Benidoleig vive en una montaña rusa de cambios políticos. Tras tres meses largos en el cargo, la alcaldesa, María Dolores Ern, presentó ayer su dimisión. Ella la definió como «cese provisional». Los cuatro ediles que la acompañaban en el gobierno también se resignan a pasar a la oposición. La moción de censura que les dio el poder y desbancó de la alcaldía a José Vicente Pons, del Bloc, puso a prueba los cambios legales contra el transfuguismo. Una juez de Alicante decretó el pasado 24 de marzo su suspensión cautelar. Aunque el gobierno local, formado por ediles expulsados del PSPV y el PP, recurrió el auto de la magistrada, era cuestión de tiempo que dimitieran. Lo hicieron ayer. Pero a regañadientes. Bloc-Compromís recupera una alcaldía convulsa. Los nacionalistas tienen cuatro ediles frente a los cinco de los firmantes del voto de censura, relegados ahora de nuevo a la oposición. La gobernabilidad será difícil.

Mientras el juzgado resuelve si el voto de censura fue legal (la expulsión de dos ediles del PSPV impedía el cambio de gobierno), todo vuelve en Benidoleig al principio.

La alcaldesa dimisionaria lamentó ayer que, «aunque nosotros cinco representamos la mayoría de la voluntad ciudadana, parece ser que los intereses de los grandes partidos políticos a ojos de la justicia han de prevalecer sobre los intereses de la ciudadanía».

María Dolores Ern recordó que de los cinco ediles, dos concurrieron como independientes con el PSPV y el PP. Respeto a ella y a José Soliveres, un histórico socialista de Benidoleig, asegura que «no les consta la expulsión con carácter efectivo» de las filas del PSPV. Sostuvo que no se les ha abierto ningún expediente disciplinario ni se les ha dado posibilidad de alegar y defenderse. «La ley parece que ha dado más importancia a los partidos que a las personas», insistió.

La ya exalcaldesa recalcó que no están de acuerdo con la suspensión cautelar de la moción de censura, pero «nos parece más oportuno y sensato acatar esta decisión hasta la resolución definitiva del pleito, dado que nos mueve el interés general y no el personal».

Ern aseveró que tanto ella como sus ediles en «su vuelta provisional a la oposición» realizarán frente al gobierno de Bloc-Compromís una labor «razonable, crítica y constructiva».

Además, repasó sus tres meses de gobierno y destacó que se ha implantado el wifi en el pueblo, se ha revisado el gasto de teléfono y el consumo eléctrico y se ha atendido a los vecinos «sin tener en cuenta el horario» y sin cobrar esas horas. Hizo hincapié en que su gobierno ha aprobado el presupuesto a principio de año «y no al final» y ha organizado charlas y cursos para ayudar a los desempleados. «Nos hemos dedicado a trabajar para todo el pueblo con honradez, sinceridad y sin presentar gastos», resumió la exmunícipe.