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“No me gustaría estar en la piel del jurado de la Mostra de este año”

El director del festival, Eduardo Guillot, defiende el compromiso del certamen con el cine de calidad "hecho en el Mediterráneo"

Fotograma de "El que sabem", la película valenciana con la que el jueves se inaugura la Mostra. Unai Mateo

El estreno este jueves de El que sabem, la película del director valenciano Jordi Núñez, durante la gala de inauguración en la Rambleta de la Mostra de València, dará el pistoletazo de salida a nueve días de amor y compromiso por el cine. La quinta edición del festival con más películas y más presupuesto desde su “refundación” en 2018 confirma, según su director de programación, Eduardo Guillot, la consolidación de un proyecto artístico que aún tiene margen para el crecimiento.

“Siempre queremos más -reconoce Guillot en declaraciones a Levante-EMV- pero es cierto que el modelo de festival que teníamos en mente se acerca mucho al que tenemos ya. Me gustaría tener más invitados en la Sección Oficial y en la informativa, más proyectos y especialistas en el foro de producción… Son cosas que, al final, dependen del presupuesto. Pero en lo que se refiere al perfil, al tipo de contenidos que queremos ofrecerle al público valenciano, la línea está muy clara”.

Y esta línea clara es la de demostrar a través de las películas y los ciclos programados que a las orillas del Mediterráneo se rueda suficiente cine para poder programar un festival de calidad. “Apostamos por un cine de autor y comprometido -desgrana Guillot-. No comprometido en el sentido social y político, sino comprometido con el cine y con una manera de contar historias, de ver el mund y de intervenir desde las imágenes en su contexto”. “Te puede gustar más o menos nuestra propuesta, pero la Mostra es un festival muy fácil de identificar -subraya-. Encontrar esa identidad es importante y lo hemos conseguido”.

La docena oficial

La Sección Oficial de esta Mostra cuenta con 12 películas cuya absoluta diversidad de temas y géneros es, según Guillot, la mayor prueba de que en este festival impera el criterio de calidad por encima de cualquier otro. No en vano, algunos de estos largometrajes han sido elegidos por sus países para competir en los Oscar o vienen de ganar premios en Cannes, Berlín o Venecia. “No puedo tener favoritas -explica el responsable de su selección-. Pero estamos muy satisfechos con la Sección Oficial y todas tienen un montón de motivos para estar en el palmarés. No me gustaría estar en la piel del jurado de la Mostra”.

Según Guillot, uno de los objetivos de la Mostra es que las películas que se proyectan “sean una herramienta para reflexionar sobre el tiempo en el que vivimos”. Por eso, reflejan un Mediterráneo convulso “pero también lleno de esperanzas”.

“Una película como la tunecina Entre las higueras, que viene de estar premiada en Cannes, habla de la situación de las mujeres en Túnez de una manera muy original, nada maniquea y que piensa más en el futuro que en el pasado del país -ejemplifica el director. “Y tenemos una coproducción entre Francia e Irán (Until tomorrow), cuyo director vendrá a València y nos ayuda a entender lo que está pasando allí. Y otra (Klondike) que transcurre en Ucrania y además está ambientada en 2014 en la guerra del Donbass, por lo que también nos da claves para entender mejor ese conflicto”.

Compromiso incómodo de Guédiguian

La Mostra de este año, la que hace 37, llega con más películas programadas aunque, según su director, esto se debe principalmente a dos ciclos: el de cine griego en el siglo XX y el dedicado al cineasta reconocido con la Palmera de Honor, Robert Guédiguian. Quizá su nombre no sea tan popular como otras “palmeras” recientes como Maria de Medeiros, Jean Pierre Jeunet o Liliana Cavani pero, tal como señala Guillot, el francés es un director “muy consolidado y acostumbrado a estrenar películas en los festivales más importantes”.

“La elección de este galardón ha sido muy consciente -afirma el responsable artístico de la Mostra-. Por un lado, porque las generaciones jóvenes no lo conocen y es bueno que lo conozcan. Por otro, porque las generaciones que lo conocen lo valoran enormemente. Y por último, porque es un cineasta muy a reivindicar en un momento en el que se habla de que determinados conflictos sociales han quedado atrás. Viendo las películas de Guédiguian te das cuenta de que no, de que los conflictos son siempre los mismos”.

A este respecto, Guillot compara la obra del director francés con la de otro cineasta social, Ken Loach. “Guédiguian incomoda mucho más que Loach -asegura-. Ama a sus personajes como los ama Ken Loach, pero no es condescendiente con ellos. Y eso hace que tú como espectador también tengas que cuestionarte”.

El cine valenciano

La presencia de El que sabem en la Sección Oficial no es la única de cine valenciano en la Mostra, que también ha incluido en su programación Vasil, de Avelina Part; El agua, de Elena López Riera; El carrer és ma casa, de Fermina Ardanaz, José Serrador; Pervertimento, de Alfonso Legaz; o En temporada baja, de David Marqués. Además, The Gigantes, una producción mexicana dirigida por la valenciana Beatriz Sanchis, servirá para clausurar la Mostra el próximo 28 de octubre.

Según Guillot, si el estado de salud del cine valenciano se pudiera representar en un gráfico “veríamos una tendencia al alza, una línea va subiendo poco a poco”. “Estamos en el buen camino -asegura- y hacía mucho tiempo que no teníamos películas valencianas en festivales de renombre. Está accediendo a hacer cine gente con ideas buenas, con otra mirada. De hecho, “El agua”, “Vasil” y “El que sabem” son óperas primas y “Gigantes” es una segunda película. Soy optimista pero son procesos lentos, porque cuesta mucho construir pero hay que apuntalar para que no se caiga”.

Y además de las nuevas miradas, la Mostra también recoge las miradas veteranas que, desde los márgenes, también han contribuido a construir ese edificio del cine valenciano. Hablamos del ciclo dedicado al cineasta independiente Lluís Rivera y de la proyección de “Cada ver es”, película “maldita” sobre Juan Manuel Espada, encargado de la morgue de la Universitatd de Medicina de València. “Cada ver es” es, tal como señala Guillot, “una película de culto, difícil de ver, que desde 1981 ha ido de boca en boca pero pocos realmente han visto. Es un hito del cine valenciano”. Por su parte, el ciclo dedicado a Rivera “sigue con la línea de que el festival tiene que tener memoria. Lo hicimos con Toni Canet y Rivera es un caso aún más peculiar, porque no ha hecho largometrajes y ha sido un francontirador. Valía la pena recuperarlo”.   

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