Entrevista | Carmen Amoraga Escritor

Carmen Amoraga: «Para mí era incompatible la dirección general y la publicación de un libro»

La escritora y exdirectora general de Cultura, Carmen Amoraga publica "El corazón imprudente", una novela de amor, desgaste, miedos y valentía.

Carmen Amoraga presenta El corazón imprudente

Carmen Amoraga presenta El corazón imprudente / JM LOPEZ

Amparo Barbeta

Amparo Barbeta

Hace un mes y dos días, Carmen Amoraga dejaba el cargo de Directora General de Cultura y Patrimonio. Y hoy, definiéndose de nuevo como «escritora», la ganadora del Premio Nadal y finalista del Planeta, presenta El corazón imprudente (Espasa) , una novela de amor y desamor, fidelidad y desgaste, miedo y valentía. La portada del libro es una ilustración de Paco Roca.

¿Por qué ha esperado a dejar la dirección general para volver a publicar?

Pensaba que era incompatible. Cuando publiqué Basta con vivir decidí que no publicaría nada mientras estuviera con el cargo. A principios de año comuniqué que no iba a seguir y entonces ya me sentí libre para intentar publicar lo que tenía en mente. Empecé a escribir en pandemia cuando la asistencia a actos paró. Lo que me gusta como escritora es escribir, defender lo que he escrito, comunicarlo y compartirlo con los demás.

Perdone que insista, pero otros sí han publicado.

Cada uno tiene el compromiso que quiere tener y, en mi manera de entender el compromiso, es incompatible la actividad privada con el trabajo público que estamos desempeñando. Yo he hecho charlas, algún club de lectura o cositas que nunca he cobrado. A lo mejor soy muy estricta con los compromisos, pero como eso lo controlo yo, para mí sí que es incompatible.

En el epílogo dice que, para usted, escribir no es un trabajo sino una tabla de salvación. ¿De qué?

En primer lugar, de mí misma, porque al final somos muchas veces nuestros peores enemigos. La literatura, el cine o la ficción te salva de la hostilidad de la vida real. La literatura me salva como lectora y como escritora . La realidad, muchas veces, es muy hostil. Hay un personaje en la novela que dice ‘Si pudiera elegir, preferiría vivir en la ficción porque ahí todo está explicado y el tres viene después del dos y después del uno. 

¿La novela se basa en hechos reales?

Yo siempre ficción la realidad. Hay partes de la novela que son verdad y si dijera cuáles son, no te lo creerías. La realidad, a veces, supera la ficción. 

En el libro se habla de tres temas principales como son el amor, el perdón y la memoria.

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¿Es Carmen Amoraga un corazón imprudente?

Sí, y por eso me he estrellado tantas veces. Creo que no hay que perder la imprudencia porque si no, no avanzas. Si te pones a pensar en todos los peligros que rodean cualquier decisión que tomas....En el libro se habla de tres temas principales como son el amor, el perdón y la memoria. Tina y José Manuel son dos personas con una vida construida razonablemente feliz que se encuentran y todo salta por los aires lo que les obliga a plantearse tomar decisiones. Ligado a ese amor está el perdón y la memoria, que nosotros mismos distorsionamos para ratificar nuestras decisiones . Ese triángulo te obliga a tomar decisiones que deseablemente han de ser valientes, pero que si no las tomas no deben convertirte en un cobarde.

En la historia es fácil empatizar con los protagonistas.

Me gustaría que el lector, al terminar en el libro, se mirara al espejo y se atreviera a ver lo que se refleja. Al final hay un monotema en mis novelas que es la distancia que hay entre la vida que quieres y la vida que tienes, que a veces es grandísima y a veces, corta. Todas mis novelas intentan responder a esa pregunta.

Tomar decisiones con las edades de los protagonistas no es tan fácil.

Claro. Esta novela partió de un chispazo, y a partir de ahí, empecé a planificar qué quería contar y escribir. Es mi novela más reflexionada y trabajada. El médico de mi madre me llamaba semanalmente y un día me dijo ‘¿ Y tú cómo estás?’ Yo no estaba bien y respondí llorando como una magdalena. Eso me dio qué pensar y de esa chispa nació la novela. Quise que protagonistas tuvieran edad, que sintierany quisieran disfrutar de la vida. Ahora hay un edadismo que es horrible y es súper injusto. Se nos machaca con lo del último tren y no hay ningún último tren.

Carmen Amoraga en Levante-EMV

Carmen Amoraga en Levante-EMV / JM LOPEZ

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Los espacios en los que discurre la novela son muy reconocibles y muy ligados a tu anterior trabajo.

Sí, sí. San Miguel de los Reyes, el Museo de Bellas Artes, las calles de València, el Moma que es un bar de Picanya. Me gusta escribir sobre lo que veo y sobre personas que son reconocibles porque podemos ser cualquiera de nosotros. Nos creemos únicos pero somos bastante parecidos las unos a los otros, por eso se produce esa empatía.

Como su protagonista, ¿cuántas veces ha recorrido sola el Museo de Bellas Artes?

Bastantes veces y es una maravilla. Mi protagonista trabaja en el Museo de Bellas Artes, es administrativa y su pintor es Fillol, porque a mí me encanta Fillol. Se me eriza la piel cuando pienso en El sátiro o El amo. Son dos cuadros brutales que no conocí hasta que llegué a la dirección general. Luego aparece San Miguel de los Reyes que me parece un espacio mágico lleno de energía positiva, a pesar de todo el dolor que encierra. Creo que en estos años le hemos dado una vida muy bonita y sanadora.

"La mentira necesita de la complicidad porque eso es lo que convierte en verdad esa mentira"

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Su protagonista dice que ‘Mejor mentir que hablar claro’.

Así es. Y hay otra que dice que la mentira necesita de la complicidad porque eso es lo que convierte en verdad esa mentira. El amor en general tiene mucho de engaño, por ejemplo, decimos te quiero con todo mi corazón cuando el corazón solo bombea sangre. El que quiere es el cerebro que genera todas las hormonas que te hacen sentir enamorados. Pero sí, el amor es un engaño maravilloso, la fuerza de la naturaleza y del ser humano y tema elemental de cualquier ficción.

¿Qué le ha quitado más el sueño, el amor o la dirección general? 

El amor le compete a uno mismo y a mí el sueño me lo quitaba el pensar que mi trabajo repercutía en otras personas. He dormido poco, muy poco.

¿Con qué se queda?

Siempre he pensado que los políticos tendrían que tener fecha de caducidad y que lo que realmente desprestigia a la política es el político profesional que hoy está en cultura, mañana en agricultura y pasado en sanidad. Cuando comuniqué que no iba a seguir me liberé. A estos años le he puesto mucho corazón y sentimiento. Y, como en cualquier relación sentimental que termina, me quedo con lo bueno. Lo he intentado hacerlo lo mejor que he podido y la puerta de mi despacho siempre ha estado abierta. El equipo es magnífico y estoy convencida de que la cultura va a seguir yendo bien.

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