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LA VALL D'ALBAIDA | RETRATO COMARCAL

La agricultura de la diferencia

La fertilidad de sus suelos hace de la Vall d'Albaida una comarca muy productiva que ha evolucionado hacia tipos de cultivo que han cambiado a lo largo del pasado siglo - Las variaciones en su altitud originan una gran diversidad

La Vall d'Albaida es sin lugar a dudas la comarca valenciana con mayor diversidad de cultivos y posiblemente también la que mayores transformaciones del paisaje agrícola ha llevado a término en las tres últimas décadas. Desde muy antiguo ha sido reconocida la fertilidad de sus suelos albarizos miocenos de origen marino, muy superior a la de los suelos pardo-calizos y terra rossa de origen continental que predominan en el resto de comarcas valencianas. Las condiciones climáticas derivadas de las diferencias de altitud, desde los 100 metros en Benicolet, la parte oriental más baja y cercana al mar, y los 600 de Fontanars en el extremo occidental lindando ya con tierras manchegas, explican buena parte de esa diversidad.

A ello hay que añadir la misma forma de valle, en donde suelen formarse nieblas de invierno y primavera con el riesgo de que se produzcan inversiones térmicas y heladas en las partes más bajas donde se deposita el aire más frío. Las precipitaciones también varían mucho entre la vertiente meridional, la umbría, que recibe directamente los frentes del NE que dejan precipitaciones del orden de los 500-660 mm anuales (casos de Beniatjar o Agullent), y la vertiente septentrional, la solana, en la que el efecto fohen las rebajan a los 400 mm de l'Olleria o Benigànim. De la combinación de todos estos factores y del distinto comportamiento de sus propietarios, surge el impresionante crisol de cultivos que llaman la atención a los visitantes, tanto en siglos pasados como en la actualidad.

La agricultura tradicional

La trilogía mediterránea (trigo, vino y aceite) se ha desarrollado aquí mejor que en cualquier otra comarca valenciana, y hasta mediados del siglo XX era todavía la que dominada en la agricultura local. En 1959, sobre un total de 29.500 hectáreas cultivadas (40 % del total) se dedicaban 9.550 al viñedo, 7.480 al olivo y 6.100 a los cereales de secano. Las otras 6.100 (20%) se repartían entre huertas, frutales, algarrobos y almendros. Medio siglo más tarde, en el momento actual, cuando la superficie cultivada se ha visto reducida a unas 21.000 hectáreas (no llega al 30% del total comarcal) esa trilogía mediterránea representa la mitad de la tierra cultivada, mientras que han visto aumentar su extensión y su participación relativa los cítricos y los árboles frutales, especialmente, los caquis, el cultivo de moda. La comercialización de frutas es ahora la principal base de la agricultura comercial, muy por encima de la que puedan supones los vinos, el aceite o los cereales.

El viñedo fue desde finales del siglo XIX hasta prácticamente el año 2000 el cultivo más extendido por toda la Vall d'Albaida. Según la estadística oficial de 1889, en plena Edad de Oro de la viticultura valenciana gracias a las exportaciones a Francia, asolada por la filoxera, el viñedo ocupaba 12.495 en el partido de Albaida y 7.899 en el de Ontinyent, que incluía por entonces a la Font de la Figuera, por lo que podemos estimar que el conjunto de la Vall d'Albaida no bajaba de las 19.000 hectáreas, lo que supondría que el viñedo ocupaba las dos terceras partes de toda la superficie cultivada. La plaga filoxérica, que hizo su aparición en Benigànim en 1906, acabó destruyendo todo aquel inmenso viñedo que, en 1945, cuando ya se daba por terminada su reconstitución con planta americana, había quedado reducido a unas 12.000 hectáreas.

