Tras cinco presupuestos aprobados de forma consecutiva, alguno con más tensión de la esperada, como el de 2018 cuando el Botànic se vio obligado a echar mano en el trámite parlamentario del apoyo de cuatro diputados que se habían marchado meses antes de Ciudadanos, las cuentas de 2021 van a volver a poner a prueba la cohesión del pacto gobernante. No atraviesa el mejor momento el tripartito y como aseguraba en estas páginas la vicepresidenta, Mónica Oltra, en una entrevista el pasado domingo, la dinámica entre los dos socios principales, PSPV y Compromís, no tiene nada que ver con la de hace dos años, y menos con la que mantenían hace cinco, en los orígenes del primer Botànic. En el debate presupuestario de este año hay un partido, Ciudadanos, que aspira a tener un papel relevante y otro, el PSPV, que está dispuesto a que la formación que lidera Toni Cantó se sienta tan cómoda que acabe apoyando las cuentas del Botànic igual que ocurrió (también lo hizo el PP) con el pacto de reconstrucción en las Corts a principios de agosto. Pero el equilibrio no será sencillo. Los socios del Botànic van a tratar de estirar hacia la esencia botánica a los socialistas.
El grupo parlamentario Compromís incluso se fija como una de las prioridades del trimestre que se abre en las Corts, una vez concluya el debate de Política General, hacer lo posible para alejar a los socialistas de Ciudadanos, partido al que identifican con los recortes y en posiciones neoliberales contrarias al fortalecimiento de los servicios públicos, por lo que la coalición valencianista quiere frenar las aspiraciones de Cantó de tener un papel relevante en la negociación de los presupuestos, algo a lo que sí está dispuesto el PSPV. «El gran reto del próximo curso será el fortalecimiento de los servicios públicos a través de los presupuestos», responde el síndic de Compromís, Fran Ferri. «Para hacer frente de la mejor forma posible a los efectos de esta pandemia hay que frenar las aspiraciones de algunos grupos de derechas como Ciudadanos que quieren recortes de más de 3.000 millones» en las cuentas de la Generalitat, añade Ferri, lo que resulta claramante incompatible con el espíritu del Botànic y también con la intención del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, de aprobar unas cuentas expansivas.
En ese pulso se van a encontrar los dos socios principales del Consell. O esencia botánica o pacto de reconstrucción, el consenso de todos los grupos menos Vox para la salida de la crisis . Preguntado por las prioridades del próximo trimestre, el síndic socialista, Manolo Mata, responde que pasan por llevar «hasta su última expresión el pacto de reconstrucción» y señala que, por tanto, «el presupuesto debe estar vinculado a las medidas botánicas y a dicho pacto», matiza. «Es necesario centrarse en la eficacia y eficiencia de los servicios públicos para que nadie se quede atrás: sanidad, educación y servicios sociales», añade. «En la situación insólita y dolorosa en que nos encontramos hay que volver a insistir en que lo más importante es salvar la vida de los valencianos y valencianas y que la pandemia cause el menor daño posible», remarca. Mientras, Unides Podem ha tenido en las últimas semanas un debate interno sobre si el presupuesto de la Generalitat de 2021 debe seguir la senda del pacto de reconstrucción o mantener su esencia botánica. Se ha impuesto la segunda opción, es decir que las cuentas tienen que permanecer fieles al Acord del Botànic. «Vamos a defender tanto en el debate de política general como en el de presupuestos un refuerzo de los compromisos botánicos», señala la síndica, Naiara Davó , que añade que no es momento «de desviarse para deshacer el camino empezado». «Es el momento de reforzar el sistema público recuperando hospitales y residencias y nosotros tenemos claro el rumbo de los próximos meses: presupuestos expansivos y ampliar derechos», señala.
