Los Bancos de Alimentos reciben cinco veces menos comida por parte de la UE

Bruselas persigue un sistema de tarjetas monedero para acudir a la tienda directamente y evitar colas del hambre como las de Mestalla

Banco de Alimentos en Sagunt. | D. TORTAJADA

Banco de Alimentos en Sagunt. | D. TORTAJADA / PABLO RAMÓN OCHOA. VALÈNCIA

El Banco de Alimentos de Valencia recibía unos 3 millones de kilos de comida al año por parte de la Unión Europea (UE) para entregar a las personas que no pueden afrontar la subida de los precios, con el alza de los alimentos situada aún en el 12 % respecto al año pasado.

Ahora, la cantidad de comida que reciben desde Bruselas es mucho menor, según sostiene en declaraciones a Levante-EMV Jaime Sierra, director de la organización en València. Apenas reciben 580.000 euros desde el Fondo de Ayuda Europea para los Más Desfavorecidos. Son casi cinco veces menos de lo que les daban. Algunos de los alimentos que han quedado fuera con los recortes en las entregas son la leche y el aceite. Esos dos productos son fundamentales para quienes recurren al Banco de Alimentos.

A finales del año pasado, el Banco de Alimentos registró en València un incremento de los madres y padres con niños que acudían a las denominadas ‘colas del hambre’. Todo esto mientras recibían menos comida. Durante el invierno han atendido a 70.000 personas.

El por qué del recorte europeo viene por un cambio de paradigma que pretenden los Veintisiete: un nuevo sistema que consiste en implementar tarjetas monedero que sustituyan a todos los alimentos en especie que se entregan. Es decir, en vez de mandar los alimentos, repartir unas tarjetas precargadas que se puedan usar para hacer la compra en el súper. Las tarjetas, según la información que le han dado al Banco de Alimentos, serán de entre 50 y 150 euros.

A la espera del sistema

El problema, dice Sierra, llega porque «de momento no nos ha llegado ninguna tarjeta de Europa». «El sistema ideado está muy bien, pero de momento no hay tarjetas y sí que se ha reducido un 75 % el género. Además, también habrá que controlar que la gente haga un buen uso de las tarjetas y se las den a quien realmente las necesita». El método pretende servir como remedio a las estigmatizantes colas del hambre, pero habrá que ver a cuántas personas llegan finalmente y por cuánto tiempo pueden funcionar para una misma persona, puesto que la idea es que tengan una limitación de meses.

Lo que pretenden desde el Banco de Alimentos para controlar parte del uso es que, si quieren recibir una segunda tarjeta, «después de la primera compra la gente lleve los tickets para mostrar que han comprado comida que esté dentro de los parámetros normales».

La inflación apenas da tregua en la alimentación, puesto que el dato de mayo (12 % interanual, según el Instituto Nacional de Estadística) sigue sin ayudar. Mientras el índice general del IPC se ha moderado ya al 1,9 %, los alimentos siguen sin bajar de precio. El porcentaje de personas en riesgo de pobreza en España, también según el INE, es del 26,0 %. Por eso y todavía sin una apoyo efectivo desde Europa, el Banco de Alimentos valenciano se las ha tenido que ingeniar para atender estos meses. Y ha obtenido un gran éxito, según Serra.

«Sí que es verdad que en el resto de España tienen problemas. En Cataluña me dijeron que estaban en las últimas. Hay un tema de sociedad muy importante, las aportaciones de la gente se han multiplicado», afirma Serra. El Banco de Alimentos sí que ha conseguido otra forma de colaboración conjuntamente con la cooperativa valenciana de supermercados Consum.

«En la gran recogida —especifica— alcanzamos los 290.000 euros, Consum lo convirtió todo en tarjetas y hemos podido repartir ya unas 10.000. Con esa tarjeta, pueden comprar en Consum». La iniciativa ha conseguido paliar la falta de entregas desde Europa. Además, otras cadenas de supermercados han llevado a cabo sus propias recogidas. Serra añade que están comenzando a preparar acciones junto al nuevo equipo de Gobierno del Ayuntamiento de València, que se darán a conocer en breve.

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