­Fue un discurso exquisito en las formas, pero claro y duro en el fondo. En un tono bajo que denota las dificultades por las que está pasando para intentar renovar su liderazgo, el secretario general del PSPV, Jorge Alarte, aprovechó para repartir culpas por la grave crisis del socialismo valenciano -«la gestión es de todos»,dijo - y reivindicó, con gesto incluido a la figura de Ángel Luna, su férrea lucha contra la corrupción, en una crítica velada a los críticos del PSPV, empezando por Ximo Puig, que han cuestionado parte de su labor en ese asunto.

Alarte, que ante Elena Valenciano sacó pecho y aseguró que llegaría al Consell si mañana hubiera elecciones, no obstante, se mantuvo firme. «He dado la cara y la he puesto todos los días para que me la rompieran. Cuando las cosas van de cara todo es más fácil, pero cuando todo va mal siempre es más difícil. Eso se llama valores y socialismo valenciano», aseguró el secretario general del PSPV que, con ese discurso, se enfrentaba a una votación clave para avalar o rechazar su gestión. «Os voy a escuchar y luego hacemos lo que vosotros queráis. Lo que decidáis estará bien», trasladó a los 555 delegados, 526 con derecho a voto.

Alarte, en unos 35 minutos de intervención en los que alternó castellano y el valenciano, destacó que ha cumplido los tres objetivos que se fijó en su mandato. El primero pasaba por desplegar una oposición «dura y fuerte» contra el PP por la corrupción, que Alarte definió como el «tendón de Aquiles» de los populares. «No sólo era denunciar la indecencia de unos cuantos o la falta de ética de los dirigentes del PP sino que teníamos el objetivo de romper estructuras poderosas que servían para financiar actos, para facilitar el enriquecimiento de muchos y afianzar el clientelismo que sufrimos a diario. Queríamos que Camps se fuera a su casa», subrayó Jorge Alarte.

Ahogó el discurso del agua del PP

El secretario general del PSPV, como segundo objetivo, defendió que su mandato intentaba recuperar ante los ciudadanos la autonomía de las politicas del socialismo valenciano, una estrategia en la que enmarcó, por ejemplo, su defensa del Tajo-Segura . «El PP ya no se atreve a decir aquello de agua para todos», proclamó Alarte en un guiño directo a los delegados de Alicante, o la negativa a la instalación del almacén nuclear en Zarra. «Necesitábamos que los 5 millones de valencianos vieran que somos los defensores de sus intereses», apuntó. Y reivindicó su propuesta para luchar contra la crisis y promover la creación empleo. Al tiempo, en un pasaje que a nadie pasó desapercibido porque suponía realizar una propuesta de futuro, se comprometió a impulsar que la próxima elección de secretario general se realice por sufragio entre la militancia. Fue su gesto a Mata.

Alarte advirtió a los delegados que el PSPV se enfrenta a un congreso «decisivo» para el «futuro» del proyecto «en los próximos diez años», con lo que metió presión a los delegados y advirtió, de forma implícita, sobre las consecuencias que puede tener que la formación se enfrasque en una nueva batalla interna.

«Lo ha dicho la vicesecretaria general y todo el mundo: este es un congreso decisivo para nuestro futuro. Tenemos que superar el pesimismo y ganar el optimismo», aseveró Alarte. Y repitió que, de celebrarse elecciones mañana, casi seguro presidiría el Consell. Al cierre de esta edición, el debate de la gestión seguía con la sensación de que, pese a todo, el secretario general no sería capaz de sacarlo adelante.