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La nutria vuelve a colonizar los ríos por el auge del invasor cangrejo rojo americano

Un estudio revela la importancia del crustáceo en la dieta del mamífero, casi desaparecido en 1984

De especie invasora y grave amenaza para los ecosistemas acuáticos mediterráneos, a manjar para un mamífero con una presencia casi testimonial en los ríos valencianos durante casi cuatro décadas. El cangrejo rojo americano (Procambarus clarkii) se ha revelado como dieta importante de la nutria euroasiática (Lutra lutra), que ha pasado de una severa regresión en 1984 a una progresiva recuperación en los últimos años. Un estudio para conocer la distribución del mustélido por el territorio valenciano aportó datos adicionales sobre sus hábitos alimenticios y el importante papel del crustáceo originario del sureste de Estados Unidos.

La investigación, desarrollada por la Fundación Limne en colaboración con la Fundación Aguas de Valencia y la Conselleria de Transición Ecológica, apunta a que los cambios en la nutrición podrían haber influido en la expansión de estos lutrinos. El informe, elaborado por Adrián Lacomba y David Campos-Such, sostiene que la amplia distribución del cangrejo rojo americano parece uno de los factores, pero también la mejora de las masas de agua. Mucho han tenido que ver ahí los esfuerzos de depuración iniciados a partir de los años noventa.

Sales Tomás, directora gerente de la Fundación Limne, explica que la recogida de excrementos para su posterior análisis ha sido posible gracias a cientos de voluntarios que han hecho el seguimiento sobre las poblaciones en puntos del Túria, el Millares, el Serpis o el Sénia. Los trabajos se han desarrollado entre 2017 y 2020, concluyendo que la presa más importante era el cangrejo invasor en un 78 % frente a peces como el barbo (Barbus haasi) o la madrija (Parachondrostoma turiense). Con la salvedad de que en el Túria, las nutrias prefieren el consumo de éstos últimos.

El Servicio de Vida Silvestre de la Generalitat Valenciana ha llevado a cabo un exhaustivo control sobre la nutria, con muestreos bianuales. Si en 2005 la especie se encontraba presente en 25 cuadrículas del mapa autonómico, en 2014 ya había doblado hasta ocupar 54. En 2021 la cifra ascendía a 89, lo que supone un gran avance respecto a la distribución en los años ochenta.

Un animal muy resistente

El mayor aumento se certificaba en las cuencas del Cabriel, Túria y Xúquer, lanzándose incluso a colonizar el Magro. En Alicante, mientras, se detectaron por primera vez ejemplares provenientes del río Segura. En Castelló, las colonias se mantuvieron bastante estables con datos de su presencia en la desembocadura del Millares. La progresión hizo que se evaluara su estatus de conservación, rebajando la protección a la categoría de vulnerable en 2013. «Ha demostrado ser un mamífero muy resistente, adaptándose muy bien a las mejoras observadas en los ríos y a los nuevos recursos tróficos», según indica Juan Jiménez, jefe del Servicio de Vida Silvestre.

Investigadores como Ruiz-Olmo y Clavero ya apuntaban en trabajos anteriores al «vínculo directo» entre el mustélido y el crustáceo. «La nutria ha sacado un evidente rendimiento de los procesos expansivos del cangrejo rojo americano y que, sin él, las encontraríamos en menos lugares de forma permanente, con densidades menores, tendrían menos reclutamiento y elevadas tasas de mortalidad», señalan.

Sales Tomás incide en la «buena noticia» que supone que especies invasoras capaces de alterar toda la cadena trófica encuentren depredadores. «Es una muestra de que los ecosistemas se reequilibran porque la población de cangrejo rojo es descomunal», razona. Además de la nutria también se alimenta de su carne la garza real en el eterno juego de compensaciones que ejerce el propio medio natural.

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