El número de desplazamientos entre localidades se ha reducido drásticamente debido a la pandemia de la Covid-19. Los pocos que se realizan, por motivos justificados, con el vehículo privado. La ciudadanía suele identificar el transporte público, pese a las medidas de prevención y desinfección implantadas, como un posible foco de contagios por su masificación. Las estadísticas no engañan a nadie: el volumen de usuarios de la red de Cercanías de Renfe se ha desplomado un 90 %.
Este servicio de transporte se nutre, principalmente, de estudiantes y trabajadores. También hay un nivel importante de desplazamientos de la Ribera y otras comarcas a la capital por motivos de ocio. Casi todos ellos han quedado descartados durante el ya largo Estado de Alarma.
Durante los primeros días de alerta sanitaria, Renfe estimaba en un 75 % la caída de viajeros en el servicio de ferrocarril. La cifra oscila, en estos momentos, entre el 88 y el 90 %, según las mismas fuentes. Se calcula que, de media, usan los trenes de Cercanías alrededor de 5.000 personas. Antes de la pandemia, la cifra superaba con creces los 55.000 usuarios diarios. Durante estas últimas semanas se han llegado a observar trenes con dos o tres usuarios, aunque algunos han circulado, incluso, completamente vacíos.
Pese a las circunstancias, el servicio ha funcionado de manera ininterrumpida desde las seis de la mañana hasta las diez y media de la noche. Además, el número de convoyes activos ha aumentado de manera progresiva en las últimas semanas para adaptarse a las nuevas necesidades de los usuarios, muchos de los cuales volverán a trabajar paulatinamente. Según Renfe, la cifra crecerá en base a la demanda.
En ese sentido, hace algo más de medio mes circulaban en toda la provincia unos 122 trenes al día. En estos momentos son 201. De éstos, 53 lo hacen por la línea C1 (29 en hora punta) y otros 59, por la C2 (33 en las franjas de más concurrencia), cubriendo las necesidades de transporte de los vecinos de la comarca.
A dos metros
Aunque se trata de un servicio reducido, Renfe sostiene que la última modificación de horarios (llevada a cabo la semana pasada) busca reforzar los servicios en horas punta para garantizar el cumplimiento de los ratios recomendados de distanciamiento entre viajeros. En ese sentido, la operadora ferroviaria recuerda que se desaconseja viajar «salvo por razones inaplazables o de extrema necesidad».
Los pocos que lo hacen deben hacer uso de unas normas que cada vez son más familiares entre la población: ponerse una mascarillas y mantener una distancia de dos metros de separación con otros usuarios. Como en muchos otros ámbitos, se ha reforzado la higiene y desinfección con labores que se suman a las que ya se realizaban habitualmente para garantizar que, pese al descenso de viajeros, el riesgo de contagio por coronavirus se reduzca al máximo.
