Acogida de ucranianos

Un mes de paz lejos de las bombas de Ucrania

La fundación Juntos por la Vida traslada a València a 55 menores ucranianos para pasar las navidades lejos de la guerra con sus familias de acogida

Milena, de 12 años, es una de las niñas refugiadas que huye de Irpin, donde un misil destruyó su hogar

Valencia. VLC. Familia valenciana que ha acogido a una niña ucraniana. Hablando con sus padres que están en Ucrania

Valencia. VLC. Familia valenciana que ha acogido a una niña ucraniana. Hablando con sus padres que están en Ucrania / Miguel Ángel Montesinos

Gonzalo Sánchez

Gonzalo Sánchez

A Milena un misil le truncó la infancia. Es de Irpin (Ucrania), tiene 12 años y una bomba arrasó la casa donde vivía con su familia. Los suyos siguen vivos, pero desde entonces la guerra y la artillería son su sonido ambiente. 

A pesar de todo, Milena daba besos y abrazos a su familia de acogida desde el primer día que pisó Valencia. Ella es una de los 55 menores ucranianos que llegaron en autobús de la mano de la ONG Juntos por la Vida para pasar unas navidades en paz lejos del frente. 

Milena cayó en la casa de Anabel Oliver en València y ahora Alejandra es su hermana mayor provisional y se pasa el día jugando con ella. «Nos llena ayudara otras personas , no hace falta que sea navidad para hacerlo. Creemos que este tipo de cosas también nos enriquecen a nosotras», cuenta Oliver. 

Valencia. VLC. Familia valenciana que ha acogido a una niña ucraniana. Hablando con sus padres que están en Ucrania

Valencia. VLC. Familia valenciana que ha acogido a una niña ucraniana. Hablando con sus padres que están en Ucrania / M.A.Montesinos

Alejandra y Milena están viendo una película de dibujos en ucraniano con subtítulos en castellano. Es una forma de que las dos puedan disfrutar y de que Milena aprenda el idioma al mismo tiempo . «Hay veces que asocia palabras en ucraniano y en castellano y te pregunta ¿Esto significa esto? Y así poco a poco va aprendiendo», cuenta Alejandra. 

Esta familia lleva más de una década en el programa de Juntos por la Vida, ejerciendo como refugio para Marc, un joven ucraniano que les visitaba cada Navidad. Ahora tiene 26 años y ya no forma parte del programa, pero sigue en contacto permanente con Anabel. «A Marc le han enviado a trabajar a la central nuclear de Chernobyl, creemos que es una forma de tenerlos localizados en la retaguardia por si algún día hace falta llevarlos al frente de batalla», explica Anabel. 

Valencia. VLC. Familia valenciana que ha acogido a una niña ucraniana. Hablando con sus padres que están en Ucrania

Valencia. VLC. Familia valenciana que ha acogido a una niña ucraniana. Hablando con sus padres que están en Ucrania / Miguel Ángel Montesinos

"Nos llena ayudar"

Oliver explica que habla cada día con Marc y su familia, y que no es la primera vez que le ayuda. «El año pasado le pagamos el tratamiento a uno de sus hermanos, al que diagnosticaron un tumor... Hicimos cuentas y decidimos ayudar», cuenta Anabel. 

En su familia están acostumbrados a ello, y lo dice ella y su hija Alejandra «Nos llena ayudar, y pensamos que esto también nos enriquece a nosotros como personas. Que venga una persona que lo necesita y poder ayudarla es una sensación maravillosa». 

Como Milena, los 55 menores que han llegado en autobús son de Irpin, Bucha o Ivankiv, localidades muy afectadas por el conflicto bélico, se trata de niños, en su mayoría, de familias muy vulnerables y desestructuradas. 

Valencia. VLC. Familia valenciana que ha acogido a una niña ucraniana. Hablando con sus padres que están en Ucrania

Valencia. VLC. Familia valenciana que ha acogido a una niña ucraniana. Hablando con sus padres que están en Ucrania / Miguel Ángel Montesinos

Los primeros días Milena «flipaba con que tuviera una habitación solo para ella ¿Esto es todo para mí? decía», así lo recuerda Anabel Oliver y su hija Alejandra, que también explican que la experiencia les ha servido mucho para darse cuenta de lo que tienen en España. 

A Milena le gusta mucho un juego de mesa con un tablero lleno de dibujos. Pasa las tardes tratando de adivinar como se dice en castellano lo que le señala Alejandra. En mitad del juego recibe una videollamada de sus padres. «No hemos hablado con ella nada de la guerra, no queremos que piense en eso. Está aquí para olvidarse y disfrutar», sentencia Oliver. 

Se trata de las segundas navidades lejos del conflicto para 30 de los 55 niños ucranianos. Clara Arnal, presidenta de juntos por la vida, explicó que se trata de un respiro muy importante para estos jóvenes. «Supone pasar unas navidades como cualquier niño español, en el seno de una familia, con comida, con regalos y con este buen clima que tenemos en la Comunitat Valenciana, pero sobre todo es un tiempo de paz.