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Análisis: Corredor Mediterráneo, al ritmo del 'trenet'

1.500 empresarios han exigido hoy al Gobierno celeridad y compromiso con una infraestructura esperada desde hace años

El Palacio de Congresos de Barcelona ha sido hoy escenario -están convocados 1.500 empresarios-, lo mismo que hace un año lo fue Ifema en Madrid, de la gran reivindicación anual en la que los patronos del Arco Mediterráneo, coordinados por la Asociación Valenciana de Empresarios, recuerdan al Gobierno la urgencia que tiene el eje Algeciras-Portbou, de contar con un corredor ferroviario para mercancías y personas. Un eje que desatasque la tan cacareada España radial -todo pasa por Madrid- para apostar por la circular. Han pasado ya más de veinte años desde que se comenzara a hablar del proyecto -mucho antes incluso de la reunión de Murcia donde se aprobó la construcción del AVE con Madrid, que sigue sin llegar a Elche y Murcia-, y todavía nadie se atreve a dar una fecha para que se cumpla ese viejo sueño de poder llegar a Barcelona en tres horas o en una desde Alicante a València.

Ni el Gobierno del PSOE en su día, ni el del PP después (crisis económica de por medio), le pusieron las ganas suficientes y hoy solo se puede decir que el tema ha avanzado gracias al empeño de los Vicente Boluda (Grupo Boluda), Juan Roig (Mercadona) o Federico Félix (Grupo SADA), entre otros, que sacrifican tiempo y dinero para lograr el objetivo de convertir la Comunidad Valenciana en una región más competitiva en el conjunto de un eje donde reside un 50% de la población de España y representa el 50% del PIB estatal.

Alicante lleva, junto a la vecina València, décadas ya reclamando un soterramiento ferroviario que en el caso de la capital de la provincia se metió en el cajón en 2010 y de allí no ha salido. Algo que tuvo, además, una derivada dramática, como es haber convertido el aeropuerto, uno de los más modernos del Mediterráneo, en una isla aislada de su entorno geográfico más inmediato porque ni el PP primero, ni el PSOE ahora, lo tienen en su agenda de proyectos prioritarios. En la Comunidad no hay votos que decidan gobiernos y eso se nota, desgraciadamente, cada día más, año tras año.

Y como ejemplo el AVE vasco. Comenzó a construirse en 2006 tras el acuerdo de financiación firmado entre Fomento y el Gobierno vasco con un presupuesto de 4.200 millones de euros, del que el ejecutivo del PNV asumió el 40%. Con la crisis, el proyecto también se atascó, pero el año pasado recibió un gran impulso del PP (de nada le serviría meses después cuando se planteó la moción de censura a Rajoy), mientras las vías siguen sin soterrarse en Alicante. El AVE vasco tiene ya trece tramos finalizados, diecinueve en ejecución, cinco adjudicados y siete pendientes, entre ellos los accesos soterrados a las tres capitales.

En Alicante, el soterramiento y la estación intermodal, sobre todo esta infraestructura, están pendientes de una operación urbanística de la que se viene hablando desde los tiempos de Díaz Alperi en la Alcaldía (sic), cuando el anterior edil quería, incluso, plantar un hotel de cinco estrellas en la plaza de la Estrella.

Alicante continúa en el furgón de cola de las infraestructuras ferroviarias y, por mucho que el ministro Íñigo De la Serna demostrara formas exquisitas y voluntad de diálogo, y su sucesor, José Luis Ábalos lo intente, casi sin tiempo, día a día se demuestra que la provincia sigue sin aparecer en las agendas de los diferentes gobiernos centrales, sean del color que sean. Los proyectos pendientes lo confirman.

El AVE llegó en el verano de 2013 y es cierto, incluso, que estuvo a punto de pararse, pero también es cierto que lo hizo como lo hizo, a una especie de apeadero de latón que sigue sin terminar, como lo demuestra la falta de la estación intermodal y su conexión con el resto de la provincia. Seguimos sin un enlace ferroviario rápido con el aeropuerto, tampoco con Benidorm y las Marinas (tren de la costa), ni hacia Villena con la recuperación de la red de Cercanías -el mes que viene arrancará según el ministro-, que estaba prevista, ésta última, para cuando llegara el AVE hace ya cinco años, o la electrificación de la red de trenes que conectan Alicante con Murcia.

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