Ondara no se echa atrás con el molino. El pleno ha aprobado por unanimidad seguir adelante con la adquisición del Molí Coví, del siglo XVIII y una de las joyas del patrimonio hidráulico de la Marina Alta. Hace algo más de un año se dio luz verde a la compra. El precio, de 21.000 euros, se mantiene ahora. Eso sí, la parcela ha adelgazado. Medía 6.839 metros cuadrados de suelo no urbanizable agrícola (campos de naranjos). Pero, tras el deslinde que se ha efectuado con la Confederación Hidrográfica del Xúquer y la Diputación de Alicante, se ha quedado en 4.831 m2. Sin embargo, lo importante es salvar el molino (también conocido como Molí Cabrera y Molí de Pepe Tono), restaurarlo y hacerlo visitable.
Lleva un siglo criando telarañas. El viejo molino mantiene tres muelas y parte de su antigua maquinaria. Se halla en la partida Vinyals, que está repleta de acequias. El Molí Coví es un vestigio del patrimonio hidráulico de la ribera del río Girona, donde funcionaron hasta el siglo XIX 16 molinos, construidos los primeros en plena edad media.
El aprovechamiento ancestral de la fuerza del agua había quedado orillado por otros «monumentos» que no ofrecen una imagen tan amable del Girona. El arco del antiguo puente de Beniarbeig que se llevó la riada de 2007 o la fallida presa d'Isbert revelan un río indómito. Los molinos transforman esa furia en energía civilizadora.
