Chiva no se da por rendida en su rechazo a la instalación de un gran parque fotovoltaico a los pies de la Sierra y modificará sus normas subsidiarias para frenar la proliferación de estos parques en este término municipal si no se respeta el entorno, que cuenta con un 92,7% de su territorio como suelo no urbanizable.

La empresa Flack Renewables ha comprado 420 hectáreas para instalar placas fotovoltaicas a un kilómetro del paraje municipal, lo que ha desatado el rechazo unánime del pleno municipal. La multinacional cuenta con el visto bueno del Ministerio de Transición Ecológica y la conselleria. En el proceso, el ayuntamiento está «desprotegido», como señaló el alcalde, Emilio Morales, a este diario, porque no cuenta la opinión municipal. Sin embargo, la multinacional todavía no ha solicitado la licencia todavía, por lo que si las normas subsidiarias se modifican antes de que lo haga, tal vez el permiso les sea denegado por incumplir las nuevas cláusulas establecidas.

La concejalía de Urbanismo que dirige Manu Clemente (EU), ha encontrado una forma de frenar esta instalación energética y las próximas que puedan pensar en instalarse aquí. Se ha abierto un proceso de participación ciudadana para que sea el municipio quien decida qué factores tener en cuenta para que una nueva instalación pueda acceder el suelo no urbanizable del municipio.

Se trata de «ordenar intensidades y compatibilidades de los distintos usos permisibles en suelo no urbanizable en función de distintos factores», como el tipo de actividad a implantar y su impacto urbanístico, lumínico, sonoro, medioambiental y de ocupación del territorio. Además, se tendrá en cuenta las características propias del paisaje y la degradación del entorno rural y su contaminación. También se estudiará la sensibilidad de hábitats naturales concretos, la movilidad y estructura viaria de caminos rurales o la proximidad al Parque Natural Municipal de la Sierra de Chiva, además de valorar la necesidad de implantación de la actividad en suelo no urbanizable.