El valenciano que brilla en el ballet inglés

Fernando Carratalá ha sido laureado con el Premio Positano de la Danza, el galardón más prestigioso y antiguo de esta disciplina 

El joven valenciano es solista en el English National Ballet, en Londres

fernando Carratalá.

fernando Carratalá. / Laurent Liotardo

El nombre de Fernando Carratalá Coloma ya forma parte de la historia de la danza. Pese a su juventud -26 años-, el valenciano ha sido reconocido con el Premio Positano de la Danza, el galardón más prestigioso y antiguo de esta disciplina.

El joven se lo ha tomado «como una sorpresa muy agradable, muy especial, increíble». En concreto, él lo ha ganado como Mejor bailarín de 2023 en el panorama internacional, y fue a recogerlo recientemente a Italia.

Su trayectoria, bien merece el premio. Natural de Sant Vicent del Raspeig, con tan solo 14 años, ya lo apostó todo al baile, en el que se había iniciado después de no ‘engancharse’ a ningún deporte y de ver a su hermana ir a clase de danza.

Cuenta que probó un día... y ya se quedó. «A mi madre siempre le ha gustado la danza, desde pequeña. Mi hermana iba y yo empecé a probar deportes, pero me aburría y de vez en cuando me pegaba ‘bailoteos’ en casa... al final me llevaron y me gustó».

Así empezó, sin saberlo, una trayectoria que le llevaría por la Escuela Arantxa Arana, luego por la de Sofía Sancho... hasta la Academia de Víctor Ullate en Madrid, donde llegó con una beca pero tres años después ya estaba firmando un contrato. «Empecé a trabajar en la compañía con 17 años, mi primer contrato lo firmó mi padre», rememora. 

En el English National Ballet desde 2017

Otros tres años después, en 2017, ingresó en el English National Ballet, con Tamara Rojo como directora durante este tiempo. «Han sido cinco años muy positivos, ha puesto la compañía a otro nivel y estoy muy agradecido del apoyo y la oportunidad que me dio», reconoce.

Ahora, el bailarín ya es solista en el English National Ballet -el ‘ascenso’ llegó en 2022-, y ya ha interpretado papeles como el del mítico cascanueces. «Trabajamos de lunes a sábado, ocho horas al día. Normalmente empezamos con una clase de una hora y media y 15 minutos de descanso, y luego todo son ensayos con una hora para comer. En las fechas de funciones, podemos tener hasta 40, con shows dobles de martes a domingo, y descansamos los lunes», explica sobre su rutina.

Normalmente actúan en el London Colliseum -para los espectáculos más clásicos- y en el Sadler’s Wells, para lo contemporáneo.

Cada año, además, suelen hacer un tour por otras ciudades inglesas (como Liverpool, Manchester, Bristol...) y hace poco estuvieron, también, en Madrid.

Fernando Carratalá.

Fernando Carratalá. / Laurent Liotardo

«Tengo la oportunidad de trabajar con muy buenos coreógrafos como William Forsythe, Mats Ek y Ana Laguna o Pina Bausch. Cuando me uní a la compañía, lo hice casi con cero inglés, pero había muchos españoles y latinos y la acogida fue muy buena», asegura el joven valenciano.

Basándose en su experiencia y como él hizo aún adolescente, aconseja «salir de casa» a los jóvenes que quieran convertir la danza, en su profesión.

«En España hay muy buenas escuelas y muchas opciones de formarte muy bien, pero el mundo profesional es muy difícil. Al final tienes que salir, porque no hay muchas opciones. Hay que salir, probar y ver lo que te gusta», apunta.

Más mecenazgo

En cuanto a las diferencias que ve en Gran Bretaña respecto España, destaca el mecenazgo cultural. «Hay mucho apoyo del Gobierno, pero también de mecenas, que dan mucho dinero a las artes y gracias a ellos se pueden hacer muchas producciones nuevas, pagar escenografías, los salarios...», explica.

Sobre la presencia de chicos en el mundo de la danza, cree que se va «por el buen camino, se ha avanzado y ahora está mucho más aceptado». «Cuando yo empecé éramos solo dos, hoy en día ya no es lo mismo», asegura. 

Sus próximos objetivos pasan por seguir creciendo en el English National Ballet, a la espera de más papeles protagonistas, como el de Giselle, uno de los más famosos ballets románticos, que ya ha conseguido.

«Se echa de menos España, pero me quedaré, a pesar del tiempo oscuro y gris. Estoy muy bien en la compañía, hay buen ambiente y las instalaciones son geniales... ¡y ya me manejo mejor con el inglés!», reconoce entre risas.