Un joven de 26 años con obesidad mórbida, que pesa 239 kilos, reclama ser sometido a una operación que le permita perder peso en el Hospital de Manises, centro que afirma que no le ha niega la intervención, aunque considera que aún no cumple los criterios quirúrgicos y le conmina a seguir una dieta.

Rafael Garcès, que llegó a pesar cerca de 300 kilos, asegura que para poder ser sometido a una cirugía bariátrica llegó a perder más de 50 kilos hasta quedarse en 246 y le colocaron un balón gástrico para ayudarle a adelgazar algunos kilos más y pudo llegar a los 239, aunque debe alcanzar los 220.

«No puedo más con esta situación, me siento en la cama llorando y diciendo que no puedo más», afirma Rafael Garcés, quien asegura que está «enfermo» y la ansiedad que sufre no le permite llevar como debería las dietas pautadas en el hospital.

Garcés reside en Segorbe (Alto Palancia) pero señala que optó por ir al Hospital de Manises porque allí las listas de espera para una intervención son menores que en la sanidad pública, que llegan a los tres o cuatro años, y su cuerpo «está agotado. No puedo trabajar y me cuesta andar».

Desde el centro hospitalario han informado de que el paciente no cumple todavía los criterios quirúrgicos y que, en caso contrario, «se pondría en riesgo su salud».

Añaden que ha tenido una asistencia médica global desde la Unidad de Obesidad y Cirugía Bariátrica del Departamento de Salud de Manises, formada por un equipo multidisciplinar.

Cabe recordar que este verano un joven de Turis con 385 kilos tuvo que ser reingresado en el Hospital de Manises tras haber sido trasladado a su domicilio en un camión de mudanzas y con la cama del hospital, dado que no había ninguna camilla que aguantara el peso de su cuerpo.

La familia denunció que el Hospital de Manises no le ha atendido bien alegando falta de personal y de medios para asistir a Teo. Por su parte, desde el centro señalaron que la atención al paciente «en todo momento ha sido la adecuada a sus necesidades».