La crisis por la guerra en Ucrania ha golpeado de manera directa sobre el debate de los impuestos. Con la oposición reiterando en cada intervención la bajada de tributos como principal remiendo a la herida económica, el Botànic ha incluido en su recetario de medidas para frenar la inflación (principal elemento de distorsión sobre el bienestar de la ciudadanía) un descenso en las tasas autonómicas.
El anuncio del Consell el pasado sábado de bajar un 10 % los precios públicos y las tasas que dependen directamente de la Administración valenciana supone una enmienda a los posicionamientos de los tres partidos a menguar la recaudación pública como respuesta a una turbulencia económica. Porque una rebaja en los tipos impositivos conlleva, de manera genérica, menos ingresos para las arcas públicas, recepciones de las que no andan sobradas las cuentas valencianas.
En concreto, según el proyecto de Presupuestos de la Generalitat de 2022, a partir de estas tasas y precios públicos el ejecutivo valenciano esperaba recaudar durante todo el ejercicio alrededor de 1.300 millones de euros. Reducir, por tanto, un 10 % el valor de estos apartados supondría dejar de percibir alrededor de 130 millones de euros, aunque si bien es cierto, en un momento de frenazo económico, mantenerlas no tendría por qué implicar mantener la previsión de ingresos.
En este sentido, el año pasado estos ingresos rozaron los 1.000 millones de euros, según cifras del visor presupuestario de la Conselleria de Hacienda a diciembre de 2021. Son, así, 800 millones de euros de tasas, 120 millones de las que corresponden al juego y cinco millones en precios públicos.
La principal tasa autonómica es la de prestación sanitaria, con 1.000 millones al año, por los 150 millones que van vinculados al juego
En estas destacan las que están vinculadas al juego y a las prestaciones sanitarias fuera del sistema nacional de salud o a causa de accidentes que acaban haciéndose cargo las aseguradoras. De esta tasa de "prestación de asistencia sanitaria", había previstos 1.040 millones de euros de ingresos para 2022 de los 1.167 millones del apartado "tasas", mientras que de las primeras, el proyecto financiero autonómico esperaba recibir hasta 153 millones de euros.
Ambos tipos impositivos estarán dentro de las setenta tasas y precios públicos que se verán reducidas un 10 % cuando el DOGV así lo oficialice y que forman parte del Plan Reactiva del ejecutivo valenciano. Son, insisten fuentes de Hacienda, todas las que actualmente se encuentran en la legislación valenciana. O, al menos, esa es la idea que se baraja.
La medida supone un cambio de paradigma en las posturas defendidas por el ejecutivo conformado por PSPV, Compromís y Unides Podem. Especialmente en estos últimos que siempre se han mostrado recelosos a bajadas generalizadas de tributos. Sin embargo, fuentes de la formación morada admiten la "excepcionalidad" de la situación, palabra también utilizadas por los otros socios, y que supone una medida que se puede tomar "rápidamente", por lo que la consideran "acertada".
A pesar de mostrar su apoyo a este descenso de las tasas, en la dirección de Podem consideran que sigue siendo necesaria una "reforma fiscal profunda" que ponga el acento en la progresividad y en que los que más tienen sean los que más aporten, "en parámetros al menos equiparables a la media de la UE", esto es en lenguaje llano, subir impuestos a las rentas más altas.
Más en Sucesiones, menos en IRPF
Por otra parte, el análisis a la ejecución presupuestaria de 2021 publicada por el Ministerio de Hacienda deja un incremento de un 8 % en los ingresos al pasar de los 26.641 millones en 2020 a superar los 27.800 en 2021, con cifras todavía provisionales. De estos, en impuestos directos, indirectos así como tasas y precios públicos, la Generalitat Valenciana ingresó en 2021 13.183 millones de euros, por los 12.981 de 2020, casi un 2 % más.
La recaudación vía impuestos subió, pero no por un incremento generalizado de los tipos sino por la reactivación económica. De hecho, los impuestos directos fueron un 0,5 % inferiores en 2021 respecto a 2020 (5.179 millones por 5.210) mientras que en los indirectos hubo un incremento del 4,6 % (de 6.860 a 7.181 millones).
No obstante, también dentro de los propios tributos directos hay diferencias. En este sentido, los ingresos por el impuesto de sucesiones y donaciones se incrementaron un 24 %, 64 millones más al pasar de 260 a 324 millones, una subida que choca con la bajada del 2 % en la recaudación del IRPF, el recogido por la renta y que se paga directamente cada año según el salario, y que se redujo un 2,21 %. De los 4.760 millones de 2020 a 4.655.
