Carmen Godino Megía tiene 36 años pero supo de su talla con la edad de cinco. Llevaba una falda de pana roja que le encantaba y lucía con orgullo y alegría en el patio del colegio. Fue entonces cuando una niña de su misma edad le espetó: «tu no puedes llevar falda con esas piernas gordas». Desde los inicios de su infancia Carmen supo de su constitución corporal. De hecho, varios estudios demuestran que «las criaturas con cinco años valoran la delgadez, se ofenden con la gordura y pueden tener insatisfacción corporal e ideas sobre perder peso».

Ese episodio, sumado a continuos comentarios en casa y mil y un intentos de adelgazar con dietas que se vendían como milagrosas llevó a Carmen a ser consciente de que era una persona gorda. Por esto, ha recibido en su vida tratos irrespetuosos relacionados única y exclusivamente con su cuerpo. La discriminación por razón de imagen física y talla tiene nombre y se llama gordofobia.  

Esta periodista se encuentra con Carmen, ahora activista gorda en redes sociales (@estriadafatactivism) y con Bea Alma Martín (@beatricealmar), cantautora y activista gorda afincada en València. Es un día entre semana y las únicas dos mesas a la sombra de un bar refugian este encuentro del calor que estos días impregna cada rincón de la ciudad y empuja a la población a vivir bajo un ventilador. Suerte que corre el aire.

Las activistas apuntan lo difícil de conformar una identidad en la adolescencia cuando los colores oscuros, las prendas anchas y las opciones únicas llenan el armario

Hablamos de ir a comprar a tiendas de señoras con diez años de edad y de la poca (o inexistente) oferta de tallas grandes (aunque matizan que esto está cambiando). También conversamos de lo difícil de conformar una identidad en la adolescencia cuando los colores oscuros, las prendas anchas y las opciones únicas llenan el armario. De las relaciones sexo afectivas y vivirlas siendo gorda. De cómo a veces las parejas las ocultan, «no quiero que sepan que estoy con una gorda».  

Carmen Godina Megia y Bea Alma Martin son activistas contra la gordofobia German Caballero

 Gordofobia: «discriminación estructural sobre los cuerpos gordos, no tiene que ver con los complejos individuales sino con un sistema en el que solo los cuerpos delgados tienen derecho a la existencia. Los cuerpos gordos tienen connotaciones negativas y son mejorables, se espera que estemos en transición a adelgazar». Lo recita Carmen de carrerilla y enumera, además, las acepciones relacionadas a lo gordo: «pereza, falta de inteligencia, falta de erotismo, pero sobre todo, falta de moral». Bea completa que la gordofobia no la sufren solo las personas gordas, sino toda la sociedad. Si eres delgado tienes miedo a engordar y si eres gordo, te pasas la vida queriendo ser delgado por el estigma tan interiorizado.

"Los cuerpos gordos tienen connotaciones negativas y se perciben como mejorables, se espera que estemos en transición a adelgazar"

«Muchas veces damos pena o somos diana de mofa, por eso las personas que quieren ser tomadas en serio acaban adelgazando», dice la cantautora. Dictadura de la estética. Ese rechazo a lo gordo ha hecho que tanto Bea como Carmen no se hayan sentido en su cuerpo durante años. Y muchos. «He pensado que era un cuerpo en transición a ser delgado. Ahora veo que no». Tienen un mantra que podría definirlo todo y al que les ha costado llegar: «No voy a esperar a la delgadez para vivir. No quiero estar en la sombra».  

Nina Navajas-Pertegás, investigadora y profesora de la Universitat de València (UV),  está terminando su tesis doctoral sobre experiencias de vida de mujeres gordas desde una perspectiva feminista y habla de la estética, la moralidad y la salud. «Los prejuicios hacen que se cuestione la moralidad de las personas gordas, que la sociedad ve como un problema de salud y de falta de moral por no ‘autorregularse’».

En los últimos años han surgido en España movimientos de activismo gordo que denuncian la opresión de las personas con corporalidades grandes. De ahí nació la plataforma Stop Gordofobia y de ahí han venido las diferentes cuentas de redes sociales que han vuelto a poner esta cuestión sobre la mesa mediática. Sin embargo, no se trata de una lucha nueva. Navajas apunta que desde los años setenta se habla de gordofobia.

"No voy a esperar a la delgadez para vivir. No quiero estar en la sombra"

«Todos los movimientos de liberación empiezan con muros infranqueables», dice la especialista de la UV y lo corroboran Bea y Carmen. A las activistas gordas se les ha tachado muchas veces de hacer apología a la obesidad. De fomentar los cuerpos gordos y la «falta de salud». «¿Qué somos? ¿Un lobby? Yo no hago apología de nada por existir y mostrarme, no quiero estar en la sombra», añade Bea.  

