De los servicios a la gran industria. Nadie es inmune al impacto del coronavirus en la economía de la Comunitat Valenciana, que en un principio perjudicó sobre todo a las empresas vinculadas al turismo. Ford anunció ayer que cerrará la fábrica de automóviles que posee en Almussafes durante una semana, desde hoy lunes, con el fin de prevenir la expansión del virus. La empresa toma esta decisión después de que en las últimas 24 horas se hayan confirmado tres contagios en sus instalaciones y tras la declaración del estado de alarma por parte del Gobierno de Pedro Sánchez.

La factoría, no obstante, ya tenía programado de antemano parar la producción de coches tres días esta semana, de miércoles a viernes, coincidiendo con la semana de Fallas, según explicó la dirección, quien ahora, «ante la situación actual del Covid-19 ha decidido cerrar durante la semana completa del 16 de marzo».

Ford, que ya ha identificado y aislado a todos los empleados que han tenido contacto cercano con los trabajadores afectados, estudiará si es necesario adoptar medidas adicionales al cierre de la planta en una reunión que mantendrá hoy mismo con los sindicatos y que también estaba convocada de antemano. Precisamente UGT, mayoritario en el comité de empresa, ya solicitó la semana pasada que se estudiara parar la planta de forma preventiva ante la expansión del coronavirus.

Está por ver si la suspensión de la actividad se vinculará exclusivamente a la necesidad de frenar la extensión interna del virus (en Almussafes trabajan más de 7.0000 personas) y durará una o dos semanas o si, por el contrario, la parada se prolongará más ya en este caso por el impacto del coronavirus en la caída de las ventas de automóviles.

De un modo u otro, el cierre de la fábrica llega en un momento delicado para la fábrica de Almussafes, que está inmersa en la negociación de un expediente de regulación de empleo por el que pretende despedir a 410 trabajadores tras la caída de la demanda que ha castigado sobre todo a tres de los cinco vehículos que produce en la Comunitat. Según la empresa, el nuevo contexto del mercado obliga a rebajar otra vez la producción de vehículos diaria en otras cien unidades hasta los 1.640 coches. La bajada ya no es coyuntural sino estructural.

El ERE ha sido un duro revés para una plantilla que desde finales de 2018 había encadenado cuatro expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) en producción de vehículos. Estas medidas de flexibilidad, aceptadas por los sindicatos, han sido insuficientes para frenar los despidos en una fábrica que ya estuvo parada en el pasado. En crisis como la de 2008, hubo meses en los que solo fabricó 5 de los 30 días por el desplome de las ventas. Entonces, como sucederá ahora, las dificultades también se extendieron a las empresas auxiliares implantadas en el parque de proveedores de Almussafes.

Ford no es la única empresa de automoción española que sufre por el impacto de la doble emergencia sanitaria y económica del Covid-19. El viernes Nissan anunció paradas de producción en la Zona Franca de Barcelona ante la falta de suministros por el coronavirus. Las restricciones al tráfico de mercancías en varios países dificultó la llegada de piezas. La empresa canceló la actividad en dos líneas de producción.

En España las ventas de coches han caído casi un 5% en 2019; Reino Unido encadena tres años a la baja y Alemana redujo su producción un 9% en 2019 para quedarse con las peores cifras desde el año 1997.

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