Chabolismo vertical

Expertos alertan de una infravivienda en pisos que se cronifica en guetos de pueblos y ciudades

Ejemplo de chabolismo vertical en València.

Ejemplo de chabolismo vertical en València. / A. Comes

Mónica Ros

Mónica Ros

Ocupaban asentamientos en chabolas durante décadas pero tras las intervenciones de Servicios Sociales, la población más empobrecida pasó a residir en pisos y fincas de barrios humildes, generalmente a la afueras de pueblos y ciudades de la Comunitat Valenciana. Y allí ya no hay intervención alguna. Este fenómeno se denomina «chabolismo vertical» y los expertos aseguran que se cronifica, igual que lo hace la pobreza e igual que se normaliza el racismo, por ejemplo, contra el pueblo gitano. 

«La sociedad lo ve normal. Ve normal el chaboliso vertical, como ve normal un racismo normalizado desde hace años contra el pueblo gitano. Ellos ocupan ahora los guetos de pueblos y ciudades y en los asentamiento de chabolas que ya casi no se ven (porque están ocultos y alejados de las urbes) viven los extranjeros, los gitanos rumanos». Así explica el decano de la Facultad de Artes, Humanidades y Comunicación de VIU, Joan Manuel Oleaque el fenómeno del «chabolismo vertical» y del racismo normalizado. 

Desde el Centro de Estudios en Humanidades, Cultura y Comunicación (HUMA) añaden que las tasas de pobreza valenciana se sitúan en el 87,4% entre la población gitana y en el 86,8% entre la población infantil. Además, el 62,8% de jóvenes gitanos de 16 a 24 años no se gradúan en ESO, frente al 4% de la población general, según se desprende del estudio «La situación educativa del alumnado gitano en España» presentado por el Secretariado Gitano. 

Para el decano Joan Manuel Oleaque, la «discriminación» hacia las personas gitanas «ha ido aumentando durante los últimos años con el uso de las redes sociales y las nuevas tecnologías». Esta tendencia es la que refleja el último informe anual de la Fundación Secretariado Gitano (FSG) ‘Discriminación y Comunidad Gitana 2022’, en el que se muestra que durante 2022 se produjeron 554 casos discriminatorios hacia este colectivo (190 casos más respecto al año anterior). De ese total, 189 casos se registraron en redes sociales, siendo este el canal más utilizado para difundir mensajes de odio contra el pueblo gitano. 

Población relegada

El experto asegura que la no intervención en el «chabolismo vertical, la normalización del racismo y la invisibilidad a la que está sometido el pueblo gitano cronifica la pobreza y los relega a los guetos en los que se han convertido algunos barrios. La pandemia, además, los afectó de una forma muy directa ya que un porcentaje alto tiene en la venta ambulante su modo de vida». 

«Cuando vemos chabolismo vertical miramos hacia otro lado. Las Administraciones sí actuaron para erradicar el chabolismo horizontal y alejarlo de las ciudades. De hecho, los poblados que hay en la actualidad son los menos y están escondidos y alejados. Siguen exitiendo porque hay una diferencia entre pobreza y miseria. Pero ¿qué hacemos con el chabolismo vertical? No se hace nada y se puede hacer mucho, sobre todo porque la pobreza se hereda», añade Oleaque. 

Donde sí ha actuado la Adminsitración en los útimos años es en combatir el racismo. Así, el servicio IgualaT de la Generalitat Valenciana atendió en 2022 un 32% de casos de racismo y un 18% específico de antigitanismo, es decir, racismo específico porque sí contra y sobre el hecho de haber nacido gitano o gitana. Por territorios, el 71% de los casos tuvieron lugar en la provincia de Valencia, el 20% en Alicante y el 9% en Castellón. Un 37% de los casos atendidos por IgualaT presentaban apariencia de delito.

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