Avelino Corma, la mente habilidosa

El fundador e investigador del Instituto de Tecnología Química de la UPV y el CSIC tiene "una capacidad de trabajo brutal y mucha originalidad para afrontar los problemas en los estudios"

Avelino Corma

Avelino Corma / Levante-EMV

Avelino Corma se dedica a observar y entender la naturaleza para estudiar, después, qué le puede ser útil en el laboratorio. Así se inspira quien, hoy en día, es un referente científico dentro y fuera de España. A sus 72 años, el químico valenciano acaba de ser reconocido como Investigador Europeo del Año y no son pocos quienes alaban su figura. Con razón.

Las diferentes fuentes destacan, sobre todo, su dedicación incansable, además de su calidad humana y el apoyo y ejemplo que supone para quienes vienen detrás, que son muchos. Corma (Moncofa, 1951) trabaja en el Instituto de Tecnología Química (ITQ, un centro mixto del CSIC y la Universitat Politècnica de València que él mismo cofundó en el Campus de Vera). Desde hace más de tres décadas, se centra en el estudio de la catálisis heterogénea que, en varios casos, ha llegado a transferir a las empresas con éxito. De hecho, ha sido autor o coautor de unas 200 patentes, por lo que recibió el premio a Inventor del Año —precisamente otorgado por la Oficina Europea de Patentes—, que también sirvió de reconocimiento a toda una vida dedicada a la ciencia. Ha creado nuevos materiales (basados en ceolitas); y ha sido uno de los impulsores de la biomasa como fuente de energía, entre otros hitos.

Corma se encuentra entre los investigadores españoles más citados del mundo, tiene casi 50 premios —como el Jaume I de Nuevas Tecnologías en 2000 y el Princesa de Asturias de 2014— y es Honoris Causa de 16 universidades (varias españolas y otras de Alemania, Países Bajos, Canadá, Rumanía... ). «Estoy totalmente entregado a la investigación, a ejecutar proyectos, y a explotar los resultados», dijo al recibir el galardón europeo, el pasado 4 de julio en València. De hecho, en una reciente entrevista a Levante-EMV no dudó en reconocer los sacrificios que ha realizado en toda su carrera, y que han ‘sufrido’ amigos y familiares.

El químico suele decir que sus reconocimientos le llegan siempre tras un trabajo en equipo. Precisamente, los compañeros con los que creó y ha investigado en el ITQ no dudan en hablar de él. Como Vicente Fornés. «No son palabras huecas, es un investigador de primerísimo nivel, con una capacidad de trabajo brutal y una gran originalidad para afrontar los problemas que se le presentan en los estudios», asegura. En esto coincide Jaime Primo, que apunta que Corma es «extraordinariamente inteligente, muy rápido de cabeza y con una gran habilidad para saber qué temas investigar».

«Su capacidad de trabajo es ilimitada, es la persona que más horas, tiempo y esfuerzo personal dedica», afirma. «Es excepcional, el científico español con mejor currículum en todas las especialidades; no solo tiene publicaciones científicas, también patentes, y eso es muy raro con su currículum. Es una figura brutal y en el siglo XXI no hay nadie así en España», añade.

Para Hermenegildo García, también es el químico español más destacado «desde que hay historia, y se puede demostrar de muchas maneras: la mejor, sus indicadores de producción científica y los reconocimientos que tiene». «Lo que ha hecho en Química es disruptivo y ha abierto nuevas líneas, comparables o superiores a las de otros que han recibido el Nobel», asegura.

Y es que, no se puede hablar de Corma sin recordar que su nombre ha resonado, en más de una ocasión, junto a la palabra ‘Nobel’. Es, quizás, un ‘eterno’ candidato, pero la ciencia española todavía no ha visto cumplido este deseo, que beneficiaría a todo el sector del I+D+i. Quizás, no ayudan las circunstancias; que no haya Nobel españoles en la actualidad —el último fue Severo Ochoa, en 1959, e investigaba en el extranjero, y antes Ramón y Cajal, en 1906—; o que su área no ha sido la elegida por el jurado los últimos años. «Se suele repartir por especialidades e igual no le ha tocado todavía», reconoce Fornés. También, dicen diferentes fuentes, hay ciertos lobbies y una ‘tradición’ alemana y estadounidense que suelen influir.

