La dificultad de morir con dignidad todavía

Amparo Cacho falleció en septiembre de 2022, mediante eutanasia después de lidiar cuatro meses con trabas para acceder al tratamiento

Sonia Alonso, junto a una foto de su madre Amparo Cacho. | RAFA ARJONES

Sonia Alonso, junto a una foto de su madre Amparo Cacho. | RAFA ARJONES / sara rodríguez. alicante

Sara Rodríguez

Amparo Cacho, una mujer valiente de 84 años, se encontraba atrapada en un cuerpo que ya no toleraba más el peso del dolor, y ella era plenamente consciente de la realidad a la que se enfrentaba. Su historia no solo es la de una lucha contra una enfermedad, sino también la crónica de una angustiosa espera que puso a prueba su paciencia y la de su hija menor en su deseo de morir dignamente.

Sonia Alonso cuenta el proceso que tuvo que vivir con su madre para que finalmente, lograsen que a esta le practicaran la eutanasia. Durante muchos años, Amparo padeció una enfermedad degenerativa en los huesos que la llevó a someterse a múltiples intervenciones quirúrgicas. Algunas de estas cirugías, como la de cervicales, fueron especialmente delicadas, tal y como recuerda Sonia «se podía haber quedado ahí», admite.

El diagnóstico se volvía cada vez más crudo, tanto para ella como para su familia, quienes observaban impotentes cómo el dolor no le permitía estar «ni en la cama ni en el sofá». Amparo, que era plenamente consciente, tenía elaborado un testamento vital, que consiste en decidir qué tratamientos quieres y cuáles rechazas cuando el deterioro de tu salud es irreversible y has perdido la capacidad de tomar decisiones. Sin embargo, en el testamento vital de Amparo cuando lo escribió no constaba la eutanasia, por lo que debían de intentar acceder a ella.

En mayo de 2022, tomaron la decisión de iniciar el proceso, sin anticipar las numerosas trabas que surgirían en el camino. El primer paso era encontrar un médico dispuesto a respaldar la solicitud inicial. Recurrieron a su médico de Atención Primaria, quien, a pesar de ser el referente y tener la obligación legal de recoger la solicitud para iniciar el proceso, denegó cualquier colaboración.

Diagnóstico a favor

Tras este revés, buscaron ayuda en la unidad del dolor del Hospital de la Marina Baixa, donde derivaron el caso a un psiquiatra. Después de evaluar la situación, este emitió un diagnóstico a favor de Amparo, validando la realidad de sus dolencias. Regresaron a la unidad, que nuevamente se negó a recoger la solicitud, abogando que «no era el lugar para pedir eso».

En ese punto, Sonia toma la decisión de enviar un escrito al centro de salud de su madre solicitando la asignación de un médico responsable. La respuesta recibida por parte de la coordinadora de enfermería afirmaba que, según sus evaluaciones, Amparo no cumplía con los criterios necesarios para ser considerada apta. Es entonces cuando se decantan por enviar un correo electrónico que incluye varios informes médicos a una comisión de garantías, quienes le responden que han puesto el asunto en conocimiento del Hospital de la Marina Baixa y que ellos se pondrían en contacto. Este proceso se fragua entre mayo y agosto.

Atravesadas las barreras y con la solicitud firmada por un médico, el proceso sigue su curso. Amparo y Sonia se reencuentran con la coordinadora de enfermería, que en una primera instancia había contestado al escrito emitido al centro de salud, esta vez sugirió de forma reiterada que su madre se trasladara al hospital para una entrevista, pero Amparo no podía realizar grandes esfuerzos de movilidad. Después de un proceso de idas y venidas, en el cual incluso la coordinadora llegó a expresar que no cubrirían los gastos de una ambulancia para facilitarle el transporte, los profesionales sanitarios finalmente se presentaron en su hogar con un informe desfavorable alegando que «no era apta» para acceder a la eutanasia, ya que «no experimentaba un sufrimiento constante».

Finalmente, derivan el caso a un médico consultor que valora los informes de salud de Amparo y la declara apta para recibir la eutanasia. Este hito se alcanza a principios de septiembre.«Ha sido una mujer muy fuerte, lo ha dicho todo el mundo», recuerda Sonia sin poder contener la emoción. Amparo fallece el 27 de septiembre de 2022. Lo hace dos semanas después de que se aceptara el trámite, para poder despedirse de sus seres queridos. Su hija solo reclama más empatía para casos similares y más apoyo.

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