CaixaForum dedicará una exposición al tatuaje en València

La momia Ötzi, con más de 4.500 años, constituye la prueba más antigua de la práctica del tatuaje

Obra de Ranshō Masato Sudō.

Obra de Ranshō Masato Sudō. / Masato Sudô

Begoña Jorques

Begoña Jorques

El 12 % de la población europea tiene, al menos, un tatuaje. Esta práctica, por muy nueva y subversiva que nos parezca, tiene ya -como mínimo- cerca de 5.000 años. Una vez más, nada nuevo bajo el sol. En Europa Occidental, la momia Ötzi, con más de 4.500 años, constituye la prueba veraz más antigua de la práctica del tatuaje. 

Dos mil años más tarde, algunos de los 200 pueblos celtas instalados por entonces en gran parte de la Europa occidental (Francia, Bélgica, Italia, oeste de Alemania) también mostraban marcas en el cuerpo. Vinculado a lo marginal, al espectáculo, a una expresión identitaria o artística, la historia de la piel como lienzo llega la próxima semana a València con la inauguración de la exposición «Tatoo. Arte bajo la piel», que el día 31 abre al público en CaixaForum.

Diseño de tatuaje en una espalda masculina.

Diseño de tatuaje en una espalda masculina. / Musée du quai Branly–Jacques Chirac

Más de 200 piezas

Tras su paso por ciudades como Madrid, Barcelona y Zaragoza, la muestra reunirá en el Ágora más de 200 piezas de todo el mundo entre pinturas, dibujos, libros, siliconas con tinta, herramientas para tatuar, máscaras, fotografías, sellos y audiovisuales en torno a la historia del tatuaje desde hace miles de años hasta nuestros días. «El tatuaje encierra una gran historia técnica y estética de más de 5.000 años, donde los tatuadores y los tatuados son sus portavoces diarios», señalan desde CaixaForum. Esta es la «mayor exposición histórica que ahonda en el tatuaje como gesto artístico y rinde homenaje a aquellos artistas que han hecho evolucionar el arte del tatuaje, pero cuyo papel nunca se ha reivindicado en los museos». 

La muestra que llega a València explora, desde un enfoque antropológico inédito, los distintos usos del tatuaje a lo largo de la historia y el papel social que desempeña esta práctica ancestral en las culturas del mundo: desde la represión a la reivindicación. Así, los visitantes viajarán a través del tatuaje por todos los continentes descubriendo sus orígenes, la evolución que han experimentado las técnicas y el modo en que conviven en sincretismo distintas corrientes vinculadas al arte del tatuaje, que es ya un fenómeno mundial.

Máscara de frontón koruru o parata. Cultura maorí. Nueva Zelanda. Siglo XIX.

Máscara de frontón koruru o parata. Cultura maorí. Nueva Zelanda. Siglo XIX. / Thierry Ollivier

La piel como lienzo

«La fascinación por el tatuaje cuenta con una larga trayectoria: desde el impulso de la atracción de feria hasta la inmediatez de la cultura callejera, el tatuaje encarna el deseo de expresar a los demás no solo lo que somos, sino también lo que queremos ser, transformando así la piel en un particular lienzo», añaden.

Entre las piezas expuestas destacan prototipos moldeados en un material experimental que reproducen de manera hiperrealista partes del cuerpo humano y que han sido tatuados por maestros del arte del tatuaje. Así, lo que originalmente fue una inscripción efímera en la epidermis de una persona puede convertirse en objeto de exposición. La muestra podrá visitarse hasta el próximo 27 de agosto.

Máscara ritual. Tailandia. Hacia 1980.

Máscara ritual. Tailandia. Hacia 1980. / Pauline Guyon