Una de las múltiples consecuencias de la crisis del coronavirus se ve en el caos de vuelos de avión cancelados y reprogramados, que obligan a muchos viajeros a protagonizar odiseas para poder volver a casa. Y más si el país de destino es uno de los focos grandes de contagio, como sucede en España. Esa peripecia ha vivido el valenciano Sergio Calabuig para regresar a Barcelona, donde reside, desde Sidney. Después de seis meses de estudio en Australia junto a una amiga, le anularon un vuelo a Filipinas, destinación que quería visitar antes de volver a España. Pero no sería la única sorpresa.
“Pude obtener un trayecto Sídney-Doha-Barcelona, pero a punto de embarcar nos separaron a todos los españoles. Una chica que también regresaba tenía a su padre enfermo de cáncer. Nos informaron que el enlace Doha-Barcelona quedaba anulado”. La situación entrañaba cierta tensión ya que el visado de Sergio expiraba en ese día, 19 de marzo. “Subimos a las oficinas de Qatar Airways y nos encontraron la solución sin coste añadido”, aunque en ese mismo vuelo, lleno de gente que volvía con urgencia a sus países, hubo pasajes por los que se pagaron hasta tres mil euros.
Finalmente, se ofreció la solución de volar ese mismo día de Sídney a Doha, de Doha a Londres y tras una corta escala, a Barcelona. De 24 horas de horario inicial se pasaron a 36 finales, un desfase asumible, tal y como reconoce Sergio, que valora la gran utilidad y los consejos de los grupos de redes sociales de españoles residentes en otros países .
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