La vendimia se adelanta en Terres dels Alforins con un 30% menos de cosecha

Los productores apuestan por recuperar variedades autóctonas que arrancaron por su falta de rentabilidad y que este año han resistido mejor las altas temperaturas

La ausencia de plagas propicia una gran calidad de la uva

La vendimia en la Font de la Figuera, en una imagen de archivo.

La vendimia en la Font de la Figuera, en una imagen de archivo. / PERALES IBORRA

S.Gómez/Patricio Simó

Los productores de vid de la Costera y la Vall d'Albaida han adelantado este año el inicio de la vendimia como consecuencia del intenso calor que se ha registrado en lo últimos meses, con temperaturas máximas por encima de la media habitual en verano, y muchas noches con valores anormalmente altos.

Las lluvias del último fin de semana han resultado por lo general beneficiosas para una cosecha cuya recolección ha comenzado con perspectivas de producción poco halagüeñas que apuntaban a descensos de hasta el 30 % en los dominios del importante enclave enológico de Terres dels Alforins, que aglutina a los términos municipales de Fontanars, Moixent o la Font de la Figuera. El motivo del retroceso no es otro que el déficit de precipitaciones que se ha registrado en la primera mitad de 2023.

Vendimia en la Font.

Vendimia en la Font. / MANUEL ASENSI

La asociación de bodegueros dels Alforins maneja unas estimaciones de recolección de 10 millones de kilos de uva entre sus doce asociados para la campaña de este año, cuando las cifras habituales de producciónse mueven en torno a los 15 millones de kilos. Las tormentas de los últimos días pueden haber contribuido a engordar la uva un poco, sobre todo para las variedades más tardías, como la monastrell. El problema de esta variedad es que al vendimiarse más tarde que el resto corre el riesgo de sufrir podredumbre o botritis.

Sin embargo, la excelente calidad de la uva es otra de las características que destacan este año todos los viticultores debido a la ausencia de plagas porque el tiempo ha acompañado (las altas temperaturas favorecen la fermentación de los vinos y el grado alcohólico) y la cosecha ha podido desarrollarse en unas buenas condiciones. En la zona no se ha oído hablar este año ni de oídio ni de mildiu, las principales enfermedades y hongos que atacan a las plantas en el territorio.

En la Cooperativa La Viña de la Font de la Figuera, que agrupa a 1.500 pequeños productores, prevén este año producir unos 9,5 millones de kilos de uva, alrededor de un 10% menos de lo habitual.

Las variedades autóctonas, en auge

La garnacha tintorera ya está en grado. Esta variedad que tarda más en madurar se recoge a partir de 12,71 grados hasta 15. La máxima puntuación de sanidad (entre 0 y 30) en el caso de la garnacha tintorera se sitúa en 18 puntos frente a las francesas, que tienen una puntuación máxima de 22 puntos. Para conseguir que la uva que entra en la bodega sea de la máxima calidad, se miden unos parámetros como el grado alcohólico, el ph o la sanidad antes de su descarga. Así que el precio de una misma variedad puede variar sustancialmente según la calidad.

Este es un objetivo muy loable que la Cooperativa La Viña se marcó hace ya algunos años para premiar la calidad frente a la cantidad. Y ello ha permitido que se elaboren vinos como Los Escribanos o Venta del Puerto.

Existe una tendencia clara en muchas bodegas de volver a las variedades autóctonas como la Forcallá, que muchos agricultores se vieron obligados a arrancar por falta de rentabilidad

Algunas variedades de esta zona como la cabernet sauvignon y la cabernet franc aún no han alcanzado el punto de maduración óptimo para llevar a la bodega. En este caso, el grado oscila entre 13,41 y 15,50 también para una sanidad entre 0 y 30.

Existe una tendencia clara en muchas bodegas, también en la Cooperativa La Viña, de volver a las variedades autóctonas como la Forcallá, que muchos agricultores se vieron obligados a arrancar por falta de rentabilidad. Se apostó entonces por las variedades francesas, como la petit verdot, la cabernet sauvignon, la merlot o la syrah.Ahora se vuelven a demandar vinos con uvas autóctonas como la mandó o la forcallá, cuyos resultados son un auténtico lujo para el paladar. Además, este año las variedades autóctonas son las que mejor están aguantando las altas temperaturas. Una manera de recuperar los orígenes perdidos.

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