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Filósofos en palabra de ley

¿Qué hacemos en el mundo? ¿La verdad relativa? ¿Son aceptables todas las opiniones? La presencia de la filosofía y la ética en la escuela está en entredicho en las últimas leyes educativas. Cinco profesores reunidos por este diario defienden la importancia de los valores de la enseñanza

Filósofos en palabras de ley

Nueva ley de educación, pero con quejas que se arrastran en el tiempo. Cinco filósofos y profesores de instituto debaten sobre la Lomloe, el sistema educativo y la importancia de los valores, la ética y la reflexión en la escuela. ¿Sirve para algo la Filosofía? ¿Se pueden aprender los valores? ¿Se puede enseñar a diferenciar el bien y el mal? 

La charla comienza a la luz de las sombras que se proyectan sobre la caverna que, físicamente, queda representada en el patio del colegio Mayor Rector Peset. Es una pequeña ágora con mascarillas y distancia de seguridad formada por cinco profesores de Filosofía y Ética en ESO y Bachillerato. Fuera, la nueva ley de Educación, la Lomloe, conocida como ley Celaá, avanza en su tramitación entre el mundo de las ideas de preámbulos y objetivos y los reflejos que llegan al mundo visible en forma del currículum. Objetivos como «reflexión ética», una «educación en valores» o «comprensión de la realidad» aparecen como destellos que ciegan su concreción material.

«Cualquier asunto sobre el que haya que tomar una decisión política tiene un problema ético detrás»

María José Codina - Profesora asociada en la Universitat de València

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«Todos los preámbulos de todas las leyes educativas parece que se podrían cumplir prácticamente con estudiar Filosofía», comienza Paula Camacho, docente en el IES Gonzalo Anaya de Xirivella. Sin embargo, tiene la sensación «de que con el cambio de leyes lo que se gana por un sitio se pierde por otro». Añade Carlos López, profesor ya jubilado: «La filosofía ha sufrido con todos los cambios de leyes». Heráclito y Parménides debatirían horas sobre si lo único real es el cambio o si esa sensación es una farsa, un engaño de los sentidos porque no se puede ser y no ser a la vez, pero Camacho vuelve a lo tangible e indica que cuando ella entró en un instituto en 2007 con la Logse había tres personas en el departamento de Ética y Filosofía, dos años después había dos personas y la última vez que tuvo conocimiento solo quedaba una plaza. «La ley Wert ha hecho mucho daño».

En comparación con la normativa aprobada por el PP en 2013, la futura legislación devolverá la obligatoriedad de la asignatura de Historia de la Filosofía en 2º de Bachillerato, que fue optativa con la Lomce, mientras que no recuperará la materia de Ética en 4º de la ESO y su lugar lo ocupará una de Valores Cívicos y Éticos que irá en uno de los cursos de Secundaria. Y casi como el filósofo empirista del siglo XVIII David Hume cuenta que es la costumbre la que dicta a la mente humana que algo va a ser siempre como ha sucedido, Ángel Vallejo, profesor en el IES San Antonio de Benagéber y portavoz de la Red Española de Filosofía, teme que, «al no haber establecido un mínimo», la carga horaria sea de una hora semanal. «Una hora a la semana no sirve para nada, no da tiempo ni a conocer a los alumnos», interrumpe Enric Senabre, docente en el IESRamon Llull de València. «Para compensar las horas acabamos llevando a 300 alumnos, el doble que el resto de profesores», argumenta Vallejo.

«La Ética no se da para enseñar al alumno qué está bien y mal, sino para que sepan decidir qué es lo mejor y cómo actuar»

Carlos López - Profesor de Filosofía jubilado

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Y aparecen entonces los porqués y las dudas filosóficas que se abren en una parte de la sociedad en torno a la utilidad y una «concepción mercantilista de la educación» que, según Senabre, tenía la ley Wert. John Stuart Mill en su obra El utilitarismo hablaba del principio de utilidad como aquel que más felicidad produce y es este el que acaba moviendo al ser humano y a la sociedad en su conjunto para actuar. María José Codina, profesora en el IES El Ravatxol de Castellar-Oliveral y docente adjunta en la Universitat de València, dice que se necesita la ética «como el respirar, es el esqueleto que sujeta a la sociedad». «Hay quienes se creen que distrae porque no produce, pero cualquier problema hoy en día sobre el que se tenga que tomar una decisión, en el fondo tiene un problema ético», apunta Codina, quien concluye que la enseñanza de la ética «es rentable». «Las empresas viven del capital económico y se consigue con la confianza y con la ética, y desde una ética pensada desde un procedimiento», asegura la profesora en la UV.

