Las universidades valencianas ante el nuevo curso | Eva Alcón Rectora de la Universitat Jaume I de Castelló de la Plana

Eva Alcón: "La Jaume I sufre una infrafinanciación que debe ser compensada de alguna manera"

«Es importantísimo que la investigación que se realiza en el campus de la Universitat Jaume I de Castelló llegue a la sociedad en forma de transferencia no solo tecnológica sino también social»

La rectora de la Jaume I de Castelló, Eva Alcón, en la sala de reuniones del Rectorado.

La rectora de la Jaume I de Castelló, Eva Alcón, en la sala de reuniones del Rectorado. / GABRIEL UTIEL BLANCO

Rafel Montaner

Rafel Montaner

La catedrática de Filología Inglesa de la Jaume I (UJI) de Castelló, Eva Alcón Soler (Castelló de la Plana, 1963), se convirtió en 2018 en la primera rectora de esta universidad creada en 1991. Además, desde junio es la segunda mujer en llegar a la presidencia de la Conferencia de rectores y rectoras de universidades españolas (CRUE) en los 29 años de historia de esta entidad que aglutina a 76 universidades, 50 públicas y 26 privadas. 

Con más de 14.000 estudiantes, la Jaume I es la cuarta por volumen de alumnado de las 8 universidades valencianas presenciales públicas y privadas. Este curso 2023-2024 oferta 35 títulos de Grado, uno de ellos doble y otros 14 que se pueden simultanear cursando materias específicas con el fin de obtener ambos títulos. A esto hay que sumar 42 másteres, tres de ellos internacionales.

La rectora de la Jaume I de Castelló, Eva Alcón, en su despacho.

La rectora de la Jaume I de Castelló, Eva Alcón, en su despacho. / GABRIEL UTIEL BLANCO

Cuando llegó al rectorado en 2018 prometió actualizar la oferta formativa de la Jaume I ¿Qué balance hace de esta tarea?

Hemos implantado varias titulaciones, entre ellas tres nuevos grados. Uno el de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, que era una reivindicación histórica de toda la provincia de Castellón. Los otros dos los hemos lanzado para atender a los retos sociales que teníamos y son el de Inteligencia Robótica y el de Bioquímica y Biología Molecular. Además, desde que en mayo de 2022 fui reelegida para un segundo mandato hemos lanzado cuatro nuevos másteres, uno de ellos Erasmus Mundus por cierto. Y en ese sentido este curso hemos estrenado el grado de Turismo, totalmente renovado y con una apuesta por la formación dual en empresas, y, además, un máster en Sistemas Inteligentes, también en formación dual y en inglés.

¿Y en qué trabajan para el próximo curso 2024-2025?

Tenemos en cartera dos nuevos grados, uno es de Marketing Digital y el otro es en Estudios Internacionales de Economía y Empresa (Bachelor in International Business Economics), que será totalmente en inglés, pues también hemos hecho una revisión exhaustiva de todo el ámbito de Economía y Finanzas. Preparar nuevas titulaciones supone el trabajo de toda la comunidad universitaria y, sobre todo, una gran implicación de la sociedad de Castellón. No olvidemos que cuando se plantea un nuevo título existe una comisión en la que participan agentes externos que nos dan su visión sobre las necesidades de la sociedad y cómo podemos responder a ellas.

La UJI comenzó ya el pasado curso a ofrecer microcredenciales, acciones formativas de corta duración (entre 16 y 45 horas) evaluables que permiten a profesionales en activo o en búsqueda de trabajo actualizar sus conocimientos a las necesidades del mercado laboral. ¿Por qué apuestan por estas píldoras formativas? 

Queremos dar importancia a la formación a lo largo de la vida activando nuevas microcredenciales. Tenemos que dejar de pensar que la Universidad es algo donde la gente viene cuando tiene 18 años, se va cuando tiene 22 y no vuelve. En esa función social que nos caracteriza como Universidad pública de Castellón queremos dar y ofrecer oportunidades a toda aquella gente que necesita reciclarse, que necesita seguir formándose para dar respuesta a los nuevos retos que tienen en su día a día, incluso también para formarse como personas. 

Acaba de entrar en su sexto año de rectora, un periodo que se ha caracterizado por la investigación y la transferencia tecnológica. ¿Cuáles son los retos que afronta en este campo?

