Tener que encender todas las máquinas para poder seguir teniendo tu negocio sabiendo que, esa acción, está poniéndolo en peligro debido al alza de costes. Esa es la situación que afrontan muchos panaderos valencianos desde hace meses cuando, especialmente tras el inicio de la guerra de Ucrania, comenzaron a ver cómo los precios de materias primas y la energía se disparaban sin control.
"Desde enero hemos sufrido una subida de los costes energéticos que oscila entre el 25 % y el 40 %". Son palabras de Enrique Soriano, propietario del Horno Calle Mayor en Moncada, sobre una situación que le ha hecho casi duplicar su factura, pasando de pagar "700-900 euros hasta llegar a los 1.200 que estamos pagando ahora". No es un caso único.
Como explica Marisa Pomares, dueña junto a su hermana Mariló de otros cuatro hornos -tres en Moncada, entre ellos el Forn Quatre Cantons, y uno más en Meliana- "la factura de la luz ha pasado de 1.500 euros en enero a 4.200 euros, e incluso hemos llegado a pagar 5.000". El gas tampoco ha dado tregua. "Pagábamos 800 euros y ahora son 2.500 euros", añade. Y no hay nada que puedan apagar porque "todo debe estar funcionando para poder realizar nuestro trabajo: congeladores, amasadora, fermentadora, etc."
Esta circunstancia, además, se ha producido mientras se disparaban los precios de "materias primas imprescindibles para la elaboración de nuestros productos", explica Julián García, propietario de Panadería Julián García, en Requena. Los incrementos, coincide Soriano, han sido de "un 30 %" en alimentos tan esenciales y fundamentales como los huevos, el aceite o la levadura. "Tenemos una ventaja diferencial sobre nuestra competencia y es el producto artesanal", destaca el dueño del local montcadí, que ve cómo el alza constante de estos costes está haciendo "peligrar el negocio". "No sabemos cuánto tiempo podremos aguantar", enfatiza en esta misma línea Pomares.
Las subidas, no en vano, no pueden repercutirlas en los consumidores. Como señala Julián, "nos lo hemos quitado de nuestros beneficios hasta que la situación se estabilice", una realidad en la que también coincide la copropietaria de Forn Quatre Cantons, porque "estaríamos colaborando en esta espiral de inflación en un bien de primera necesidad".
Ayudas para el sector
Por ello, desde la Federación Gremial de Panadería y Pastelería (Fegreppa) de la provincia de Valencia piden "el apoyo de las entidades de ámbito nacional y autonómico" para que se impulsen medidas que contrarresten esta situación. En esta línea la patronal del comercio Confecomerç, de la cual Fegreppa es miembro, reclama "ayudas directas y complementarias" a la Generalitat y las Diputaciones para "actividades comerciales con una dependencia alta de consumo energético" como las panaderías o pastelerías.
Por su parte Cepyme, que aglutina a todo el tejido de pymes españolas, solicita que "se desligue el coste del gas natural de la formación de precios en los mercados mayoristas de la electricidad" y fijar un tope al coste del gas.
Formación pese a la adversidad: Pese al contexto actual, para garantizar la continuidad de la panadería y pastelería más tradicional, Fegreppa remarca la importancia de “apostar por una formación cualificada” en un sector que resulta “imprescindible para los entornos urbanos”. En esta línea Enrique Soriano asegura que para garantizar el relevo generacional -en su caso su hijo ya se encuentra dentro del negocio- hay que “potenciar las escuelas de formación especializada para poder recuperar los oficios que son parte de nuestra tradición y artesanía”, visión que comparte Julián García, que señala que desde Fegreppa se está impulsando “que los jóvenes aprendan el oficio y sean los trabajadores y empresarios del futuro”.
