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Ricardo García Cárcel | Catedrático de Historia Moderna y experto en la leyenda negra

"Mis alumnos catalanes creían que el que inventó España fue Franco"

El historiador valenciano es un experto en la llamada leyenda negra, una teoría que nació a principios del siglo XX y que ahora, según el también académico, resurge con el nacionalismo catalán.

El historiador valenciano Ricardo García. fernando rodríguez

Ricardo García Cárcel (Valencia, 1948) es catedrático de Historia Moderna de la Universidad Autónoma de Barcelona y académico de la Real Academia de la Historia, desde 2001. Es un estudioso de la conocida como leyenda negra, una teoría defendida por una corriente historiográfica y que afirma la existencia y difusión de propaganda antiespañola desde el extranjero. Fue Julián Juderías un historiador y traductor nacido en Madrid en 1877 el que acuñó el término. García Cárcel habla sobre los orígenes y el desarrollo de este término.

¿Qué es la leyenda negra?

Es un término muy debatido desde que en 1914 lo pusiera sobre la mesa Julián Juderías, con un libro que tuvo un éxito mediático asombroso, y que percibió que España tenía una imagen estructural. Es decir, desde todos los tiempos y todos los lugares había existido una crítica sistemática y descalificadora hacia España que estaba basada en argumentos falaces. Fue una tesis que tuvo una gran repercusión sobre la generación del 98, entre Azorín, Unamuno..., que participaban de una visión muy victimista respecto a España.

¿Quién era Julián Juderías?

Siempre se le ha acusado de ser poco menos que un aldeano ignorante y receloso respecto a las opiniones de los demás. Era un políglota, hijo de una francesa y con un conocimiento de los idiomas fabuloso, estaba viajado y no tenía nada que ver con la imagen de funcionario de pueblo.

¿Cómo llega esa leyenda negra hasta nuestros días?

Fue evolucionando. En un marco de aislamiento internacional a Franco le vino bien resucitar el fantasma que había fabricado la generación del 98, haciendo ver que fuera no nos quieren. Tuvo un éxito enorme. Luego llegó la transición y hubo una serie de historiadores, entre los cuales me cuento, que partíamos del principio de que éramos europeos y eso nos daba una inyección de felicidad, de autoestima que nos llevaba a creer que la fijación obsesiva del «no nos quieren» estaba superada. Pensábamos que habíamos enterrado el mito de la leyenda negra. Esta conciencia de normalización duró unos 15 años. Más adelante, Elvira Roca Barea (filologa, ensayista y escritora andaluza) publica un libro (titulado Imperiofobia y leyenda negra) que hace que una serie de historiadores renueven esa conciencia de la leyenda negra y empiecen a decir que se pone en evidencia que Europa no nos quiere, que América nos rechaza... Roca Barea fabrica todo un discurso obsesionado con el tema del catolicismo y protentastismo. Tiene un éxito apoteósico.

¿Por qué ese retorno de la leyenda negra? Dice que durante la Transición la habían dado por enterrada.

Tiene mucho que ver con el problema catalán, y la existencia de ese nacionalismo que desestabiliza enormemente el conjunto de España y que se acaba convirtiendo en el precipitante del problema de la imagen de España, que se erosiona desde la propia Cataluña. Ya no es que hablen mal los ingleses u holandeses, es que dentro de la propia España hay un agujero negro.

Volviendo un poco atrás otra vez, ¿en qué contexto nace esa leyenda?

Nace de dos fuentes. Una es toda la guerra cubana y el enfrentamiento con Estados Unidos. Por otro, lado en 1933 empieza una campaña en España, y en particular en Cataluña, de atentados anarquistas. Ese año fue el atentado de Santiago Salvador en el Liceo, que se saldó con 22 muertos. A ese atentado le van a seguir varios y, a su vez, varios procesos de represión del Gobierno Maura. El concepto lo inventa Julián Juderías, pero lo importante es el caldo de cultivo que ya había. El sustrato.

Parte de esos discursos históricos que va relatando recuerdan mucho a declaraciones de partidos de hoy en día tan opuestos como Podemos y Vox.

Podemos es la visión clásica de la izquierda de que la culpa la tiene la derecha, que Europa siempre tiene razón y nosotros tenemos lo que nos merecemos. La visión de Vox es justamente la contraria y es que hay una conjura, que somos exquisitamente virginales, y que una conspiración internacional lleva a machacarnos. El drama es que no hemos superado la ecuación franquismo igual a españolismo. Mis alumnos, catalanes y nacionalistas muchos de ellos, partían del principio de que Franco inventó España. Y toda defensa de España era franquismo. Ha sido una perversión enorme. Durante estos últimos años he escrito sobre el cine español y he comprobado que todos creíamos que la llamada ‘españolada’ que vinculábamos a Carmen Sevilla, Lola Flores... era puro franquismo. Pero tanto ese cine como la copla de los Quintero, León y Quiroga no son fenómenos franquistas, empezaron en la República. Pero la República se ha idealizado como un mundo candoroso en el que todo era progreso.

