Un Camino de Santiago que reconduce vidas

Diecisiete jóvenes que cumplen medidas judiciales recorren estos días el Camino de Santiago en bicicleta en un proyecto único del centro socioeducativo La Colonia de San Vicente Ferrer

Integrantes de "Camino Colonia", en Roncesvalles.

Integrantes de "Camino Colonia", en Roncesvalles. / Levante-EMV

Mónica Ros

Mónica Ros

El proyecto se llama «Camino Colonia» y ya celebra su 15 edición. El pasado 8 de junio iniciaron un viaje que siempre deja huella y concluyó ayer: : el Camino de Santiago, de principio a fin, todos juntos y en bicicleta. Una experiencia única para la que se llevan preparando todo el año. 

Y ellos, jóvenes que tienen asuntos pendientes con la justicia, chicos y chicas con pesadas mochilas repletas de experiencias negativas en su gran mayoría, han vivido el compañerismo, el esfuerzo y la oportunidad de demostrar de lo que son capaces; y han disfrutado de la experiencia que les han ofrecido desde el centro donde viven internos: la Colonia de San Vicente Ferrer, en Godella

Imagen de la presentación de la ruta, el pasado martes.

Imagen de la presentación de la ruta, el pasado martes. / Levante-EMV

El proyecto se gestó como una actividad innovadora y diferente de la mano de una serie de educadores del centro a los que les gustaba la bicicleta. Y funciona. Por eso, cada año, repiten. Los resultados del antes, durante y después apuntalan un proyecto que dura 6 meses y que implica a entre 17 y 18 chavales de entre 14 y 18 años, a los que se les ofrece participar en una experiencia inolvidable que concluye a golpe de pedal, en grupo, para recorrer los 800 kilómetros de un Camino de Santiago que reconduce vidas.

«Para el proyecto se escoge a los jóvenes en función de sus potencialidades. Deben cumplir una serie de requisitos y hay que pedir permiso al juzgado. Entrenan durante todo el año, hay clases teóricas y prácticas, de capacidad física, de primeros auxilios, de pedaleo mecánico, circulación en grupo... Somos casi 30 ciclistas juntos y cruzamos montañas pero también ciudades.. Supone una experiencia única en sus vidas.De principio a fin», explican desde la organización del proyecto. Y añaden: «Sin valorar ni restar importancia a los hechos que les han llevado hasta nuestro centro, son jóvenes con mochilas muy cargadas y en muchos casos son víctimas de numerosas circunstancias, de experiencias negativas y de un sistema que segrega y que les ha fallado por una serie de consecuencias múltiples y variadas». 

Las familias y las instituciones se dieron cita el 6 de junio en el centro socioeducativo para dar el pistoletazo de salida a la última fase del proyecto: el viaje. Y el viaje no sería posible sin los patrocinadores y las instituciones que lo apoyan. Es un proyecto ambicioso. De principio a fin. Desde las bicicletas de montaña que llevan los críos y los monitores hasta los billetes de avión del viaje de regreso, el colofón de una suma de experiencias únicas para la gran mayoría. El viaje concluyó ayer con la llegada a València.  

Los jóvenes, antes de iniciar la ruta

Los jóvenes, antes de iniciar la ruta / Levante-EMV

La vida del peregrino

A golpe de pedal, los jóvenes que han participado este año en el proyecto (13 chicos y 4 chicas) han disfrutado de la ruta, de las experiencias propias y ajenas, de la vivencia y convivencia con sus iguales y con otros peregrinos, de los paisajes y de las ciudades, mientas sumaban kilómetros en un recorrido que ha supuesto un antes y un después en sus vidas. Esa es la esencia de un proyecto donde, lo de menos, es la meta. Ha habido risas y llantos pero sobre todo, los protagonistas de esta historia han tenido, como dicen los peregrinos, un buen camino.