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El jabalí callejero se resiste al "cap i casal"

Las características geográficas de València aún no han propiciado la llegada de vertebrados impropios de la ciudad durante el confinamiento

El jabalí callejero se resiste al "cap i casal"

Un mes después de empezar el estado de alarma y el confinamiento general, la ciudad de València no ha registrado aún una de las imágenes que pasarán a la particular historia de la anomalía: animales salvajes, propios en todo caso de la fauna de los alrededores que aprovechan la inactividad para acercarse cautelosamente y aparecer donde menos se les espera. Jabalíes, venados,... ni siquiera la cabra montés que, en mayo de 2018, brujuleó por la calle San Vicente, chocó con autobús y fue perseguida a base de llamadas telefónicas hasta ser capturada en un comercio de Sedaví.

No son pocas las hipótesis que relatan que, en caso de extinción humana, los vertebrados, hervíboros y carnívoros, se enseñorearían de la ciudad mientras a través de sus rendijas la vegetación pasaría a convertirse en bosque con el paso de los años. València tiene una configuración complicada para que se repitan imágenes como las de Torrent, con su pareja de jabalíes campando a sus anchas. La ciudad está rodeada de un cinturón de autovías con muros y medianas y, además, está en el centro de una planicie de huerta, lejos de montañas y cerros. Ni siquiera los palmípedos del Parque de Cabecera han abandonado su zona de seguridad.

¿Por donde y qué tipo de animales podrían sorprender el día menos pensado? «La vía de entrada más factible podía ser el Parque Natural del Turia», asegura Rubén Bueno, director técnico de Lokimica. «Es el canal que comunica con zonas de bosque, como la Vallesa. Es una zona tranquila, y ahora más, sin corredores ni ciclistas, que podrían acabar por bajar hasta la ciudad». Anfibios, lagomorfos, reptiles y vertebrados son habituales en la zona. Tanto es así que en el Plan Sur no es difícil encontrar colonias de conejos muy cerca del Parque de Cabecera, así como culebras de gran tamaño. Por esta vía podría darse el caso de que, el día menos pensado, apareciera un asustadizo zorro o una gineta por el Paseo de la Petxina o incluso algún jabalí. Para que los de Torrent, que procedían por lógica de los montes del Vedat, llegaran al 'cap i casal' precisarían de una travesía larga, con sus peligros «pero podrían llegar a aparecer por la falta de personas y, por consiguiente, de sus indicadores de peligro». Las vías del tren del sur ?por donde fue vista la cabra montesa? sería otro de los canales de posible penetración.

La aparición de ofidios en las casas o garajes es sinónimo de susto monumental. Y aún sin confinamiento, los servicios de emergencias reciben ocasionalmente llamadas de particulares que se han encontrado con alguna de ellas, llegadas desde zonas de huerta tras haber sobrevivido a los habituales atropellos. Afortunadamente, la práctica totalidad de ellas suelen ser culebras inofensivas o que precisan una mordedura muy profunda para inocular algo de veneno.

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