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La alarma deja paso a la esperanza

Política: la clave es la recuperación

La recomposición del tablero político y los nuevos liderazgos añaden incógnitas de cara a una nueva etapa en la que la gestión de los fondos de reconstrucción será determinante

La síndica de Ciudadanos, Ruth Merino, en una sesión de las Corts. E.P.

Gestionar la incertidumbre ha sido el mayor desafío al que han tenido que enfrentarse las instituciones desde que la pandemia comenzó a colonizar el debate político, hace más de un año. A medida que los indicadores sanitarios regresan a niveles normales y el porcentaje de vacunados se incrementa, todos los esfuerzos comienzan a dirigirse a evitar una conmoción en la economía como la que se desató con la crisis de 2008.

Los resultados de las elecciones madrileñas han sido en cierta medida un aviso de la frustración y el desánimo que generan las restricciones prolongadas en el tiempo y sus consecuencias. Pero la volatilidad de los sentimientos en el mundo covid es tal que ningún analista se atreve a presagiar qué pasará en las próximas citas electorales. Para la politóloga Aida Vizcaíno, la situación de ebullición actual se destensará a partir del verano y la clave estará en cómo se gestionan los fondos europeos de reconstrucción y en el talento que sepa captar cada partido para afrontar un panorama que en lo político ha dado un vuelco total tras la fallida moción de censura de Murcia.

Victoria Rodríguez Blanco, también profesora de Ciencias Políticas, coincide en que el futuro inmediato dependerá mucho de la evolución de la crisis. «Si se eliminan las restricciones y este verano comienza a moverse el turismo y la actividad económica, el hartazgo de la gente disminuirá y la posición delBotànic se puede ver reforzada», incide. Cumplido el ecuador de la legislatura, esta ha sido una semana determinante en la reconfiguración del tablero político. El aterrizaje de Carlos Mazón como nuevo líder del PPCV, la desintegración deCiudadanos a marchas forzadas y la nueva etapa que se abre en Podemos tras la caída de Pablo Iglesias abre nuevas incógnitas y marca el comienzo de un juego de equilibrios muy diferente a lo que se ha visto hasta ahora. «La marcha de Bonig es un punto de inflexión. El PP está preparando ya lo que vendrá a partir de septiembre, que es una oposición mucho más dura», observa Vizcaíno, que augura una pugna territorial por ver quién toma la delantera con la gestión de los fondos de recuperación. «Los estímulos económicos favorecen electoralmente al gobierno si sabe capitalizarlos y rentabilizarlos. En caso contrario, se beneficiará la oposición».

Para Antonio Montiel, el contexto cuando lleguen las elecciones autonómicas (en dos años) será completamente distinto, pero el Botànic no se puede instalar en la comodidad y debería analizar muy bien la situación tras el 4M e intensificar su agenda de compromisos. «No todo puede ser gestionar la pandemia», mantiene el profesor, que cree que a finales de año la situación de hastío social «estará amortizada» y se habrá reestablecido cierto ritmo de vida y de actividad económica. «Pero el paro seguirá, junto al fracaso escolar y el problema de la vivienda o de la infraestructuras sanitarias. Es a todo eso a lo que debe responder elConsell y lo que la gente evaluará y tendrá presente en las elecciones en 2023», zanja. 

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