Alejandro Sanz se sincera en València: "No tiene precio sentir todo lo que he sentido"

Saray Fajardo

Saray Fajardo

Rondaba el año 1991 cuando Alejandro Sanz publicaba su primer disco “Viviendo deprisa”. Probablemente, muchos de sus fans concentrados ayer en la Ciudad de las Artes y las Ciencias todavía no habían nacido. Lo reconozco. Yo también me incluyo entre ellos. No sólo como seguidora del “maestro”, sino porque tampoco había llegado a este mundo cuando el artista empezaba a sonar en las radios del momento. Sin embargo, allí estaban esperando durante horas la aparición del artista.

Han pasado más de 30 años de aquel primer disco. Y, sin duda, han llegado muchas canciones más. Pero la esencia siempre ha sido la misma. Más que música, sus letras pueden ser consideradas poesía. ¿Quién no ha demostrado su amor en redes sociales con algún fragmento del artista? ¿Quién no ha intentado recomponer su “corazón partío” con sus letras? Sí. Yo también le he robado algún fragmento a Alejandro Sanz. Espero que no le importe.

Las fans ya esperan a Alejandro Sanz en la Ciudad de las Artes y las Ciencias

J. M. López / A. Iranzo

Muchas de esas canciones sonaron ayer, durante las dos horas de concierto, en las que el cantante se dejó la piel en el escenario. Porque lo de bailar ya lo dejamos para otro momento. Aunque siendo sinceros, alguna aún se podía bailar.

Familias enteras aguardaban durante horas en la cola para ver al madrileño. Canciones que han viajado de generación en generación y que, sin duda, lo seguirán haciendo.

"No es lo mismo" ha sido el tema que ha elegido el intérprete para iniciar el concierto. Han pasado los años, él no es el mismo. Ni nadie de los que estaba allí. Vestido de rojo y con sus características gafas que últimamente le acompañan, Sanz recordaba que "los conciertos no se hacen solos". Tan sólo hace un año que el artista había pisado la ciudad, pero para sus seguidores ha pasado una eternidad. Por eso, se han dejado la voz en cada fragmento.

Emotivo momento

No importaba que fuera jueves porque podría haber sido lunes y él hubiese seguido llenando el recinto. Alejandro Sanz cantó algunas de las canciones de sus últimos discos, pero sus seguidoras esperaban con ansias todas esos temas que han acompañado al artista durante estas tres décadas. Aunque, en la mayoría de ellas, no hacía falta que el artista gastase su voz. Sólo tenía que dirigir el micrófono hacía el público. Ellos se encargaban de cantar la canción de principio a fin. Sin equivocaciones porque si algo tienen sus canciones es que dejan huella. Aunque estamos de acuerdo en que a todos nos hubiese gustado escuchar un poco más al cantante y mucho menos al público porque a Alejandro Sanz no se le oye en directo todos los días.

"Camino de rosas" o "Quisiera ser" seguían el repertorio. Sin embargo, entre canción y canción llegaba el momento más emotivo. "Estamos contigo", empezó a gritar el público. Un Alejandro Sanz más que emocionado les respondía: "Estamos todos con todos. Yo lo he sentido. Hay momentos en la vida, pero hay que tirar para adelante y seguir haciendo las cosas. Tengo la suerte de seguir haciendo lo que me gusta. No sé si se puede soñar más alto. No tiene precio sentir todo lo que he sentido". Terminaba su alegato señalando que "no hay medicina que se parezca a la música y lo digo yo que lo he probado".

El cantante iba dejando algunas pinceladas sobre su estado de ánimo. Su rostro también lo reflejaba. Allí encima de ese escenario no estaba ese Sanz al que todos estamos acostumbrados y que hemos podido ver en los diferentes concursos y programas en los que ha participado. Su cara de pillo y su eterna sonrisa se habían esfumado. "Les he dicho al grupo que hoy teníamos que darlo todo", indicaba. Tal vez, intentaba animarse más a él que al resto.

Tras varios aplausos, el cantante seguía con su mítico "Desde cuando". Y, tras ella, aquellas canciones que han marcado su historia como "Cuando nadie me ve". No hacía falta ser muy seguidor de Sanz para saber cuáles son los temas más recientes. En ese momento, sólo se escuchaba al artista acompañado por el baile de luces de las linternas de los teléfonos. Aún así, aprovechaba para ceder la voz a aquellos seguidores que hasta esas canciones se sabían.

Si de emociones iba la noche, más emocionante todavía fue el final. Acompañado por su piano, el intérprete llegaba a su fin con "¿Lo ves?". Recuerdan aquella frase de Mónica Naranjo que decía "y no lloré, Aitana, no lloré". Mónica, sentimos decepcionarte, pero muchos de los presentes (ni confirmo ni desmiento estar entre ellos) sí que lo hicimos. Y, por si fuera poco, remató con "¿Y si fuera ella?" para recordarnos que a nosotras también nos gustaría ser esa "ella" que "le peina el alma y se la enreda".

Con más de 25 millones de discos vendidos en todo el mundo, 24 Grammys Latinos y cuatro Grammys estadounidenses, tenía poco que demostrar. A pesar de la preocupación que ha generado durante estas últimas semanas, Alejandro Sanz ha demostrado que sigue más vivo que nunca, al menos musicalmente. Sin duda, todavía le quedan muchas canciones por cantar. O, mejor dicho, por contar.