Una verdadera lluvia de millones cayó ayer en la villa de Puçol con el «Cuponazo», que ha aterrizado con sus nueve millones y medio bajo el brazo. De ellos, una buena parte han ido a caer a un grupo de cazadores, a quienes la vida les va a cambiar después que decidieran reunirse a almorzar y seguir la liturgia de comprar al vendedor Manuel Meseguer. A ellos y a otros vecinos, que tuvieron la inmensa suerte de estar en el lugar conveniente en el momento adecuado: en un conocido bar de la población, en el momento de cruzarse con el «cuponero».

Ayer, Puçol estaba revolucionado y, sobre todo, el Club de Cazadores, aunque su presidente, Salvador Sebastiá, apuntaba que «no ha sido "al club", sino a algunos de sus miembros de forma individual. Pues mira, a los que no nos ha tocado, porque ese día no estábamos, nos alegramos por ellos». Hay de todo, pero ayer aún faltaba por determinar a quien le había caído el cuponazo. Tenían sospechas de quien podía ser, una persona que estaba ilocalizable porque no tiene teléfono móvil. Los cazadores están nuevamente en acción porque en Castilla-La Mancha ya ha empezado la veda y el reencuentro no ha podido ser más dichoso. «A otros chicos que estaban en el bar también sabemos que les ha tocado... lo dicho: una satisfacción por ellos. Sobre todo, por la gente a quien le vendrá muy bien».

El botín se repartía entre 19 cupones, agraciados con 25.000 euros a las cinco cifras, más un XXL premiado con 40.000, y la serie con los nueve millones del Cuponazo de la Once. Meseguer, vendedor de la ONCE tiene 44 años y lleva una década vendiendo cupones. Manuel, un patrón de barco de profesión se incorporó a la organización tras sufrir un accidente mientras conducía su motocicleta, dejándole graves lesiones en una de sus piernas.