La expansión vitivinícola

A partir de 1950 y gracias a la creación de una veintena de bodegas cooperativas que facilitaban los procesos de elaboración y comercialización del vino, y de la expansión del viñedo de uva de mesa, que suponía una diversificación y un buen complemento a la actividad vitícola, la superficie de planta de viña volvió a crecer hasta situarse de nuevo en torno a las 17.400 hectáreas en 1977 según el Catastro Vitícola. Más de la mitad de esta cifra correspondía a variedades de uva de mesa, encabezadas por la rosetti (5.100), seguida por la cardinali (1.600), la lavallé (538), la chasela (536), la moscatel (233) y otras de menor representación. La mayoría de estas variedades se localizaban en la parte oriental del valle, con un gran centro productor y comercial en la Pobla del Duc y otros también muy importantes en Benigànim, Quatretonda y Llutxent, cuyas cooperativas abrieron por esta razón nuevas líneas y almacenes de uva de mesa. Con ellos se iniciaba una entrada en el mercado de la fruta fresca, siendo este el primer paso que favorecería luego la expansión de los árboles frutales que poco a poco irían sustituyendo por su mayor rentabilidad a los viñedos.

Precisamente los frutales de hueso (albaricoquero, melocotonero y ciruelo) fueron los grandes protagonistas de la renovación agrícola durante los años ochenta y noventa, en que se plantaron más de 8.000 hectáreas, antes de que empezaran a ser atacados por las plagas y los agricultores se viesen en la necesidad de sustituirlos por nuevas especies como los cítricos y los caquis. En el momento actual se estima que quedan unas 3.500 hectáreas de frutales de hueso, la mayoría en la parte oriental de la Vall, por los términos de Bèlgida, la Pobla, Benigànim. Llutxent, Castelló de Rugat, etc., aunque también son abundantes en el término de Ontinyent (435 hectáreas).

Los cítricos no fueron introducidos hasta mediados de los 50 y de una manera muy tímida en Rugat y Terrateig, por influencia sin duda de la vecina comarca de La Safor. Desde allí irían extendiéndose siguiendo las faldas del Benicadell por Montitxelvo, Carrícola, Atzeneta e incluso por Albaida hasta Agullent, siempre en zonas abrigadas, de tal manera que en 1985 se censaron ya unas 210 hectáreas. Pero la eclosión vendría en 1995, cuando la apertura de pozos y la ampliación generalizada del riego en la parte de la solana incentivó su cultivo en los términos de Llutxent (438 hectáreas), Quatretonda (223) y Benigànim (130), a los que se sumaron también otros de la umbría como Bèlgida (134) y en general todos los que tienen parcelas regables en las faldas de las sierras, nunca en las vaguadas centrales donde es mayor el riesgo de heladas. En total, la superficie plantada de cítricos (más naranjos que mandarinos) se eleva actualmente a 1.800 hectáreas, en que parece haberse frenado el ritmo de nuevas plantaciones ante la novedad complementaria y en principio más rentable del caqui, que compite con el naranjo en los mismos parajes en incluso es más resistente al frío. En poco más de diez años se han plantado casi 1.900 hectáreas de este nuevo frutal, que está ya presente en todos los municipios del valle, incluidos Ontinyent (261 hectáreas) y Fontanars, aunque los términos en donde mayor representación está adquiriendo son los de Albaida (210 hectáreas), Bèlgida (163), Benigànim (158), Castelló de Rugat (258) y la Pobla del Duc (163).

Tierra de viveristas

Por su parte, el viñedo de vinificación ha quedado relegado casi exclusivamente a las tierras altas de la parte occidental, donde Ontinyent mantiene casi 500 hectáreas y Fontanars algo más de 1.700. Ambos municipios son parte integrante, junto a los de la Font de la Figuera y Moixent, de la subcomarca vinícola Terres dels Alforins, donde tanto las cooperativas de la Font y Moixent, como un selecto grupo de enólogos y bodegueros particulares han logrado orientar su producción hacia los vinos de calidad utilizando tanto variedades autóctonas como la monastrell, la verdil, la forcallada y la mandó, como otras de origen extranjero (cabernet, merlot y syrah). Otra faceta vitícola muy destacada es la existencia de viveros de planta americana que tienen aquí una de las mayores zonas viveristas de España, siguiendo una tradición que se inició en torno a 1910, cuando hubo que restituir los viñedos arruinados por la filoxera. Los viñedos de cepas madre se concentran básicamente en una misma zona participada por los términos de Aielo de Malferit (con 157 hectáreas), Albaida (93), Agullent (38), Ontinyent (71) y l'Olleria (116 ha).

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