Fray Balbino tenía fama de que le gustaban los niños. Mis compañeros me avisaron de que, si salía a la pizarra y lo hacía bien, me diría que tenía caramelos en la sotana. Pero luego no había caramelos ni nada, solo quería que le metiéramos mano”. A.M también vivió los abusos de Fray Balbino, párroco del Colegio Santo Tomas de Villanueva-Agustinos de València en los años 70. Aunque prefiere mantenerse en el anonimato contactó con este periódico a raíz de un reportaje publicado hace unos días para añadir un testimonio más de los abusos a niños de este cura ya fallecido.

A.M tiene 61 años, Nacho Barceló (el anterior testimonio recopilado por Levante-EMV) 56, así que Fray Balbino perpetuó sus abusos durante años y a muchos niños, tal como refleja la investigación de El País que dio luz a este caso de pederastia en la Iglesia Católica. A.M asegura que no quiere venganza, solo contar lo que sucedió en aquel centro durante tantos años y que al él le pilló en cuarto de EGB. "Este personaje ya está muerto y no se puede hacer nada, pero la sociedad debe saber que en el estamento de la Iglesia se han ocultado muchas cosas, incluida esta. Vi el reportaje que hicisteis y yo tenía guardada esta vivencia, pero cuando lo leí pensé que es bueno que se cuente".

"Si la primera persona que denunció tiene 56 y yo 61 no quiero pensar cuánto tiempo tuvo un comportamiento indebido con los chavales"

Porque Fray Balbino no estaba solo. "El comportamiento de otros curas tampoco era muy distinto. Tenían la costumbre de que los niños se sentaran en su regazo en el recreo, yo nunca me acercaba por si me tocaba a mi", cuenta A.M. "Desde luego no es un comportamiento que un adulto tenga a niños en el regazo cada día", explica.

A.M está convencido de que el centro lo sabía. "Es imposible que todos los niños supiéramos qué hacía Fray Balbino y nos advirtiéramos los unos a los otros, pero que el director no tuviera noticia. En ese centro hubo demasiado silencio y protección durante muchos años. No puede ser que no le llamara la atención nunca a nadie, eso no se puede ocultar con tanta facilidad", lamenta.

El comportamiento de Fray Balbino no era exclusivo en el centro. "Recuerdo que en los agustinos hacían un anuario y había una foto de otro cura, que tenía a dos o tres niños en el regazo, y la frase de debajo decía 'dejad que los niños se acerquen a mi'. Algunos se lo tomaron literalmente". A.M cuenta que su vivencia no fue de las más graves y no llegó a más que le caramelo en la sotana, pero le entristece ver cómo se pudo consentir esta situación durante tanto tiempo. "Si la primera persona que denunció tiene 56 y yo 61 no quiero pensar cuánto tiempo tuvo un comportamiento indebido con los chavales", lamenta.

“La dirección tuvo que saberlo pero no hacía nada. En ese centro hubo silencio y protección durante muchos años"

"Los otros niños siempre me decían que no subiera a la planta de arriba salvo que me llamaran. Eso era el internado, siempre me decían 'no subas arriba nunca'. Estas perrerías las deberían saber en el colegio, superiores y otros curas", denuncia A.M. que a los 17 dejó el colegio para no volver.

Otra cosa que recuerda como una muy mala experiencia son los castigos físicos (muy comunes en aquella época). "Nos ponía en sus piernas y nos azotaba el trasero con un cinto. Además de un pedófilo no tenía un comportamiento muy adecuado con los niños en los castigos. El peor recuerdo eran las humillaciones a las que sometía a los niños que les costaba un poco aprender".

"Pedimos perdón y estamos a disposición de las víctimas"

La Orden de San Agustín ha condenado "cualquier tipo de abuso sexual, además de lamentar el sufrimiento de las personas afectadas por estos casos que son una lacra ". Han asegurado, además, que ya se han puesto en contacto con la persona que denunció abusos en el anterior reportaje de Levante-EMV y piden a las víctimas que contacten para ponerse a su disposición y depurar responsabilidades.

Los afectados se pueden dirigir a la Orden mandando un correo electrónico a bienestardemenores@agustinos.es.

"Nuestra prioridad son las víctimas, por eso nos hemos puesto en contacto con las personas que nos lo han pedido para escucharles, pedirles perdón y ofrecerles nuestra ayuda", añaden.

A raíz de los casos surgidos los últimos años por todo el país, explican que en "todas las comunidades religiosas e instituciones educativas tienen protocolos de protección de la infancia para prevenir que estas situaciones se vuelvan a producir".

Daniel Juan, director de la Oficina de Protección al Menor del Arzobispado de València, afirmó que el departamento no ha recibido denuncia "formal" por unos hechos que ya estarían prescritos, y que tienen conocimiento de los casos por los medios de comunicación. Además consideró que es un problema social que "no compete solo a la Iglesia". Aún así, aseguró estar "de parte de las víctimas" ante una cuestión "muy triste" y sobre la que han puesto "todos los medios" en los últimos años.

Las personas que puedan y/o deseen ofrecer testimonios, datos o cualquier información relacionada con este tema pueden escribir a este periódico dirigiéndose al siguiente correo electrónico: levante.cv@epi.es