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Adiós a las luces blancas en la iluminación pública de los municipios valencianos

La futura Ley de Protección del Medio Nocturno de la Comunitat Valenciana obligará a que todas las luces del alumbrado público sean de tono anaranjado para disminuir la contaminación lumínica

Contraste de iluminación blanca y cálida en la Avenida Jaume I de Castelló. Carme Ripollés

Los municipios valencianos que tengan luces blancas en su iluminación pública deberán cambiarlas por las cálidas, las de color anaranjado que predominan en nuestras mesitas de noche y en las estancias más confortables de la casa. La guerra a la luz blanca artificial ha empezado, como refleja el anteproyecto de Ley del Medio Nocturno de la Generalitat Valenciana. Es una de las medidas obligatorias que se aplicarán para acabar con la contaminación lumínica, un problema serio en la Comunitat Valenciana en comparación con el resto de autonomías. 

La contaminación lumínica se entiende, en general, como el resplandor de las ciudades en el cielo nocturno, aunque algunas definiciones amplían el concepto al derroche de energía. Las luces LED azuladas están contribuyendo a que la Tierra sea cada vez más luminosa, tal y como demuestran las imágenes que se captan desde el espacio, que permiten distinguir perfectamente las áreas que ocupa la nueva iluminación. «Estar expuesto a luz nocturna, sobre todo si es blanca azulada, provoca la interrupción de la fabricación de melatonina. Ese exceso de luz entra por nuestras ventanas y nos perjudica», explica Eric Marco, miembro del Departament d’Astronomia i Astrofísica de la Universitat de València.  

Marco ha formado parte del equipo que ha redactado el antreproyecto de la Ley de Protección del Medio Nocturno de la Comunitat Valenciana. Pertenece a Salvem la Nit, grupo de trabajo de contaminación lumínica de la Universitat de València, y es presidente de la ONG Cel Fosc, que defiende las noches con iluminación natural. 

Recuperar un cielo más puro por las noches, explica el experto, pasa por gestionar la luz artificial de una manera más sensata y eficiente. «La luz LED es una trampa. Muchos municipios cambiaron sus luces a LED con el argumento de que consume menos electricidad, pero con excesos de potencia y de iluminación blanca», explica Marco. Una limitada cultura lumínica también ha relacionado el exceso de luz con la seguridad. «Es un mito. Chicago es la ciudad con más delincuencia de Estados Unidos pese a ser la más iluminada. No hay evidencias de que iluminando más las calles o las carreteras haya más seguridad. Igual que algunos municipios creen que instalando puntos fuertes de luz cada tantos metros es mejor, cuando lo que es más saludable es que haya poca luz y que sea uniforme», añade. «En Francia hay 12.000 pueblos y ciudades que apagan el alumbrado público por la noche, de 12 a 6, y no ha supuesto ningún problema», afirma.

Riba-rroja del Túria es el ejemplo a seguir en transformación lumínica, seguida de València. Ciudades como Alicante, Elx o Castelló están muy atrasadas"

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Riba-roja del Túria, por su conversión a una luz artificial tenue, cálida y amable en sus calles, «es el ejemplo a seguir». «València también ha mejorado mucho, mientras que Alicante, Elx o Castelló están muy atrasadas» en esta materia, explica el astrónomo. Una vez el anteproyecto sea aprobado en las Cortes, los ayuntamientos valencianos tendrán un plazo de dos años para comunicar su censo lumínico a la Conselleria de Transición Ecológica, y a partir de ahí aplicar los cambios. 

En general, la futura ley «mejorára la iluminación de las calles con luces más sostenibles y con más respeto a l medio ambiente y a la salud humana, aparte de establecer una zonificación con máxima protección a algunas áreas rurales, del interior. Y las ciudades tendrán que cambiar parte de su iluminación, unas más que otras», explica Marco. 

El borrador del anteproyecto dice que los consistorios tendrán que incluir en los pliegos de contratación de obras, servicios, suministros o concesiones los requisitos de prevención y corrección para frenar la contaminación. Pero también para fomentar el ahorro, bajar la factura eléctrica y reducir las emisiones de los gases causantes del efecto invernadero.

La Generalitat Valenciana se comprometerá, según la futura ley, a diseñar un mapa de contaminación lumínica de la Comunitat, con una zonificación muy clara sobre qué zonas hay que proteger especialmente. 

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