¿Esto tiene que ver con la educación que reciben los estudiantes en Cataluña o puede extenderse al resto del país?

Esa es una conciencia adanista, la de creer que todo empezó en 1936 y que toda la historia de España anterior es una pura invención. El desprecio que se sigue haciendo de la historia de España es muy grande.

También ha habido alguna que otra agresión exterior a la imagen de España. Durante la Gran Recesión se llegó a decir que éramos los PIGS (cerdos en inglés) de Europa junto a Portugal, Italia y Grecia.

Ha habido críticas, sin duda. Pero una cosa es asumir que ha habido críticas sobre aspectos concretos de España y otra es creer que eso es producto de una conjura urdida por extraños. Eso es lo que a mí me cuesta asumir. España no es solo sujeto paciente, también es agente... Nosotros hacemos críticas al mundo musulmán o a aspectos del continente europeo que nos gustan.

El problema catalán, como usted lo ha llamado, parece haberse apaciguado algo.

Los ciudadanos que vivimos en Cataluña estamos en una especie de desazón. Vivimos un momento terrible que fue 2017, ahora hay una división clara entre las fuerzas independentistas con colisiones fuertes entre ellos. Pero no se muy bien como acabará. Hay problemas tan graves como la guerra de Ucrania o la crisis que el catalán está ahí como aparcado en una esquina.

¿Cómo ve la desaparición de la asignatura de Filosofía de los planes de estudio de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) que ha aprobado el actual Gobierno y el acortamiento de los de Historia?

Hay unas contradicciones enormes porque las directrices del Gobierno central se ponen en oposición de las de las comunidades autónomas. La sensación es de desconcierto. Con respecto a la Historia lo que se ha hecho es priorizar la Historia Contemporánea por la obsesión de creer que todo, yendo ya muy lejos, empieza en 1898, y antes no hay nada. La historia de España así queda muy tocada porque la memoria se reduce. A mí lo que me preocupa es que esa memoria sea sectaria, de buenos y malos, que dice que los republicanos fueron maravillosos y los franquistas un desastre. Para eso no hace falta estudiar Historia. Lo peor es que vivimos tiempos de simplicidad total.

Un tiempo que no se parece a ningún otro, aunque digan que la historia suele ser cíclica.

Estamos en un momento peculiar en el que la Historia científica no existe y la hemos sustituido por una muy presentista, muy condicionada por lo más inmediato. Ahora mismo en el tema de Ucrania, sin ir mas lejos, nos dejamos llevar por el ternurismo lógico de las imágenes de los refugiados, de los bombardeos, de la sensación de tristeza del pueblo ucraniano. Pero nadie analiza a fondo la evolución de Ucrania, qué fundamentos tiene, si es que los tiene, la historia nacional de Ucrania. Eso no interesa, interesa solo lo emocional. Estamos viviendo tiempos de simplismo y de emocionalidad, en los que las emociones se desparraman.

El reduccionismo lleva a paralelismos capciosos como comparar este conflicto con la Segunda Guerra Mundial.

Claro, y estamos jugando con fuego y poniendo en juego una crisis bestial desde el punto de vista económico. El peso del mundo mediático es asombroso.

Por las redes sociales.

La sensación es de tener una angustia prefabricada enorme. Y que se mueve cíclicamente. Hemos pasado de la angustia de la pandemia, a la angustia del volcán de La Palma, ahora estamos en la angustia de la guerra. Solo se supera la angustia sustituyéndola por otra. Estamos a la espera de ver qué es lo próximo, pero lo que sí que le aseguro es que será angustioso.

¿Cómo será recordado Putin en los libros de Historia?

Se le ha comparado con Hitler, con Stalin... No sé si llegará a tanto. Depende de qué final tenga, si acaba asesinado o desplazado del poder.

La leyenda negra puede haber seguido viviendo. Por eso que se dice siempre de que España no tiene grandes líderes.

El gran drama de la leyenda negra es el fracaso del discurso positivo. Desde finales del siglo XVI hasta mediados del XIX todas las historias de españoles han sido escritas por extranjeros. Ha habido una incapacidad de crear un discurso que fuera antídoto del de la leyenda negra.

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