Las instrucciones gubernamentales, las recomendaciones de los alcaldes y los controles de la Guardia Civil han surtido efecto y la normalidad se ha instaurado en las comarcas del interior, con los pequeños pueblos cuya media de edad supera los 60 años, ha dejado de recibir a vecinos con segundas residencias y visitantes temporales. Así lo confirman tres alcaldes de municipios turísticos y con gran afluencia de gente.

En el caso de Morella, su primer edil, Rhamsés Ripollés, remite al fin de semana anterior, el del 14 y 15 de marzo, para hablar de personas que decidieron cambiar la ciudad por su pueblo. Fue antes de entrar en vigor las restricciones duras del Estado de Alarma, pero desde entonces todo se ha normalizado y solo quedan allí los residentes fijos. Lo mismo en Chulilla: fue hace una semana cuando se notó el incremento de población de los «veraneantes», quienes aprovecharon la cuarentena para mudarse allí.

Sin embargo, desde que llegaron, «han respetado el confinamiento, como todos, y apenas salen, más que a comprar a primera hora», señala el alcalde, Vicente Polo. «Sí que vimos a algún despistado la semana pasada, pese a que ya no había nada abierto aquí, pero al no haber aún controles en carretera pudieron llegar aquí», lamenta. En Chelva tampoco se han visto nuevos habitantes este fin de semana, «tampoco el anterior», señala el alcalde David Cañigueral.

En el Rincón de Ademuz, Protección Civil da parte de que la Guardia Civil ha disuadido a cualquiera que hubiera querido saltarse el confinamiento, por lo que la normalidad ha reinado durante el fin de semana en el Rincón.