Juan Antonio Blay, Madrid

corresponsal

A última hora de la tarde del 23 de febrero de 1981 un caza Mirage perteneciente al Ala 11 de Combate del Ejército del Aire, con base en Manises, estuvo en disposición de despegar con la misión de destruir una columna de tanques que pretendía ocupar la instalación aérea por orden del teniente general Jaime Milans del Bosch, el militar golpista que ese día se sumó a la intentona ordenando el «estado de guerra» en la III Región Militar bajo su mando.

El Mirage permaneció en pista con los motores encendidos durante un buen tiempo a la espera de recibir la orden de emprender el vuelo. Iba armado con todo su potencial de fuego, especialmente con misiles aire-tierra del tipo Exocet. Un segundo aparato Mirage perteneciente a la misma unidad, igualmente equipado con todo su armamento, también estuvo preparado para actuar. Así lo relató ayer a este periódico Alberto Oliart, quien aquel día era ministro de Sanidad y Seguridad Social y posteriormente fue responsable de la cartera de Defensa en el siguiente Gobierno presidido por Leopoldo Calvo Sotelo. «Recuerdo perfectamente la conversación que mantuve después del 23-F con el coronel que dirigía la base militar de Manises el día del intento del golpe de Estado», dijo Oliart.

Según el relato del ex ministro de Defensa, el coronel jefe del Ala 11 de Combate de Manises fue conminado aquella tarde por Milans del Bosch para que los efectivos militares de su unidad, especialmente los cazas, se pusiesen a su disposición. «Ante esta petición el coronel le respondió que en aquellas circunstancias las únicas órdenes que estaba dispuesto a obedecer eran las del jefe del Estado Mayor del Ejército del Aire», explicó Oliart. «Momentos después de la esa conversación el coronel fue informado por el servicio de vigilancia que había dispuesto en torno a la instalación militar que una columna de tanques, integrada por varias unidades, se dirigía hacia la base aérea con intención de ocuparla. El coronel -continúa el relato de Oliart- me explicó que a continuación se puso en contacto con el jefe del Estado Mayor de Milans, el coronel Ibáñez Inglés».«Y fue en ese momento cuando el responsable de la base aérea le explicó la situación al ayudante de Milans. Le dijo: "Tengo un Mirage en pista con los motores encendidos y armado con misiles aire-tierra. En el caso de que los tanques que vienen a la base no den media vuelta y se retiren ordeno que despegue para atacarles. Y tengo también otro caza Mirage preparado en pista por si hace falta", insistió el coronel a Ibáñez Inglés». Según explica Oliart aquella actuación fue determinante ya que los tanques desistieron en su avance hacia la base aérea y tomaron otra dirección. Mientras se mantuvo el despliegue militar por las calles de Valencia la base aérea se mantuvo al margen de las órdenes dictadas por Milans.