El Ayuntamiento de Chiva ha aprobado renunciar a su adhesión al contrato de la Mancomunidad Hoya de Buñol - Chiva con la empresa de recogida Serproanimal, afincada en Vinarós. La decisión llega solo un mes después de la última polémica sobre su gestión, cuando Lila, una perra de Calicanto, salió de casa y terminó recogida por esta empresa, donde murió sin dar más respuestas a la familia, tal como informó Levante-EMV. «Que llevara chip y terminara en una perrera fue demoledor, la gota que colmó el vaso», explicó la concejala de Bienestar Animal, Cristina Suárez.

Así las cosas, el pasado martes el pleno de Chiva aprobó por unanimidad salirse del contrato mancomunado con Serproanimal tras varias semanas de trabajo y múltiples informes de la Policía Local de Chiva «por incumplimiento del servicio». Según la concejala Suárez (Podemos Chiva, integrado en Compromís y Más), espera que el resto de ayuntamientos sigan su ejemplo y abandonen un servicio que se presta «sin ninguna ética». «Hemos presentado una moción a la mancomunidad que han admitido someter a estudio para investigar las acciones de esta empresa [Serproanimal]», señaló la edil.

De hecho, criticó que la mancomunidad, presidida por el socialista Miguel Esteban Tórtola, alcalde de Yátova, quiera mantener el contrato durante seis meses más. Una vez termine, Suárez les presentará un pliego redactado por la Coordinadora Animal con criterios éticos y de protección y bienestar animal para que únicamente puedan presentarse protectoras y no perreras al concurso. «La responsabilidad es nuestra y no por quitar a los animales de la calle se quita el problema; hay que darles una segunda oportunidad con dinero público, y no utilizar esos fondos para matarlos», explicó la concejala.

Según adelantó en el pleno, Suárez está en negociaciones con la protectora valenciana Modepran. Si todo va bien, hoy se entregará toda la documentación y se contratará este servicio que, además, es más económico que el anterior. Según señaló Suárez, 700 euros al mes además de un control semanal con fotografía de los animales recogidos para poder difundir sus imágenes y encontrar propietarios.

«Hay que ser valientes y reconocer que hay que actualizarse, es una obligación de los ayuntamientos para evitar negocios poco éticos, recoger para matar en vez de fomentar su adopción», dijo Suárez en el pleno del martes.

Un mes y medio sin saber qué le sucedió a Lila

La familia de Lila, la perra perdida en Calicanto que murió cuando fue recogida por Serproanimal, sigue sin saber nada de qué sucedió con su perra y su cuerpo, ya que esta empresa nunca lo devolvió a su familia. El hijo de la familia, Quique Vidal, sigue sin poder ponerse en contacto con la empresa porque le bloqueó para que no pudiera llamarle tras la campaña de difusión en redes sociales que llevó a cabo para denunciar lo sucedido a su perra Lila.