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«Tal y como se mide la ciencia, tiene números de sobra y mucho mejores que algunos de los Nobel de los últimos años», opina Jaime Primo, que también apunta al sistema de elección. «Es una lotería y deben darse unas circunstancias causales: que elijan tu tema, que piensen que eres el mejor... y la química tiene un montón de partes. A veces, también, el jurado prefiere a alguien no tan relevante, pero cuyo estudio sea más conocido públicamente. Claramente, Corma está en las quinielas y es, sin duda, el español más cercano; instituciones y gente muy importante le han propuesto», argumenta Jaime Primo.

Si en algún lugar saben de los Nobel es en la Fundación Valenciana Premios Rei Jaume que entrega unos galardones que tienen a muchos en su jurado. Javier Quesada, el presidente ejecutivo, coincide en que el nombre de Corma sí ha sonado en alguna edición —como pudo averiguar Santiago Grisolía— y destaca que los Jaume I ya le reconocieron en el 2000, estrenando el premio de Nuevas Tecnologías. Quesada defiende que Corma es una figura «glocal» (internacional y local), que «ha creado una escuela desde la nada», y que los Nobel a veces se centran más en «el descubrimiento» que la labor constante.

Un instituto en el top mundial

Este diario ha contactado también con investigadores de otros países. Para el profesor Johannes Lercher, del Laboratorio Nacional del Noroeste del Pacífico (EE UU), «Corma es el investigador más prolífico y versátil que ha contribuido a la ciencia y la tecnología de la catálisis heterogénea en todo el mundo». «Su trabajo pionero ha influido profundamente en la aplicación industrial de los procesos químicos y merecen un premio Nobel», defiende. «Sus esfuerzos se han orientado no sólo a enriquecer el conocimiento científico, sino también a aportar soluciones a problemas del mundo real para mejorar el nivel de vida de la sociedad», lo que considera «el doble objetivo de la ciencia».

De la Universidad de Bucarest (Rumanía), el profesor Vasile Parvulescu cree que merece el premio «desde hace años». «Sus logros son fantásticos. Su trabajo está a las puertas de descubrimientos potentes», considera.

Esto demuestra, como apunta el rector de la UPV, José Capilla, que Corma no solo es «un ejemplo para todo el sistema científico español, sino también un referente internacional». «Está activo al 100 % y sigue produciendo y consiguiendo contratos muy importantes. Siempre ha creído que hay que hacer ciencia aquí. El instituto era una apuesta valiente y el tiempo ha demostrado que fue un absoluto acierto y gana toda la universidad», añade. «Sin ninguna duda, es una persona del nivel de tener un Nobel. Se dice en los congresos, en los pasillos, siempre se rumorea… el mecanismo no es sencillo, pero tenemos la esperanza. Llevamos mucho tiempo sin un Nobel y lo necesitamos», apunta Capilla.

Hermenegildo García también destaca que Corma «ha posicionado en el top mundial un instituto que no existía». «Ha creado una escuela mundial», asegura, sobre el centro que ahora dirige José Manuel Serra, investigador del CSIC. De esa misma institución, de la que depende el Instituto junto a la UPV, fue delegado valenciano hasta 2019 José Pío Beltrán: «Además de ser un excelente científico, Corma ha sido capaz de crear y dirigir un instituto que habla de tú a tú con los mejores del mundo. Es una figura que sobresale, el CSIC debería tener un programa de selección temprana para detectar a gente con este talento y excelencia, los necesitamos. Si tuviéramos unos cuantos ‘avelinos’, el impacto sería brutal». No hay mejor resumen.

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