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"La seguridad es lo primero y hay que aceptarlo, pero es duro para los niños"

Padres y madres aceptan con resignación el cierre y solo esperan que no haya otro confinamiento

Otro elemento infantil de una zona de juegos. f. calabuig

La zona de juegos infantiles es un espacio esencial para los niños de un determinado segmento de edad. Y también para los padres y madres, que encuentran motivos para estimular y agotar a los niños de cara sobre todo al último tramo del día. Después del horario de guarderías y primarias, se convierten en hormigueros. Que ahora quedarán nuevamente enmudecidos hasta nueva orden para evitar un contacto humano que traiga consigo contagios. «Mientras no nos vuelvan a meter en casa...». Es uno de los pensamientos más comunes en los progenitores que ayer acudían, por penúltima vez, a esos espacios de juego antes de que, hasta nueva orden, queden precintados. El sentimiento general es de resignación, pero también de que los niños lo pasaron mal en el confinamiento y necesitan, por lo menos, un poco de libertad de movimientos. Que las cuatro paredes durante la primavera se hicieron largas y duras. El hecho de que los jardines permanezcan abiertos a todos los efectos, es la tabla a la que se aferran. Rosa, por ejemplo, bajaba con dos chiquillos y reconocía que «en el confinamiento estaban casi como enjaulados. No les vino nada bien». Y lo que ahora lamenta es que «estaban volviendo a un comportamiento más o menos parecido al de antes de que pasara todo esto. Espero que esto no se pague. Si, por lo menos, podemos seguir saliendo a la calle, espero que no lo noten tanto. Simplemente es no compartir espacios. Si así ocurre, lo daremos por bien empleado». Pero se impone un Plan B. «Seguiremos bajando al río y haremos otras cosas. Cogeremos ranas en el estanque, que hay muchas. Pasear, jugar al balón...» O la bicicleta «o el monopatín... que sigan libres, porque el jardín es grande». Son las opciones en las que pensaba Julia para su parejita. Lo que no acaba de entender son las razones del cierre. Por no quedar claras. «No lo entiendo mucho porque lo que me gustaría es tener una lógica. Y una lógica científica. Si me dicen el porqué, basándose en este o aquel argumento. Me importa más saber por qué se producen los contagios, qué se puede hacer para evitarlo... si me dan las causas, lo aceptas. Si no, la verdad es que acabas sin entender por qué se hacen unas cosas y por qué otras no».

Pero con resignación. Carlos acudió ayer por la tarde pensando que era su última sesión de leonera y se encontró con que aún le queda la jornada de hoy. «La seguridad es lo primero y si han pensado que es para evitar contagios, pues hay que aceptarlo. Pero es duro para ellos. Después de tanto tiempo encerrados, empezando el cole, pasando tiempo en casa... el aire libre les viene bien y lo del parque es un mazazo para ellos». Parque que apenas ha durado tres meses. «Cuando volvió a bajar en junio... pobrecito. Se subía por las paredes. Quieren correr, quieren jugar... veremos qué hacemos por las tardes. Bueno, están los jardines. Y a correr. Pero, claro, no es lo mismo». Y, eso sí, cruzando los dedos: «el confinamiento se les hizo muy largo y a veces pienso que si vuelven a cerrar colegios puede ser muy duro para todos. Que nuestra conciliación no es fácil. Esta medida es menos de lo que puede llegar a ocurrir». Beatriz aprovechaba una de las últimas oportunidades para grabar a su hija subiendo por primera vez la pista americana. Además es profesora de secundaria. «Lo entiendo. Si no hay más remedio... lo importante es la salud de la ciudadanía». «Nunca sobran las medidas que se consideren oportunas. Desde la mascarilla a cualquier otra medida. Y si es necesario cerrar los parques, estoy de acuerdo como madre y como docente». «Los niños incluso los más pequeños, entienden la realidad que vivimos. Les hablas del virus malo que hay circulando. Creen que la policía va por la calle porque están persiguiendo el virus... aceptan la realidad». Y apunta enseñanzas para el futuro: «La mascarilla ya es habitual, el tema higiénico nunca estará de más... lo único que siento es que esto impide la relación entre ellos. En estas edades, la socialización es básica». Los padres, definitivamente, se resignan e incluso creen, como Emiliano, que «igual viene bien por prevención. Por evitar cosas peores que puedan venir. No me parece mal. Como medida preventiva y empezando ahora el colegio. Quizá si todos nos hubiésemos cuidado antes...». En definitiva, imaginación. «Habrá que hacer otras cosas por las tarde».

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