Hace tres años Benimàmet vivió un sueño: conseguir la segregación de Valencia para volver a ser un pueblo independiente. Pero no pudo ser. El 1 de diciembre de 2009 el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) dijo no a la segregación de Benimàmet al considerar que la petición no contaba con el suficiente apoyo vecinal, ni existía separación física con el caso urbano de la capital ni disponía de los medios necesarios para poder subsistir con garantías de bienestar para los ciudadanos. Y así, de un plumazo, la aventura iniciada por una plataforma ciudadana de 500 socios se esfumó sin mayor trascendencia tras una lucha que duró 13 años y que dividió a la población entre el sí y el no.

La comisión promotora del nuevo municipio de Benimàmet se constituyó en 1996 «cansada» de la falta de inversiones del Ayuntamiento de Valencia en la pedanía. Y empezó a recoger firmas. Cinco años después (en 2001) registraron 4.879 rúbricas ante notario cifra que, según el colectivo, permitía a la localidad conseguir la independencia. Es más, para salvar la oposición frontal del Ayuntamiento de Valencia estaban dispuestos, incluso, a renunciar tanto a la Feria de Muestras como al Velódromo Luis Puig. Y ni con esas.

El Consell Jurídic Consultiu realizó un informe al respecto en el que advertía de que Benimàmet no constituía «un núcleo de población diferenciado». La Generalitat Valenciana falló en contra de la segregación apoyándose en este informe. Por ello, la comisión ciudadana acudió entonces al TSJ convencida de que los tribunales les darían la razón. Pero no fue así. En todo el proceso la comisión ciudadana invirtió 24.000 euros y contó con el mismo abogado que consiguió la segregación de San Antonio de Benagéber , Loriguilla y Domeño.

En la sentencia del TSJ el fallo rechaza la separación, principalmente, porque no se había «probado» que la mayoría de los vecinos apoyaran la segregación. Y es que la ley exige que haya una mayoría como punto clave, y la sentencia refleja que la comisión solo presentó 4.620 firmas de una población mayor de edad de 10.464 personas. En total, en el barrio estaban censadas 12.556 vecinos en 2009. Hoy son 13.247, según datos del Anuario a 1 de enero de 2011.

La ilusión de Port de Sagunt sigue viva

El Camp de Morvedre carece de entidades locales menores pero, precisamente, la creación de una de ellas es la última meta que se fijaron hace meses los segregacionistas del Port de Sagunt, despúes de que la Generalitat haya rechazado hasta en dos ocasiones sus propuestas separatistas. Así lo reclamó su grupo municipal como condición para volver a pactar con el PP y de ese modo evitar que el gobierno esté en minoría. La propuesta, sin embargo, cayó en saco roto. Lo más que ofreció el alcalde Alfredo Castelló fue la creación de una comisión para estudiarlo. Esta oferta fue rechazada por Segregación Porteña (SP) al entender que solo era una maniobra dilatoria, pero en el argumentario de SP la idea de aspirar a una Entidad Local Menor, como paso previo a su soñada independencia, sigue viva. m. arribas sagunt

Los fondos propios permiten la autofinanciación

La Xara ha marcado la pauta en la Marina Alta. El 12 de abril de 1994 se convirtió en Entidad Local Menor de Dénia. Abrió un camino que luego siguieron Jesús Pobre, que también depende de Dénia, y la Llosa de Camatxo, que es una entidad de ámbito territorial inferior al municipio de Alcalalí. Estos dos «pueblos» dieron ese paso hacia una mayor autonomía en 1996. Pero la Xara, que cuenta con 1.500 habitantes (más que numerosos pueblos de la comarca), siguió reclamando competencias. Incluso inició un procedimiento para segresarse de Dénia y convertirse en municipio. En 2010, al aprobarse la nueva Ley de Régimen Local, esa pretensión quedó frustrada. Esa norma marcaba dos condiciones. Para ser pueblo, la Xara debía tener como mínimo 2.000 habitantes y estar a 5 kilómetros en línea recta del municipio del que se independizaba.

Y ahora, cuando las entidades locales de la Marina Alta incluso acariciaban la posibilidad de convertirse en pueblos, llega la medida de suprimirlas. La identidad de estas tres entidades es incuestionable. Un ejemplo es que ahora que se han cerrado urgencias en los centros de salud Jesús Pobre y la Llosa han clamado contra los recortes mientras que los ayuntamientos de los que dependen, ambos gobernados por el PP, no han movido un dedo. Los vecinos de Jesús Pobre acudían a las urgencias, ahora eliminadas de Gata, y los de la Llosa a las también cerradas de Pedreguer.

Estas tres entidades se resisten a perder sus competencias. Suprimir las entidades locales menores «no tiene en Jesús Pobre ningún tipo de justificación económica», sostenía hace unos días el alcalde Javier Scotto, del PSPV. «Los integrantes de la junta vecinal no recibimos retribución y prestamos un servicio público desinteresado». Tanto Jesús Pobre como la Xara cuentan con informes económicos que concluyen que son viables financieramente y sus fondos propios les dan para sufragarse. De hecho, nunca han pedido créditos.

Jesús Pobre, con algo más de 500 habitantes, lleva años reafirmando su idiosincrasia de núcleo vinculado al mundo rural y con un gran atractivo turístico. La mayor parte de su término está dentro del PORN del Montgó.

Mientras, la Llosa de Camatxo, con unos 60 habitantes, está equidistante de Alcalalí y Pedreguer. En 2003 inauguró su nuevo ayuntamiento. Las dos entidades locales menores de Dénia siempre se han sentido ninguneadas por su ayuntamiento «madre».

Las reticencias a entregarles los padrones de lo que se recauda de los impuestos de sus vecinos hizo sospechar que estos núcleos aportan mucho más de lo que reciben. Además, desde la Xara se ha criticado que los PGOU de Dénia han tratado a estas entidades como «la periferia». La Xara ha acogido aquellas instalaciones que Dénia quería lejos, como la depuradora o la planta de tratamiento de basura.

Las juntas vecinales se han hecho fuertes en los últimos años. Jesús Pobre impulsó su declaración como entidad menor con el lema de «volem ser poble». Está claro que caminaban hacía una mayor autonomía e incluso hacia la segregación.