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Día de la Comunitat Valenciana

Un Nou d'Octubre diferente y contenido

Casi todo es igual en este Nou d’Octubre, porque la fiesta y la conmemoración se mantienen, pero el sabor es muy diferente, porque la jornada está marcada por las normas sanitarias de restricción

El Palau de les Arts, iluminado con los colores de la Senyera.

Casi todo es igual en este Nou d’Octubre, porque la fiesta y la conmemoración se mantienen, pero el sabor es muy diferente, porque la jornada está marcada por las normas sanitarias de restricción. El coronavirus será el protagonista de la celebración. No solo porque se han eliminado actos y los que permanecen son más reducidos, sino porque quienes estarán hoy ante los focos serán principalmente aquellos que han luchado en primera persona contra la pandemia.

Puede que parezca una celebración inusual, pero un paseo por la Historia revela que la diada de los valencianos ha convivido con guerras, dictaduras, epidemias y otras catástrofes. Y de una manera u otra, con mayor o menor realce, la fiesta ha continuado viva.

Fue hace poco más de un siglo (1918) cuando los valencianos vivieron un Nou d’Octubre en plena segunda oleada de la epidemia de la llamada gripe española. Fue la fase más crítica de aquel episodio, más letal que la actual pandemia por la covid-19. El territorio valenciano experimentó la jornada entre medidas de protección comunitarias que se parecen mucho a las actuales (un repaso a los periódicos de la época es revelador). La fiesta fue mínima: unos pocos actos de entidades ciudadanas recogidos en cuerpo minúsculo en los papeles del momento. Pero la responsabilidad no fue tanto de la epidemia como de una celebración vacía de reivindicación y de contenido identitario.

El Nou d’Octubre de 2020 coincide además con un momento de cuestionamiento de las autonomías por la gestión de los rebrotes tras el estado de alarma. Levante-EMV ha reunido ex profeso a los expresidents Joan Lerma y Alberto Fabra, de PSPV y PP, respectivamente, para reflexionar sobre el autogobierno. Ambos exhiben un perfil «autonomista» y defienden los avances que ha producido la descentralizacion. «Queda mucho por hacer», apostillan. Y subrayan el tiempo perdido por la falta de igualdad en las inversiones del Estado. 

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