¿Cuestión de salud o de canon estético?»

Estos argumentos se basan en el índice de masa corporal (IMC), que es la herramienta para identificar el sobrepeso y la obesidad en los adultos, que una vez sobrepasado se relaciona con la mala salud, por lo que en ocasiones las personas gordas son consideradas enfermas. La realidad es que «la salud no solo se mide por el peso. Hay mil factores que influyen». «No niego que la gordura es un factor de riesgo, pero no comparto que lo gordo sea enfermo. Gorduras hay de muchos tipos», opina Carmen.

"Imagina que damos por válido que las personas gordas somos enfermas. ¿Merecemos esta hostilidad social a la hora de encontrar empleo, acceder a sanidad, tener relaciones afectivas?"

«Imagina que damos por válido que las personas gordas somos enfermas. ¿Merecemos esta hostilidad social a la hora de encontrar empleo, acceder a sanidad, tener relaciones afectivas? Más que una cuestión de salud, lo que la sociedad ve es una repulsión estética», reflexiona Navajas, quien añade que los factores que condicionan la salud son muchos como la clase social, los vínculos afectivos y apoyos sociales. «El estrés de vivir en vulnerabilidad desde que naces por tu cuerpo también es insano», dice.

"Lo que es insano es la gordofobia y las consecuencias que pueden tener en una persona gorda"

Lo que está detrás de estos argumentos es «violencia estética contra los cuerpos», añade Bea. Carmen recoge el guante: «lo que es insano es la gordofobia y las consecuencias que pueden tener en una persona gorda que podría estar haciendo deporte, yéndose de fiesta o disfrutando de relaciones pero a quien se le corta todo eso basándote en prejuicios».  

Carmen Godina Megia, activista contra la gordofobia German Caballero

Las personas gordas «son a la vez visibles e invisibles». A eso le llama Nina Navajas «(hiper)invisibilidad», «visibilidad injusta». «No pasas desapercibido por tu tamaño pero a la vez eres invisible socialmente». De esto reflexionan Carmen y Bea en la mesa a la sombra de un lugar de València. «Hay una gran diferencia en cómo te trata la gente cuando estás más delgada», apunta Bea. «Cuando más delgada estaba es cuando más presión sentía con mi cuerpo. Estar gorda me daba cierta libertad», explica.

«Hay una gran diferencia en cómo te trata la gente cuando estás más delgada»

Carmen añade que a los momentos de más delgadez, más comentarios positivos. «No vuelvas a estar gorda, tienes que caber en el vestido» o «¡estás estupenda!». Bea reconoce algunas expresiones: «Con lo guapa que eres de cara, qué pena que estés gorda». Nina Navajas teoriza estas realidades. «A veces el estigma se expresa por la ausencia de expresiones positivas, que solo se escuchan cuando alguien adelgaza». Con todo, una persona gorda adelgazada «nunca va a ser una persona delgada, tienen esa presión encima y las opiniones de la gente sobre un cuerpo», sentencia Navajas.  

Bea Alma Martin, activista contra la gordofobia German Caballero

El camino es respetarse y abrazar la diversidad corporal. El discurso de «quiérete a ti misma y se acabarán los problemas no funciona, tú no puedes solucionar la causa de tu opresión, pero sí tener respeto a la casa que habitas», dice la investigadora. Hay que situar el problema fuera y no dentro, es un conflicto colectivo que no se soluciona de manera individual, según la experta.

Bea y Carmen reconocen que el feminismo les abrió las puertas a respetarse. «La primera gordófoba eres tú, tú misma no te imaginas que haya gordas orgullosas», dice la cantautora, que participa esta semana en unas jornadas sobre gordofobia y violencia estética en Tenerife, donde canta su canción adaptada «por un beso de la gorda».

"La primera gordófoba eres tú, tú misma no te imaginas que haya gordas orgullosas"

Asimismo, llama a la necesidad de aumentar los referentes de personas gordas que sean protagonistas, no sean la amiga gorda, amorosa, tímida y buena persona. «Aceptemos que somos. Hay cuerpos de todas las formas». Carmen critica que las lecciones «superiores moralmente» a los cuerpos gordos tienen más de «estética que de salud». Y eso, precisamente, se ceba con las mujeres. Violencias.

«La gordofobia nos atraviesa a todas. El respeto tiene que estar por encima de todo, a ti misma y a todas las corporalidades, que son y que serán». Bea y Carmen han transitado muchos momentos en el camino de aceptarse tal y como son. Y han entendido que «se puede vivir siendo gorda y llevarlo con orgullo». Y también se puede tener una vida plena, entretejida con afecto, goce, belleza y alegría. «Cada vez me veo más bonita», acaba Bea, que se levanta para pedirse una limonada con reflejos de hierbabuena.