Los ojos que todo lo ven

Asistir a la preparación del vuelo del nuevo H135 es ser testigo de cómo funciona una maquinaria perfectamente engrasada. En el aire no hay margen para el error. Bien lo saben en la Unidad Aérea de Valencia de la Guardia Civil.

Los ojos de la Guardia Civil que todo lo ven

Arturo Iranzo

Marina Falcó

Marina Falcó

Son lo más parecido a un ángel de la guarda que tenemos. También para los descreídos porque ellos, que lo ven todo, no miran a quién tienen que ayudar. Auxilian y punto. Y lo hacen porque la vocación es lo que tiene: que no se le puede dar la espalda y no hay más remedio que seguirla. Ellos, nuestros ‘ángeles de la guarda’, son los miembros de la Unidad Aérea de Valencia de la Guardia Civil.

Levante-EMV ha tenido la oportunidad de compartir una jornada con estos agentes a bordo del Airbus H135 de la Unidad de Helicópteros de Valencia que apenas lleva tres semanas en la base de Manises y un centenar de vuelos en sus palas. Son los nuevos ojos del Instituto Armado que sobrevuelan la Comunitat Valenciana y a los que no se les escapa nada.

Desde detectar plantaciones ilegales de marihuana, incluso en azoteas; perseguir delincuentes a la fuga y localizar delitos medioambientales, pero también buscar a personas desaparecidas, ayudar a víctimas de la trata de la inmigración irregular que llegan en pateras y rescatar a personas en el mar y la montaña. La naturaleza de las misiones es muy variada y aunque las de ámbito delincuencial son muy numerosas, las humanitarias «son las que más nos satisfacen». Así lo explica el teniente coronel Juan José González Ramos, jefe de la Unidad Aérea de Valencia, uno de los pilotos que nos lleva a recorrer parte del litoral de València desde el cielo.

Durante el año realizan alrededor de 500 servicios, entre programados y urgentes, apoyando a las unidades que lo solicitan porque necesitan de la precisión de estos ojos que van equipados con cámaras de alta resolución, radares y visores nocturnos.

La eficiencia y la inmediatez son las claves de la UHEL-31, la unidad de helicópteros valenciana integrada en el Servicio Aéreo de la Guardia Civil que este año ha cumplido su 50 aniversario. La adquisición de la nueva aeronave supone una sustancial mejora en la gestión del vuelo. «Lleva un sistema de aviónica tecnológicamente muy avanzado y que, además de hacer el vuelo más seguro, nos permite obtener más prestaciones de la máquina», señala el jefe de la Unidad Aérea.

La seguridad, fundamental desde el minuto uno

En esta ocasión a los mandos del H135 están el teniente coronel González Ramos y el teniente Mariscal, juntos superan las 6.000 horas de vuelo. El helicóptero ha sido revisado previamente a conciencia por el equipo de mecánicos y volverá a serlo después. Las comprobaciones y verificaciones de la aeronave están pautadas al detalle, además, los pilotos revisan externamente el helicóptero antes de despegar. En este caso es el teniente Mariscal el responsable de hacerlo. La seguridad es fundamental desde el minuto uno y no hay margen para el error. «Las misiones empiezan desde que nos subimos al helicóptero», explica el teniente coronel.

El vuelo nos llevará por la vertical del antiguo cauce del río Turia para llegar hasta la costa. Sobrecoge ver la estructura de una València que ha amanecido con calima y una ola de calor abrasadora. No es un problema para el ‘Cuco’, como se conoce al helicóptero de la Guardia Civil en el argot policial. Todos los días realizan servicios desde el aire incluso en condiciones realmente complicadas en entornos poco amigables. Las corrientes de aire entre las montañas o el izado de un rescatado en el mar son momentos delicados, pero nada se le resiste los ojos del aire.