqueridor atribuye en sus triunfos a la Virgen del Puig no se refiere sólo a ese capítulo. Según el trabajo, del estudio de la Crónica Latina se desprende que la devoción de Jaume I a esa advocación llegó a ser tal que, en la misma mañana que las tropas se dirigían a conquistar definitivamente la ciudad de València, "entraron sucesivamente a la iglesia de la Beata siempre Virgen, edificada en el Puig, y se encomendaron el Rey y ellos mismos a los favores y la ayuda divina de la Virgen".

El hecho de que en la primera visita la Crònica se refiera al "lugar" donde se rendía culto a la Virgen del Puig y posteriormente utilice el término "iglesia" puede entenderse, según Badenes, como que en ese tiempo probablemente el propio Jaume I ordenó acondicionar mejor el espacio o incluso construir otro de mayor entidad como muestra de gratitud.

La importancia que el experto Badenes atribuye a la Crónica Latina de Jaume I se basa en que, por la proximidad histórica entre el momento en que fue escrita y los hechpos que cuenta "está narrando la historia real, no se refiere a una leyenda o a una tradición popular". Pero además hay otro elemento que es decisivo. Según el trabajo del investigador del Puig, el propio autor de la Crónica, el dominico Pere Marsili, "entregó su obra a Jaume II -nieto el Conqueridor- en 1314, en el convento de predicadores de Valencia". Éste era, por tradición familiar, un gran devoto de la Virgen del Puig y "a ella se encomendó en momentos difíciles de su vida". Además, "con toda seguridad", en más de una ocasión había oído a su padre y a su abuelo narrar la batalla. Por ello, cuando el dominico le dió a leer la Crónica, "su hubiera detectado que mentía respecto a la Mare de Déu del Puig, no habría permitido que esta obra latina viera la luz sin ser previamente corregida". l. sena el puig