La argumentación llega a la vida examinada de Sócrates donde «la ética es lo que forma lo que no es el cuerpo», señala López o, como recuerda Vallejo, «es más importante tener a una buena persona en una empresa que a un buen trabajador porque difícilmente será lo segundo sin lo primero». «Lo importante no es crear una educación para el mercado laboral, sino que vaya más allá», precisa. «Y que sirva para repensarlo», añade Codina, a lo que Carlos López apostilla: «Lo que se da en Ética sirve para el futuro trabajo, pero también para su vida diaria, no para enseñarles qué está bien y mal, sino cómo pensar para decidir qué es lo mejor». «Pero que la educación no sea unos primeros auxilios de crear asignaturas porque sí como si fueran parches, hay que crear personas», sostiene Enric Senabre. E igual que en un momento de la antigua Atenas los sofistas eran contratados para enseñar retórica, Paula Camacho reivindica que hoy muchas empresas buscan filósofos para sus plantillas que asesoren sobre el rumbo ético de la compañía.

«Los niños filosofan desde que son pequeños.Es un error esperar a Bachiller para despertarles ese espíritu»

Paula Camacho - Profesora de Filosofía en el IES Gonzalo Anaya

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De izquierda a derecha: Ángel Vallejo, Carlos López, María José Codina, Enric Senabre y Paula Camacho. Levante-EMV

Valores de manera transversal

Pero ese es el paso posterior a la escuela. En ella, en la próxima ley aparece el deseo de formar en «valores» que, según expresa el portavoz de la Red Española de Filosofía, aparecen impartidos «de manera transversal». «Quiere decir que los damos todos y no los da ninguno», lamenta Vallejo. «Es necesario que haya una asignatura que haga una profunda reflexión sobre ellos», insiste. Esta parece ser que será Valores Cívicos y Éticos. Sobre ella plantean varias cuestiones (cómo no tratándose de filósofos). Por una parte, hablan del quién: «Si dejas que la asignatura la dé cualquiera o que sea una maría que sirva para organizar las horas que sobran del claustro es como si no hubiera contenido», protesta Senabre.

También del qué y del cómo de la misma manera que Descartes revolucionó la filosofía con el método, en su caso, el científico-deductivo. «No sirve que aprendan solo lo que hay hoy sin reflexionar qué es, que memoricen el statu quo de hoy como si mañana no hubiera que hacer una revisión, lo importantes es ir más allá del contenido y enseñar a filosofar, los contenidos entran de rebote», defiende María José Codina. Y no falta el cuándo: «Como mínimo habría que hacer un programa de 3 a 18 años y eso no significa dar autores», apelaCodina. «Los niños filosofan desde pequeños, es un error despertar tan tarde ese espíritu», plantea Camacho quien pide «educar una habilidad, la del juicio, y hacerlo a los 15 años es difícil». A ello Senabre añade: «Es un problema que la filosofía se restrinja a una madurez como si los pequeños no lo entendieran cuando los adolescentes son los auténticos filósofos».

«Es necesario que haya una asignatura que haga una reflexión profunda sobre los valores que se dan en la escuela»

Ángel Vallejo - Portavoz Red Española de Filosofía

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Podría aparecer Hegel y lanzar su dialéctica para mirar atrás y ver la progresión como solución de las contradicciones inherentes al movimiento anterior. Ocho leyes educativas, casi una por cada cambio de gobierno, así lo demuestran. «Siempre estamos perdiendo horas», critica Vallejo. «La Logse tiene una cosa muy positiva, que es ir a leer los textos directamente, y Filosofía fue la primera asignatura que realiza ese cambio al que luego se suman otras», indica Senabre. Aunque una crítica sobre la que incide Carlos López es que Ética fuera durante años «alternativa a Religión». «Lo que demuestra es que se confunde Ética con moral católica», lamenta. De la LOE, Vallejo recuerda Educación para la Ciudadanía, «una asignatura informativa, que estaba bien, pero que seguía sin ser de reflexión, tenía una visión pragmática, no formativa» y recuerdan que Ciencias del Mundo Contemporáneo se pidió «que no la dieran filósofos». «Querían que fuera divulgación científica, no que ahondara en la parte de bioética», señala Senabre.

De cara al futuro, ya con la oscuridad como marcador del tiempo, Paula Camacho pide «perder el prejuicio a la asignatura de filosofía». Enric Senabre recuerda cómo los filósofos «fuimos buscados al inicio de la pandemia para aportar luz en una situación incierta». María José Codina recuerda que todos los futuros profesionales «pasarán por las aulas y si han tenido una formación ética hacia una idea de bien común quedarán impregnados». Mientras, Carlos López sentencia que mientras no haya pacto de Estado en educación «la filosofía siempre estará peor». «La ética era el proyecto educativo de Sócrates, y cuando fracasó, la que acabó cayendo es Atenas», explica. «Y los problemas de los griegos siguen siendo los mismos que los nuestros», resume Vallejo. ¿Seguimos en la caverna? 

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