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Ayora paraliza la ampliación de la macrogranja de cerdos

El ayuntamiento suspende las licencias de obras para instalaciones de grandes explotaciones

Ayora paraliza la ampliación de la macrogranja de cerdos

El proyecto de la macrogranja de cerdos de Ayora y Alpera ha sufrido un revés que podría provocar su paralización: el Ayuntamiento de Ayora ha suspendido las licencias de obras para instalaciones de grandes explotaciones ganaderas -como la porcina en cuestión-, lo que evitaría que se pudieran realizar los trabajos necesarios para ampliar la infraestructura ya existente para que pueda albergar un total de 28.800 cerdos.

Esta medida, que fue aprobada por unanimidad por el pleno de Ayora a raíz de una moción presentada por Izquierda Unida, seguirá vigente «mientras se tramita una Modificación del Plan General de Ordenación Urbana para una mejor ordenación de usos del suelo», según indica el acuerdo adoptado por el plenario. Fuentes del consistorio advirtieron ayer que este proceso podría alargarse en el tiempo, con lo que podría frenar por completo el proyecto de la macrogranja porcina, que se encontraba todavía pendiente de recibir el informe favorable o negativo de la Autorización Ambiental Integrada (AAI) por parte de la Conselleria de Medio Ambiente. Así, aún obteniendo esta declaración de impacto ambiental, la compañía no dispondría de los permisos municipales para realizar las obras necesarias para ampliar sus instalaciones.

De momento, 7.200 ejemplares

Las mismas fuentes del consistorio insistieron en que la compañía agropecuaria mantiene su licencia de actividad -de lo que no es competente el ayuntamiento-, con lo que podrá seguir trabajando en sus actuales instalaciones.

Actualmente, la granja cuenta con una unidad de 7.200 cerdos en Ayora, pero el proyecto -que provocó el recelo y las quejas de vecinos del municipio, otros pueblos de la comarca del Valle e incluso de Castilla-La Mancha, como es el caso de la vecina Alpera- pretendía reunir hasta 28.800 animales en cuatro unidades distintas, de las que tres estarían ubicadas en Ayora y otra en Alpera, con lo que se estima que crearía alrededor de una quincena de empleos.

Los opositores al proyecto criticaban, entre otros aspectos, la posible sobreexplotación de los acuíferos y recursos hídricos de la zona, la contaminación por culpa de los purines o los malos olores que provocaría la presencia de la macrogranja en la zona.

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