Es importantísimo que la investigación que se realiza en el campus llegue a la sociedad. Una transferencia que tiene que ser tecnológica y social, porque ambas son importantes para la Universidad de Castellón. En este sentido, vamos a seguir apostando por el doctorado industrial. Por ello hemos multiplicado por 10 estos doctorados, de manera que el estudiantado realiza su trabajo de investigación teniendo en cuenta las necesidades del tejido social y productivo de nuestro entorno. La siguiente apuesta será continuar ampliando nuestros institutos de investigación con la idea que la innovación que genera la UJI tenga un impacto social. Y que mejor ejemplo que el Instituto de Turismo que estamos a punto de aprobar. Un centro con el que de nuevo hemos contado con el sector productivo, con la asociación empresarial de turismo y también con los agentes sociales. Será un instituto interdisciplinar, en el que confluyen varios ámbitos de conocimiento y la sociedad que nos rodea. Además, tenemos el Centro de Robótica Subacuática, y hemos continuado apostando por el nuevo edificio de Investigación y Transferencia, que ya está construido y en estos momentos estamos equipando. No obstante, yo siempre digo que los edificios no tienen sentido si no es para ser utilizados por las personas y con un fin determinado. Así, una vez hemos apostado por captar talento, queremos que nuestro personal cuente con las mejores infraestructuras para llevar a cabo la investigación que queremos transferir a la sociedad.

En esta apuesta por la transferencia ¿qué papel juega el Espaitec, el parque científico de la UJI, y el mapa tecnológico de empresas innovadoras que está elaborando?

Es el hub tecnológico de innovación de toda la provincia de Castellón. Nosotros no queremos tener un parque científico para alquilar espacios a las empresas. Ese no es el fin del Espaitec, su objetivo es interconectar la investigación que se realiza en la Universidad con las empresas. Por esta razón acuden las empresas a ubicarse en nuestro parque científico y tecnológico, porque buscan esa interacción con el conocimiento que se crea en las universidades. No olvidemos que el 70 % de la investigación la realizamos las universidades y solamente a partir de ese conocimiento podemos transferir a la sociedad. Hemos hecho un esfuerzo por acercarnos a la sociedad y el mapa tecnológico que estamos elaborando precisamente tiene esa función, que cualquier persona, institución o empresa, pueda acceder a nuestra web y tener ese mapeo sobre los diferentes ámbitos en los que desde la UJI podemos ayudar a transformar la economía y la sociedad.

¿Qué están haciendo para atraer y retener el talento?

La UJI es una Universidad investigadora desde sus orígenes. Desde hace muchos años contamos con un plan propio de investigación, con programas de contratos predoctorales y postdoctorales y en estos últimos tiempos y en el futuro queremos apostar por esa captación y retención del talento. Un talento que tuvo que emigrar y que ahora nosotros estamos recuperando para nuestra Universidad gracias a las convocatorias externas en las que participamos y tenemos éxito. Una prueba de este esfuerzo es que de las 237 personas que se han incorporado a la Jaume I, el 60 % es personal investigador. Esto es una muestra de la apuesta que estamos haciendo como universidad investigadora y por la transferencia de esa investigación con el fin de que tenga el mayor impacto social posible.

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«Estamos recuperando el talento que tuvo emigrar porque apostamos por la investigación y la transferencia de conocimiento»

Esta retención de talento no hubiera sido posible sin la lucha que ha liderado usted contra la tasa de reposición que ha obstaculizado la estabilización del personal docente e investigador, especialmente en universidades jóvenes como la UJI...

Efectivamente, esto fue una de las cosas que yo me encontré debido a la tasa de reposición. Teníamos un conjunto de profesorado acreditado tras haber cumplido todas las exigencias de investigación y docencia, pero que no podía promocionar a titular de universidad o a una cátedra porque somos una universidad joven y no teníamos tasa de reposición. Por tanto, no podíamos convocar plazas de personal funcionario. Lo luchamos con todas nuestras fuerzas, buscando la complicidad de la Generalitat y también del Ministerio de Universidades, reivindicando ante el Ministerio de Hacienda, quien era el competente para buscar una solución a ese problema que era específico de la UJI en aquel momento, pero que también afectaba a otras universidades. Después de 2 años de muchísima pelea conseguimos la cesión de plazas de tasa de reposición entre universidades de la misma autonomía y así se introdujo en la Ley de Presupuestos. Gracias a eso desbloqueamos la situación que tenía la Jaume I de incapacidad de sacar plazas, algo que no solo ha beneficiado a nuestro profesorado, ya que esta medida se ha ampliado también al resto de universidades del sistema universitario español. Efectivamente, no es el final, pues lo ideal sería la eliminación de esa tasa de reposición y que cada universidad, a tenor de su autonomía universitaria, pudiera planificar las promociones.

