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Air Nostrum cambia de dueños

Un negocio muy fértil

El Instituto Valenciano de Infertilidad, reconocido mundialmente, es también una máquina de generar beneficios para sus propietarios

Remohí y Pellicer. levante-emv

Antonio Pellicer y José Remohí siguen atendiendo personalmente a sus pacientes en la clínica del Instituto Valenciano de Infertilidad. No han abandonado su labor asistencial pese a que copresiden una verdadera multinacional de la reproducción asistida en la que trabajan cerca de un millar de personas y que se extiende por siete países.

Desde su fundación en 1990, el IVI ha acumulado galardones y reconocimientos de talla mundial en paralelo a su progresiva expansión. En 1995 recibió el Premio Importante de Levante-EMV tras haber conseguido el primer embarazo del mundo a partir de semen congelado de un hombre inicialmente estéril. Desde entonces, el crecimiento ha sido imparable. Hoy cuenta con 23 clínicas en España, Argentina, Brasil , Chile, México, Panamá y Portugal.

Se estima que un 10 % de las parejas o personas en edad de reproducción tienen problemas de fertilidad. La base del éxito del IVI reside en primer término en su capacidad de generar tasas positivas de fecundación, de las más altas de Europa, según el propio centro. Hacen gala de haber contribuido al nacimiento de más de 55.000 niños en sus más veinte años de vida.

Pero el IVI ha demostrado también ser una empresa muy eficiente y con una excelente capacidad para desarrollar políticas de mercadotecnia y de su imagen corporativa. Es un foco de atracción de parejas procedentes de países en los que existen trabas a los distintos tratamientos de reproducción asistida que ofrecen las clínicas del IVI. El año pasado 1.678 mujeres extranjeras recurrieron a los centros del Instituto en la Comunitat Valenciana convirtiendo a la autonomía en destino preferente de turismo sanitario reproductivo.

El éxito empresarial del IVI, un centro de capital estrictamente privado, ha enriquecido a sus propietarios. La compañía es una verdadera máquina de generar beneficios para sus dueños. No de otra forma se entiende que a partir de su accionariado se haya configurado la base de un grupo inversor capaz de pujar y hacerse con la aerolínea regional Air Nostrum, hasta ahora en manos de parte de la familia Serratosa Luján. Es cierto que el consejero delegado de la compañía aérea, Carlos Bertomeu, lidera la operación, pero también que parte del patrimonio que ha servido a éste para financiar la compra procede de los rendimientos del 5 % de participación que tiene en el IVI.

El resto de la propiedad se concentra en manos de Antonio Pellicer y José Remohí. El grupo asegura facturar una media anual de 130 millones de euros a través de su red de sucursales. La actividad de la compañía incluye también la investigación y la formación. Las cuentas de la matriz (Equipo IVI SL) reflejan unos beneficios acumulados de 52,3 millones de euros entre 2009 y 2012. El ejercicio de 2011 fue excepcional, con un resultado neto después de impuestos de 27 millones.

Los «magos» de la fertilidad llevan tiempo tratando de diversificar sus negocios. Con Bertomeu ya crearon la firma Equipo de Gestión Sanitaria, para optar a procesos de externalización de servicios sanitarios públicos. Ahora se han embarcado en un negocio de altos vuelos no exento de riesgos como es la compra de una compañía aérea regional que seguirá en manos valencianas.

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