"Vuelvo a casa con alegría y temor"

Toma el relevo del cardenal Antonio Cañizares para representar a más de 600 parroquias

Amparo Soria

Amparo Soria

El nuevo arzobispo de València, Enrique Benavent, dejó claro ayer que lo suyo es la puntualidad: a los tres actos marcados durante la mañana llegó en hora, cumpliendo la frenética agenda que el arzobispado le había preparado para su primer día en tierras valencianas. Fue Benavites la localidad escogida para ofrecer las primeras palabras a los fieles valencianos, ya que es el primer municipio de la diócesis de València en su camino desde Tortosa. En el pequeño municipio del Camp de Morvedre fue cercano y sincero, y reconoció que volvía a València, su tierra, «con alegría pero con temor».

«La responsabilidad es más grande que mis fuerzas, así que pido que oréis por mi», declaró a los fieles durante la liturgia de la Palabra. Pronunció su discurso en la Parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles prácticamente entero en valenciano y repasó las comarcas que forman parte de esta diócesis, compuesta por más de 600 parroquias, desde el Rincón de Ademuz a la Hoya de Buñol, desde la Canal de Navarrés hasta el Camp de Morvedre y la Marina. «Hoy he pedido por todas las realidades eclesiales de nuestra diócesis, porque no es fácil anunciar el evangelio», subrayó. Benavent concluyó con unas palabras de recuerdo la Mare de Déu dels Desamparats, «la que me da la confianza junto a la plegaria de tantas comunidades cristianas, que son una fuente de consuelo».

El nuevo Arzobispo se reencuentra con Cañizares en el seminario de Moncada

El arzobispo entró y salió entre aplausos de los feligreses. A las 11 de la mañana ya se había repetido la escena: la curia y el vecindario le esperaba junto a la casa de José Vila Martínez, obispo de Girona en 1925 cuyos familiares saludaron al nuevo arzobispo. Benavent tuvo la deferencia de rendirle este pequeño homenaje en su vivienda y orar en su tumba, dentro de la parroquia.

«Vuelvo a casa con alegría y temor» | FERNANDO BUSTAMANTE

«Vuelvo a casa con alegría y temor» | FERNANDO BUSTAMANTE / Amparo Soria. València

De allí, la comitiva formada por el Consejo Pastoral Parroquial se desplazó hasta el Puig, cuyo monasterio fue ordenado construir por Jaume I tras haber encontrado la imagen de la Virgen en este montículo por Pedro Nolasco. Se trata de un lugar especial para el catolicismo ya que aquí «comenzó la recristianización de València», como bien reseñó el prior, Melchor Azcarate.

De nuevo, Benavent tomó la palabra ante el centenar de personas que fueron a verle en la basílica de Santa María, el epicentro donde comenzó «la historia cristiana de valencia». «Ahora es un nuevo comienzo para la iglesia de nuestro reino», dijo, y aseguró que viene «a un iglesia que tiene gran riqueza de vida cristiana».

Como anécdota, Benavent vistió el solideo púrpura pese a que los arzobispos de Tortosa cuentan con el privilegio de vestir el rojo, propio de los cardenales, gracias a una prerrogativa de Adriano de Utrecht. Benavent decidió mantener el color de su rango en su primer día en València.

La fe y la caridad

El emplazamiento también es un lugar de interés ya que aquí fue enterrado el Padre Jofré, en cuyo sepulcro oró el arzobispo. Fue el religioso que comenzó la veneración a la Mare de Déu dels Desamparats y el fundador del primer hospital psiquiátrico del mundo que aún lleva su nombre. Por ello, el prior de la iglesia de Santa María del Puig pidío al arzobispo que eleve a Roma la solicitud de que el Padre Jofré sea beatificado y hecho santo. Para Benavent, este religioso «es el testimonio de que cuando la fe se vive de verdad, lleva a la caridad».

Las campanas no dejaron de sonar tanto a su entrada como a su salida, donde se dirigió a los medios de comunicación para insistir en que se traba de un día de «fiesta, ilusión y esperanza». El trabajo ahora es «sembrar el evangelio». «Vengo a integrarme en una historia de fe que cada día será más fuerte», dijo el arzobispo, quien bromeó con su vuelta a tierras valencianas «ya no es para pasar las vacaciones», sino por un encargo de la Iglesia que acepta «con alegría y sentido de la responsabilidad».

Encuentro con seminaristas

El arzobispo cerró su agenda de actos por la mañana visitando el seminario de la Inmaculada, en Moncada, donde fue recibido por los 56 estudiantes que están internos allí y en los centros de San Juan de Ribera y Tomás de Villanueva, en València.

Sin embargo, la imagen más esperada fue el encuentro de Benavent con el cardenal arzobispo saliente, Antonio Cañizares, quien tras abandonar el cargo reside en estas instalaciones y quien fueel anfitrión del encuentro.