Gran parte del alumnado y del profesorado coge a diario el tren de Cercanías para llegar a la Universitat Jaume I no solo desde València y Sagunt, sino también desde Borriana, Nules, Vila-real o Almassora, y la línea C6 de Renfe es un drama en cuanto a retrasos, tiempos de viaje y trenes cancelados. ¿Cómo vive esto? 

Pues muy mal. Lo sufro no solo como rectora sino también como usuaria. Hace unos años era mucho más fácil que ahora trasladarse a ciudades vecinas en tren. Desde la Universidad hemos trasladado por escrito a las personas que tenían y tienen responsabilidad en Cercanías, que no podemos olvidarnos que es el transporte que más afecta a la ciudadanía. No tiene sentido que ciudades que estamos tan cerca necesitemos tanto tiempo para trasladarnos. Eso es una debilidad de la propia Comunitat Valenciana y, al mismo tiempo, también del sistema universitario valenciano. Hay muchísima gente que empiezan los estudios en una universidad y los continúa en otra, que puede hacer un grado en la Politécnica de València y luego cursar un máster en la Jaume I, o irse después a la Universidad de Alicante a hacer el doctorado. Esta movilidad tan necesaria que hay entre las universidades, si es que nos creemos que somos un sistema universitario único, desde luego la red de transporte de la Comunitat no la favorece en absoluto. Yo lanzaría un mensaje para que mejorar las comunicaciones por tren fueran una prioridad: la Larga distancia es importante, pero las Cercanías afectan al día a día de gran parte de la ciudadanía. 

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«Mejorar la comunicación por tren debería ser prioritaria, pues la red de Cercanías no favorece la movilidad universitaria»

En 2018 se convirtió en la primera mujer al frente de la Universitat Jaume I. Ahora en su universidad hay más investigadoras, más catedráticas, más mujeres en cargos de gestión… ¿Esta satisfecha con este avance en igualdad? 

¿Hemos avanzado? La respuesta es sí, y esto se constata con números: hay por primera vez una rectora; el equipo de dirección es paritario; vamos avanzando en el número de investigadoras principales, donde ya hay un equilibrio entre hombres y mujeres en los grupos de investigación… Ahora bien, aún nos queda muchísimo camino por recorrer porque estos avances son muy frágiles y es muy fácil retroceder. 

¿Por qué cree existe ese riesgo de vuelta al pasado? 

Porque primero hay una mochila cultural que llevamos y que es muy difícil de superar. Hay unas características, y hay estudios al respecto, en que en las mujeres los periodos de maternidad, por ejemplo, pueden afectar negativamente al desarrollo de su carrera profesional. También dentro de esa mochila cultural, las mujeres debemos o tenemos que creernos que también podemos desempeñar aquellas tareas que tradicionalmente las han realizado los hombres. Porque no solo es que podemos hacerlas, sino que ya las estamos realizando y además las realizamos con un liderazgo femenino en la mayoría de los casos. Ese liderazgo femenino es lo que nos orgullece como universidad pública de Castellón, un proyecto colectivo donde efectivamente yo lidero, pero comparto con todo mi equipo y con toda la comunidad universitaria. Las mujeres seremos aquello que queramos ser y en este sentido yo estoy satisfecha de como se está implantando ese liderazgo femenino en la Jaume I. Por tanto, hemos avanzado, pero aún queda muchísimo camino por recorrer. Y muy importante, esto de la igualdad no es una cosa de mujeres, es una cosa de toda la sociedad y necesitamos complicidad. Tenemos que trabajar juntos por algo que es un derecho de las personas y conseguirlo entre todos, hombres y mujeres. 

Cuesta encontrar algún rector o rectora que no critique la nueva Ley de Organización del Sistema Universitario (LOSU)...

Yo diría que es una ley que nos hubiera gustado que fuese diferente. Perdimos la oportunidad de haber dotado a las universidades de nuevos sistemas de gobernanza, de mayores flexibilidades... Pero, soy una persona que me gusta mirar hacia delante y, una vez la ley ya existe, lo que tenemos que hacer es mitigar sus aspectos más negativos y el primero de ellos es la financiación. La LOSU fija explícitamente que hay que alcanzar el 1 % del PIB en cuanto a financiación y eso es uno de sus aspectos positivos. Por tanto, ahí tenemos una gran oportunidad y hay que ver cómo se va a llegar, cómo se va a conseguir ese 1% del PIB, porque si no se alcanza entonces sí que será un fracaso.La ley va a requerir un esfuerzo adicional a todas las comunidades universitarias: tendremos que modificar estatutos, tendremos que cambiar la dedicación del profesorado, las figuras de profesorado... Y todas estas cosas que tenemos que hacer y que no tenemos otra alternativa más que hacerlas serán un fracaso si no tenemos financiación.

