El presunto yihadista detenido a primera hora de la mañana de ayer en su domicilio de Benetússer, Nour Eddine, de 45 años, hacía las veces de iman de la mezquita local desde hace un par de meses, después de que el iman de Benetússer decidiera abandonar este municipio y mudarse a Alemania. El arrestado, a quien la Brigada central de Información de la Policía Nacional acusa de haberse radicalizado y de llamar a la yihad a través de internet, apoyando los atentados del Estado Islámico (EI) y las matanzas de occidentales, coincidió en esa mezquita con otro musulmán de Benetússer, marroquí como él y de nombre Samir, a quien la Guardia Civil investigaba desde que se supo que había viajado a Siria para combatir en las filas del EI.

Al parecer, no existía una «gran relación» entre ambos, más allá de que frecuentaban la misma mezquita, pero fuentes de la lucha antiterrorista afirman que Nour Eddine asumió dirigir el rezo de los viernes, el más importante para los musulmanes, coincidiendo con la noticia de la muerte en Siria de Samir y la marcha a Alemania del iman que dirigía las oraciones hasta ese momento.

La intervención policial, que se suma a otra llevada a cabo también ayer por los Mossos d´Esquadra en Barcelona y que se saldó con dos detenidos, se desarrolló desde las cinco de la madrugada hasta la una de la tarde. Numerosos agentes irrumpieron en el domicilio, ubicado en el número 2 de la calle Madrid de Benetússer, cuando se encontraban en el interior Nour Eddine, su esposa y sus tres hijos, el mayor de ellos de 12 años.

«No dejaba salir sola a su mujer»

La detención del presunto yihadista en el barrio Los Grupos de Benetússer causó conmoción entre los vecinos del lugar, quienes coincidían en mostrar su extrañeza ante la posibilidad de que alguien tan próximo a ellos pudiera estar captando combatientes para el Estado Islámico. «Es un hombre educado que pasaba desapercibido y que estaba perfectamente integrado en el barrio», aseguraba Germán, vecino de su finca, donde Nour Eddine vivía desde hacía catorce años con su mujer y sus tres hijos menores de edad.

«Siempre iba con sus gafas y con una carpetita de un lado para otro, a veces daba incluso pena verlo», apuntaba Pepe. Respecto a su forma de vestir todos aseguran que daba la sensación de ser un europeo más (de hecho estaba nacionalizado español) y jamás lo vieron con túnica o ropas que denotaran sus orígenes árabes.

Aunque lo que sí que remarcan sus vecinos es que, al contrario que él, su mujer solía vestir totalmemente tapada con el niqab. «Iba con pañuelo y túnica hasta los tobillos», indicaba Manolo. Además, no la dejaba salir sola de casa. «Iban siempre juntos, la mujer no iba sola ni a por los chiquillos. Incluso tendían la ropa juntos», apuntaba Angela, otra vecina.

A las 12.30 horas del mediodía, tras finalizar el minucioso registro domiciliario en la vivienda del detenido, en la calle Madrid de Benetússer, el presunto yihadista fue sacado por los policías con el rostro tapado. Sus vecinos, los que hasta ese momento se habían mostrado sorprendidos por su detención, exigían a gritos que se le viera la cara mientras lo insultaban.

Los agentes registraron su ordenador y su teléfono móvil desde los que, según el Ministerio del Interior, llevaba realizando labores de proselitismo y captación, con el envío de vídeos y otros archivos, desde hacía varios meses.