Comenzando a sentir el aroma del otoño

Caminar por una chopera es inigualable en otoño.

Caminar por una chopera es inigualable en otoño. / La Opinión

Natacha Payá

Como muchos sabrán, el 1 de septiembre entramos en lo que se conoce como otoño climatológico. Esta es, sin duda, la temporada de los sentidos. Aquí les explico. En esta época del año solemos combinar chaquetas con camisetas de manga corta, no sabemos si ponernos botas o sandalias, o elegir caminar bajo el sol o después de una lluvia repentina. Pues bien, sea cual sea nuestro momento favorito, muchos estamos de acuerdo que lo mejor es salir a pasear después de un buen chaparrón, ¿por qué? La belleza que nos brinda caminar por una chopera o un hayedo en esta época es inigualable. Visualmente podemos apreciar numerosos tonos ocres decorando el paisaje. Si hablamos del gusto, el sabor de las uvas, el membrillo y los frutos secos se llevan todo el protagonismo. Es una de las mejores épocas para hacer una escapada o un viaje por nuestro país. Disfrutar de los preciosos paisajes otoñales, de las temperaturas agradables, del poco turismo y de la cantidad de sierras y bosques... ¡no tiene precio! Y más si le añades ese curioso olor a... ¿tierra mojada?

Si hay algo que nos resulta atractivo de esta estación es su aroma. El olor inconfundible a suelo húmedo que nos trae más de un recuerdo pasado. Lo conocemos como petricor (aunque popularmente nos referimos al olor a tierra mojada). Básicamente es un fenómeno que se huele cuando la lluvia entra en contacto con la tierra, gracias a las bacterias y otras sustancias.

Al caer al suelo, el agua de la lluvia se cuela en el suelo y entra en contacto con las sustancias químicas de la tierra. En ese momento la combinación de aceites de las plantas y de las bacterias de la tierra, que se conoce como geosmina, es liberada en el aire. La emisión de estos compuestos es lo que produce el distintivo aroma. Como dato curioso, la geosmina se produce por una bacteria denominada «Streptomyces coelicolor».

Los olores estimulan la memoria, despertando recuerdos. Este olor característico a tierra mojada gusta a mucha gente y la razón puede deberse a una herencia de nuestros ancestros, ya que para ellos era una señal de supervivencia y vida. Cuando nuestros antepasados empezaron a pastorear rebaños y cultivar la tierra vinculaban ese inconfundible aroma al fin del estiaje, la llegada de las lluvias y con ellas el retorno de la fertilidad a los campos y a la naturaleza. Curioso, ¿verdad?