"En días le dan el alta, mi hijo ya no anda y vivimos en un tercero sin ascensor"

Una mujer de 70 años pide ayuda urgente porque su hijo de 29 años sale del hospital en unos días y ya no se sostiene en pie. "Necesitamos una planta baja o un piso con ascensor", explica

El joven ingresó en el Hospital Clínico hace un mes y medio para ser operación de urgencia tras desplomarse en su casa

Maria Rosa cuida de su hijo Pedro, aún en el hospital, tras ser operado del cerebro.

Maria Rosa cuida de su hijo Pedro, aún en el hospital, tras ser operado del cerebro. / Miguel Ángel Montesinos

Mónica Ros

Mónica Ros

Pedro Campos Gil tiene tiene 29 años y un grado tres de autismo (el más alto). En el sistema de la dependencia también tiene un grado tres al ser un "gran dependiente" que necesita ayuda para todo. Su madre, Maria Rosa Gil Cruzans, de 70 años vive por y para él. Sin embargo, hasta hace un mes y medio, el joven andaba y vivir en un tercer piso sin ascensor no suponía ningún problema para él. Pero la vida de madre e hijo cambió cuando Pedro se desplomó en la escalera. En el Hospital Clínico le operaron de urgencia de la cabeza. "Tenía líquido en el cerebro y le han descubierto también problemas graves en el corazón", explica. La mujer no sabe el diagnóstico ni el nombre científico de lo que le ha ocurrido a su hijo. Lo que sí sabe es que ya no anda. Ni va a volver a andar. Al menos, en un corto espacio de tiempo. Y así, el piso en el que viven se ha convertido en un problema real, en una vivienda inaccesible que hay que cambiar de forma inmediata. El tiempo corre en contra porque el el hospital ya le han comunciado que el alta llegará en breve. "Es cuestión de días", explica la mujer.

Maria Rosa arregla la cama de Pedro en el hospital.

Maria Rosa arregla la cama de Pedro en el hospital. / Miguel Ángel Montesinos

Pedro acude cada día a un centro de día. "Pedro va muy contento al centro de día. Está en Godella y sólo hay 20 chavales. Vivimos en València pero va y vuelve en autobús. No paro de pensar cómo vamos a hacerlo si no se puede mover de casa. En el autobús hay plazas adaptadas a sillas de ruedas, eso no es un problema. El tema es cómo sale y entra de casa. No podemos vivir donde vivimos ahora. ¿Que hago? ¿Lo encierro? Tiene que acudir al centro pero no podrá bajar a la calle a que le recoja el autobús. Ni dar un paseo. Nada. Eso no puede ser. ¿Cómo lo voy a tener encerrado en casa todo el día, todos los días? ¿Cómo va a dejar de ir al centro de día, que tanto bien le hace y al que acude desde hace 10 años? ¿Cómo lo hago? ¿Qué vamos a hacer?". La mujer repite las preguntas una y otra vez. Pero no hay respuesta. Desde el hospital, la trabajadora social le ha explicado que conseguir una vivienda con ascensor o en planta baja excede de sus competencias. La familia rechaza ingresar a Pedro en una residencia. Quieren vivir con él. "Tiene autismo y no habla, pero siente y está con nosotros. Le cuidamos. Le queremos", recalca la mujer tras explicar que en su casa también viven sus otros dos hijos. "Ellos me ayudan en muchas cosas, pero si Pedro ya no anda lo que tenemos que hacer es mudarnos cuanto antes. No hay otra solución", afirma. De todas maneras, tampoco hay residencias públicas para personas como Pedro, jóvenes y totalmente dependientes.

Llamamiento de urgencia

Por eso, Maria Rosa lanza un llamamiento. A la Administración, a las entidades sociales, a la ciudadanía, a quien quiera escucharla: "Necesitamos un piso con ascensor o una planta baja. Somos cuatro en casa y ahora pagamos 600 euros de alquiler al mes y ese precio lo podemos pagar. Dentro de casa ya nos apañaremos para moverlo, ducharlo... en fin, esas cosas. Pero tiene que subir y bajar a la calle. No vamos a dejarlo encerrado, muerto en vida. Soy una persona seria, una mujer que ha trabajado toda la vida (en un laboratorio de cosmética, de peluquera, de mayorista de calzado... hasta en la naranja he trabajado, que a mí no se me caen los anillos). No debo dinero a nadie, soy una buena mujer. Llevo toda la vida trabajando duro, cuidando de mis tres hijos y, encima, el pequeño, con una discapacidad muy grave. Me quedé viuda hace 5 años y estoy acostumbrada a los problemas, pero esto me está atormentando porque yo soy de buscar soluciones y necesito ayuda".

Maria Rosa recurre a los medios de comunicación para llegar al máximo número de personas, incluida la Administración ya que la mujer lleva encerrada en el hospital un mes y medio, sin separarse de su hijo pequeño. En el hospital Pedro lleva algo más de tiempo porque dio positivo en Covid-19. Pero a Maria Rosa ya le han dicho que no pueden "alargar" el ingreso mucho más. "Me dicen que es cuestión de días y, de verdad, no sé que vamos a hacer cuando le den el alta", lamenta la mujer. "