¿Ve factible esa promesa del 1 % del PIB? 

El riesgo que tenemos en estos momentos es que no seamos capaces o que no sean capaces de acotar bien las responsabilidades. Qué responsabilidades corresponden al Estado y cuáles a las autonomías para alcanzar ese 1 % del PIB. Porque, de no ser así se pasarán la pelota de unos a otros, la LOSU no se podrá implantar y las universidades vamos a sufrir mucho. Así que el mayor reto que tenemos es ese: ser capaces de definir responsabilidades entre el Estado y las comunidades autónomas y alcanzar ese 1 % del PIB en un horizonte que aunque es el de 2030, sí que es verdad que para el año que viene tenemos que tener financiación para todo el proceso de adaptación, por lo menos en lo que se refiere al profesorado. 

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La rectora de la UJI, Eva Alcón, junto a una maquesta del campús de la avenida Sos Baynat de Castelló

La rectora de la UJI, Eva Alcón, junto a una maquesta del campús de la avenida Sos Baynat de Castelló / GABRIEL UTIEL BLANCO

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Las cinco universidades públicas valencianas llevan 13 años sin Plan Plurianual de Financiación. ¿Ve la luz al final del túnel tras la promesa del president Mazón de abordar «sin dilación» esta reivindicación?

Llevamos muchos años solicitando esa necesaria financiación. Estamos en un momento donde es urgente que se avance en ese sentido. Necesitamos suficiencia financiera y equidad en el reparto de los recursos. Ese es el primer paso a seguir. Necesitamos una financiación basal que nos permita a las universidades públicas ofrecer ese servicio público que nos caracteriza y, después, necesitamos una financiación global por objetivos y dar cuenta del cumplimiento de esos objetivos tanto a la Generalitat y a la sociedad a la que servimos. Yo creo que es el momento de copiar buenas prácticas que se han hecho en otras autonomías. Por ejemplo, me comentaban los rectores andaluces que ellos han partido de una cláusula de salvaguarda, en la que a cada universidad se le respeta lo que tiene en estos momentos, y además se aplica el concepto de nivelación. Esto último es muy importante porque hay universidades, como es el caso de la Jaume I, que padecen una infrafinanciación, y eso, debe ser compensado de alguna manera.

¿Y cómo debe ser el modelo de financiación de las universidades valencianas?

Una vez tengamos esa cláusula de salvaguarda como en Andalucía que garantice la financiación estructural, debemos incorporar también el concepto de nivelación. Y a partir de ahí ya podemos hablar de objetivos para de alguna manera reconocer lo que todas las universidades hacemos. En el caso de la UJI tienen que reconocernos la formación. ¿Cuánta gente no hubiera estudiado en la Universidad si no hubiera existido la UJI? También nuestro trabajo de investigación, que tiene un notable impacto social en toda la Comunitat Valenciana, no solamente en Castellón, y así lo atestiguan lo informes sobre la transferencia del conocimiento que hacemos, una transferencia que no solo es tecnológica sino también social. Todo esto se tiene que ir reconociendo en ese modelo que se puede ir consensuando, que sobre todo tiene que garantizar esa suficiencia y esa equidad financiera. 

¿Qué han supuesto estos 32 años de vida de la Jaume I para la sociedad castellonense y también para la Comunitat Valenciana? 

Le animaría que esta pregunta la vaya formulando a cada persona que se encuentre por la calle cuando salga del campus y verá como, en un porcentaje altísimo, le responderán que es lo mejor que le ha pasado a Castellón y a su provincia. Gracias a la Universitat Jaume I hemos dado formación a muchísimas personas: formación inicial a las que vienen por primera vez a la Universidad y también formación a lo largo de la vida. Muchísimas empresas reconocen a la UJI como referente y prueba de ello es que contamos con 43 cátedras o aulas de empresa. Esto para el tamaño de nuestra universidad es el mejor reflejo del impacto que tiene la UJI en la sociedad de Castellón. Además del impacto que tiene en la vida cultural. Es decir, creo que la historia de Castellón se escribiría de otra manera si no existiera la Jaume I. Además, la Universidad de Castellón surgió por el consenso social y hoy en día difícilmente una universidad tiene como aliada social la gran fortaleza que tiene la Jaume I. Precisamente esta gran fortaleza es la que hace que  toda la comunidad universitaria y la sociedad que nos rodea entiendan que la UJI es un proyecto colectivo que es capaz de transformar la sociedad a nivel local, a nivel nacional y proyectándonos siempre hacia un horizonte internacional, porque sino no seríamos universidad.